Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

jueves, 28 de marzo de 2013

Acabo de leer esto

"ALERTA Corea del norte realiza movimientos hostiles con misiles tácticos hacia Corea del sur, EU afronta con defensa, posibilidad de ataque nuclear no descartada, pese a que no ha habido un ataque directo las tensiones siguen, espero no sea la víspera de una guerra ..."

Hace tan sólo 4 años una persona que solía conocer me había advertido de esto.

martes, 26 de marzo de 2013

La cita



Creo que no te acuerdas mucho de lo que he dicho, ¡¿y cómo?!, tu mente se satura de todas esas lecciones primigenias donde el entendimiento del hombre no era hacia las cosas sino al propio entendimiento, el uróboros más literal de las complejidades existenciales; sólo lecciones en la Salpêtrière como Charcot cuyos hallazgos de la histeria le dieron influencia a Freud (ah porque el mundo escucha Freud y Freudiano se vuelve el mundo, y antes de Freud hubo más, más procesos psicológicos que no se centraban en lo más primitivo del hombre, y ahora no, ahora el marco teórico para literatura, cine o arte; el autor, el personaje y el lector, es el psicoanalisis freudiano y tá tá), siempre lo criticaré siempre, porque irremediablemente le veo como el espejo de muchos otros y lo proclaman como esto o aquello, o más bien me iré como Grünbaum a restregarle lo que es falso que como feminista por decirme hombre sin falo.

Hace rato probablemente me acercaba al borde del vidrio del carro viendo precipicios de cemento y en sus profundidades un modesto cementerio, esperando de manera paciente pero de consciencia frenética verte; sabes que te extrañaba, que extrañaba la anchura de tus brazos rodeándome, presionándome con tal fuerza para apenas respirar, ese entusiasmo tuyo que me hace fe a las amistades y a que las distancias no restan cariño.

Llegué temprano aquella vez, me deslicé del auto, por las puertas de cristal verde hasta adentrarme a algo que llevaba meses sin ver, sí, un centro comercial. Y es que todo aquello que se hace de manera cotidiana le resta belleza y cadencia a las cosas, las cosas más sublimes tienen la especial característica de que sólo se prueban una o dos veces, y dos es demasiado. Veía a las personas caminar, todas en esa misma sintonía y yo perdida totalmente caminando hacia un lugar fuera de esa marea de gente; si tan sólo supieras todo lo que hice mientras esperaba te darías cuenta que le di la vuelta y regresé en esa hora u hora y media que esperé. Entré muchas veces al baño, me di vuelta por todos los estantes de la tienda viendo agendas, materiales, buscando a Serrat y a Sabina, que para mi sorpresa ni siquiera el género lo tenían, buscando después a Dylan para sólo encontrarme con Rihanna y esos discos que decoran de diferente manera pero que venden lo mismo, como una edición especial de los Beatles. Naturalmente no había nada que comprar. De ahí me pasé hacia las tiendas de Chácharas, chácharas multiplicadas en barriles y cestos de mimbre, baratijas que sólo se lucen una vez -también son sublimes y bellas, son de fantasía- caminé sin mucho ánimo y enfrente del cine me detuve un rato para ver al hombre de metal realizar su acto, el de "no-me-muevo y me pagan por moverme", la atracción más simple, ningún humano es capaz de detenerse a ver algo que no se mueva, se aburre, lo insta a rotación y traslación y por ello pagan. 

De ahí esquivé algunos proveedores de panfletos, dos o tres que promocionaban descuentos y dos muchachos de buen ver que vendían telefonía celular, si de esas que se dan como en la caja de cereal, llegué finalmente a la plaza de comidas viendo sólo espejismos y sombras de un añejo y febril recuerdo, ese donde me encontré sentada con el alto cuervo de ojos negros, ese donde me dejó pagar sola a mí (imbécil dirás tú), ese donde nos sentamos afuera en una banca de color granate y el me hablaba de masonería, de su familia, de porque una salsa de catsup era la ferviente muestra del racismo o nazismo alemán "todavía existente". Miles de secretos en productos y marcas de cigarros que muestran a un hombre de color, a un latino y a un judío colgados por el cuello. Todas esas historias fantásticas que alguien con los secretos como los de él siempre tenía para contar y terminaban con "no le cuentes a nadie o me colgarán".

Fuera de eso, ese momento en que decidí que todo acabaría con él, fue cuando lo vi tan ensimismado con su uniforme de basketball, su mochila y mi nombre rayado en ella después del de su ex, ese día que parecía más abstraído en que me di cuenta que ya no era su obsesión. Después de quedarme un momento así paralizada recordando me regresé por donde vine, y nuevamente me distraje con los estantes de la tienda y justo en el momento que salía de ahí, caminabas veloz directo a buscarme de donde me encontrara, hasta que nos vimos, te acercaste a mí y me abrazaste como si fueras a besarme, y yo te recibí tan fríamente con un abrazo... directo acercaste tu boca a la mía y yo la había quitado... ¿por qué? te desconcerté, fue porque habíamos dicho que seríamos amigos y me estaba comportando como tu amiga.

Durante el transcurso de ese momento me viste, me diste la vuelta, reconociendo algo de mí que fuera mío y más que mío: tuyo, no sabíamos que pedir así que lo más simple fue la ordenanza de un par de hamburguesas con papas y en tu caso soda y en mi caso té.

Nos sentamos, te sentí triste, triste que me acomedí a no hacer más caso a la decisión y a besarte para que me hicieras esa sonrisa que siempre tiende a cerrar los dientes, abrir los labios y fruncir los ojos, esa misma que me ha fascinado desde siempre; continuamos normal, platicando normal, y una vez que nos fuimos y que empezaste a sentirte mareado y nos sentamos en el sillon... ese momento en que me abrazaste y sentí tu respiración pesada supe que estabas llorando... ¿llorando por qué?... pensabas que te iba a decir algo "estoy saliendo con alguien más", "ya no me gustas", "quiero alejarme de ti", todo ese acto por un pensamiento que te infundía en ese momento y no, la realidad es que no.

El momento entre lo que parecía este problema, mis dedos secando tus mejillas, mis besos anunciándote algo más simple: somos amigos.

Después de eso, de llegar a tu carro, de recostarnos un rato, de sentir tus manos en mi vientre, las mías en tus brazos, después de toda esa tarde... de dejarnos de palabras para entrar en lo que expliqué al inicio lo más primitivo, caricias, miradas y actos, comprendiste que no me estabas perdiendo.

Creo que no te acuerdas, pero debes saber que ya lo había dicho antes, tú no vas a perderme, al menos no tan fácil.

Ahora en este momento que ya ha pasado tiempo, me detengo sobre un vidrio más frío, sobre una consciencia que no ha salido aún fuera de su casa desde invierno, desde esa necesidad corporal de dormir y de leer, de dormir y de comer y de dormir sobre dormir, sobre la cetrina sensación de un fátum o sino nada cordial con mi corazón; me detengo, porque para todo lo importante hay que detenerse, y pienso en todo lo que he ganado a partir de nosotros sin haber sido nada.  Como dijera el italiano Giovanni Papini, este destino no reinaría sino fuera por nuestra complicidad y por nuestra voluntad, algo que explícitamente siempre le recuerdo a todas las personas que reciben su destino  a partir de la lectura de la mano o de la revelación de una vida por arcanos. No existiría el destino sino contribuyéramos a él: de acuerdo. Y hay que pensar en eso y en aquellos escapes de esperanza o de instinto que la vida guía, y lo pienso ahora que leo la noticia del terremoto en Turquía  y de aquella mujer con la espalda destrozada y el cuello roto protegiendo sobre una frazada bajo escombros del edificio en el que vivía, a un niño, un niño cuyo mensaje le acompañaba en un celular: "Si puedes sobrevivir, tú tienes que recordar que Te amo"...

Si tú puedes sobrevivir a lo que yo sobrevivo diario, entonces ojalá recuerdes que Te amo.

C'est tout

jueves, 21 de marzo de 2013

Supongo...

Supongo que intenté hacer las cosas bien y creo que terminé haciendo absolutamente todo mal.

Ojalá esto acabe pronto.

Por lo pronto quiero avisar que "Versos Sumergidos" se encuentra cerrado al público porque hay muchas transformaciones que hacerle y porque creo que esa chispita que estaba buscando para inspirarme no se logró del todo y espero mejores tiempos para recuperar ese tipo de ideas, probablemente en algún futuro. Sin embargo a su disposición seguiré aquí presente para ustedes y quería de una vez invitarlos a la siguiente convocatoria:

"ATENCIÓN ESTIMADO PUBLICO:

La siguiente dinámica en su amado blog "La Luna y Su Ombligo" se trata de que dejen preguntas para que cada uno de los autores las contesten, pueden ser cualquier tipo de preguntas y se seleccionaran las más originales para ser publicadas con su respectiva respuesta.

También puede hacer una pregunta a un autor en particular (Cecy, Martha, Jéssica, Alejandro, Beto o Míkel), nomás especifique a quién.

Anímese a preguntar estamos dispuestos y nos interesa interactuar con ustedes, les agradeceremos mucho su participación!

Convocatoria abierta del 22 al 29 de Marzo"

Son bienvenidos a participar a través de este enlace: La Luna y su Ombligo

Esto es todo por mi parte, se acercan mis vacaciones y ya las ansío tanto, necesito dormir.

miércoles, 20 de marzo de 2013

El sonido del exilio


Las vías del ferrocarril lo llevaron escondido,
partido a la mitad, dividido entre si mismo,
más vacío, menos importante que el sonido
de las multitudes en una riña sin dominios.

Tan profundo como el dolor guardado;
vuelan mil agujas atravesando el cielo,
siento las rodillas débiles cayendo al suelo,
espaldas rotas inundan mis caminos.

La vida se lo había llevado callado,
apenas y respiraba ayer en mi oído,
lo sentí tan vivo, tan dentro mío,
y era una valija perdida de naufragios.

Golpeó tan fuerte como pudo,
la pelvis rota, el coito infortuito,
el dolor, las blasfemias, ningún olvido
y cientos de sombras en el armario.

Tomó tan fuerte las decepciones sin hielo,
el vómito le saboreaba la lengua e
hizo cuanto quiso con mi vergüenza,
hasta volverse una especie de penoso retablo.

Anónimo, imputable, mi desquicio,
le he dado mis tristezas y locuras,
odios reservados y cien excusas
y aún la calma foránea no consigo.

Cruzo las manos sobre mi pecho vencido,
cierro mis ojos, yo ya no respiro,
susurro a mi corazón, apaga tus latidos
y escucha el sonido del exilio.


domingo, 17 de marzo de 2013

Maniobras de vigilia


- Los estudios de  Seyle con posterioridad  llevaron a plantear
que el estrés es la respuesta inespecífica a cualquier
demanda a la que sea sometido, es decir que el estrés
puede presentarse cuando se da un beso apasionado. 

Siento que se convirtió en el Burnout de mi vida, un cartógrafo bastante peculiar y ansioso, músico de tiempo completo, amante de medio tiempo y amigo de turno nocturno. Paseño como tal que vive creciendo a velocidad neutrina - qué por eso mismo digo yo, siempre lo sentí más maduro que yo misma a pesar de su joven edad-, era casi tan paseño como el Teniente William Brown McIlvaine III que a sus 24 años de edad pereció una mañana del lunes haciendo maniobras aéreas; pero con ese toque clasista, recto y hasta fidedigno de un mexicano, o mejor dicho un Juarense consciente y preocupado. El también había chocado alguna vez haciendo maniobras pero maniobras de vigilia a medias, sólo que el no pereció, sino al contrario, se le devinieron tantas cosas como estrellarse contra muros de cemento que simplemente ya nunca durmió igual, sus problemas que tal vez había guardado de forma férrea, se habían exteriorizado más que antes.

Hoy escribe por supuesto, tiene empleo aunque sea de la universidad, tiene novia talentosa (una guitarra con la que acompaña sus travesías más oscuras, entornos de sombras, riscos de suicidas, profundidades abisales donde las peores pesadillas siguen dándole ese aspecto desvelado y casi enloquecido), es también un asesino - algo que nadie nunca se imaginó, ni yo misma lo esperé. Una noche de hace unos días se cegó de furia con una noticia que aunque no diga, él quería sentir que lo esperaba y sabía que sucedería algún día; entonces todo ese tiempo fue la larga espera de lo inevitable y también inadmisible, estaba furioso, la sangre le hervía sobre una sien confundida y tan dura como loza, le palpitaban las manos, algo necesitaba para desencadenar una reacción que lo consumía conforme cada minuto pasaba, no sé si la tomó por el brazo o por el cuerpo, pero ahí mismo la arrojó al suelo y la pisoteó como nunca, como eso que tanto tiempo deseó hacer con alguien más y no hizo por caballero; una vez pisoteada la inspeccionó con detenimiento sardónico, frustrado y apesadumbrado al mismo tiempo, la vio, notó su calidad de vieja, de falsa, la tomó esperando encontrar en ella algún fragmento de bondad, de piedad hacia su persona, un aspecto que le dijera que no estaba siendo ruin y ruin no era sino que le remordía sentirse tan mal como para asesinarla así, pero la vio, la vio tan falsa, tan puta o tan traicionera,  que simplemente ya no quiso reconocer nada bien dentro de si mismo y su pasado; yo me encontraba a kilómetros de distancia en un ordenador y estuve ahí cuando sucedió, al igual que la resbalosa, y sé muy bien que al igual que otras se enteraron y por ello sé ciertamente que lo que dije no ayudó en nada; desde hace meses lo que le digo ya no le sirve demasiado porque aunque él lea esto y diga que no es verdad, sabe que es verdad, sabe que ya no puedo darle esa calma completa como antes y sabe también que ya no hago esa diferencia, por eso me he cansado de hacer en él una diferencia. Sin embargo insiste en escucharme porque al menos existe en mí esa parte conciliadora con respecto a situaciones médicas - eso hago o eso intento-. 

Finalmente ese día terminó con ella, y todos esos restos desmembrados los escondió en una bolsa negra que en los albores del día siguiente tiró con suma cautela en un bote de basura frente a su casa, razón por la que llegó tarde a sus clases de la mañana. La sensación no fue liberadora por supuesto pero si algo había logrado en él, es que eso poco que era remordimiento, ira, frustración y desambiguación no lo consumiera por completo. 

Se volverá cínico, sí, desconfiado, seguramente, ¿alguien podrá cambiar eso en él?, no, pero él sabrá por sus propias maneras cambiar ese estilo de vida que lo traerá dando vuelcos entre dudas y resabios profundos. Entre lágrimas de angustia por el futuro.

Un día en tiempos futuros volverá a España encontrando esa parte de la vida que tanto lo maravilló hace años, ese lugar que había sido el tiempo entre nuestro primer avistamiento y el reencuentro unos meses después. Yo creo, espero, estar hurgando seguramente entre les mystères de Saint-Emilion, le vin et son éponyme, et un peu de solitude et les mots plein de dépression. Pero esas son cosas que suelen ser en la vida real sueños proscritos. 

A veces lo veo a través de las fotos, prefiero hacerlo cuando aún no se ha conectado, me da la seguridad de que no sabrá lo que he estado pensando o sintiendo cuando veo al mundo y cuando no me veo a mí; a saber que las personas impactan de tal manera que los cráteres que dejan siempre existirán como piedras de granito sólido que el viento y el fuego jamás podrían deshacer, que ninguna otra dicha nueva podrá sustituir, y que por supuesto aquellos detalles y factores que determinan un cariño sincero jamás podrán demostrarse de la misma forma. Piense lo que piense, reconozca lo que reconozca estas mismas cosas seguirán siendo igual, tal vez ha batallado más en darse cuenta de eso, no es reclamo, es reconocimiento de las facultades del ahora que nunca se han borrado, quemado o suspendido en una destrucción de amnesia negra.

Debería aún así pensar en las muchas cosas que hicieron de su pasado una aventura y una feliz travesía, aunque por ahora sean sólo el espejismo profundo y apócrifo del pasado.

martes, 12 de marzo de 2013

Acuérdate



Mientras desnudo el ruido de mi mente,
saber que estás ahí me hace más fuerte,
y en la distancia de este mundo incierto
yo saludo a mi suerte.
VM


Puesta en tus manos donde me guardo,
en tus ojos donde cayó mi vientre,
en tus palabras un 23 de diciembre,
en ti todo lo hecho que tengo por logrado.

Pongo en ti los espacios apretados
los horarios insanos y los días sin verte,
en ti mis dichas, la deuda por agradecerte
guardar mis secretos, darme tus cuidados.

En ti las veces que sonreí y sentí que vivía,
en todo lo que me conquistó sin esperarlo,
un alma que sufría, un corazón despadazado,
se sanaron al cariño que darme querías.

Que alegría, sentí después de tanto daño,
que alegría se fueron los días conversando,
y al poco tiempo que me iba levantando,
me olvidaba de mis propias desdichas.

Esos días cantando, la ansiedad destructiva,
el estrés, el desvelo y los agravios,
desvíos y vicios, se fueron marchando
desde aquella noche que salvaste mi vida.

Si me mirabas, o me habías escuchado,
lejos de embelesarme con eso y tus melodías,
esos labios, esa sonrisa, en mi alma incidían,
y fueron lo que me motivó a quererte tanto.

Me motivó, saber que tenías pasado,
que en algún punto un vacío sentías,
que inconclusa una herida, en ella existía
un dolor constante que te tenía temblando.

Gracias fuera lo que fuera que fue
que llegué a conocerte tanto,
gracias por las veces que me hiciste feliz
cuando quería seguir llorando.

Mi héroe de otoño por siempre,
mi cómplice, mi ser amado
mi mejor amigo, mi aliado,
la persona que me enseñó a ser valiente,

No habrá tiempo suficiente
no tendré tanto para agradecerte,
pero si algo mío ya tienes pagado
es ese amor que me nació con tenerte.


Arena


Quiero un tiempo, uno que me resista,
uno que no se esconda bajo el tizne del cielo,
uno que sobreviva a las complicaciones sociales,
que destierre las guerras con fines suicidas,
ese tiempo que despeje la niebla y sus celos.

Un tiempo que no se oxide, que olvide las prisas,
el tiempo que no lee epitafios en el cementerio;
el movimiento aparente, detenido a pasos parciales,
me lastima, me hiere, me está matando por dentro
y por fuera, por fuera sonrío a las personas queridas.

Las abrazo, ni pienso en perderles, ni pienso en tenerlas,
porque si algo aprecio, aparece el tiempo y se lo lleva,
y me lleva con ello un miedo que me parece inmenso,
el terror por lo cierto, lo real, porque la noche que intimida,
porque no puedo sentir nada tan mío, porque nada fue mío.

El tiempo me puede con su tormenta asesina
¿cómo puede desteñir lo que ayer parecía nuevo?,
qué tan pronto aparecen los restos de muros destruidos
y al día siguiente la memoria olvida la vida, olvida
y con su lluvia borra todo rostro, lo esconde
con los terrores de anoche, anoche que yo no dormía.

La publicidad anuncia siempre el día de mañana,
pero sus viejas poesías me hablan de inviernos enteros,
de viejos mamotretos, cuartos fríos de nostalgia vivida,
de espantosas escenas, de ruinas y de vinos añejos,
¿de qué me habla la vida si no es esa cruel sustancia perdida?

No quiero vivir, no puedo vivir pensando en esto,
porque se me hunde en la médula del hueso
la espina de que pude tener en el corazón la alegría,
la espina retorcida que hoy es un recuerdo,
la idea de que todo se desvaneció en las arenas del tiempo.



jueves, 7 de marzo de 2013

Una elección


"No hay razón para sufrir.
La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges.
Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida.
Lo mismo es aplicable a la felicidad.
La única razón por la que eres feliz es porque tú decides ser feliz.
La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento"
Dr. Miguel Ruiz
Marzo 2013
Hospital  General de Zona Nº 6
Lic. Benito Juárez



martes, 5 de marzo de 2013

Sosteniendo lo que no se debe


A veces su nombre hace eco a mis notas,
lo visito frecuentemente queriendo saber
si encontró una manera de ser feliz, si todo está bien,
si sigue sonriendo aunque sea a sonrisas cortas,
si sigue amando la música más de lo que le gusta la gente,
si sigue sintiendo un odio por todo aquello en que se convierte;
saber si su realidad se ha instaurado,
si piensa en mí, aunque evidentemente no deba.

A veces me pregunto por frágiles cristales de memoria,
por encuentros fortuitos que en mi imaginación se pervierten
en recovecos de mis sentidos de angustia y de congoja,
y aún me pregunto hacia donde todo esto trasciende. 
No le encuentro sentido a las sombras de mi cuarto,
ni a los fosfenos iridiscentes de las figuras que se impactan,
de las sensaciones rugosas de mi frente o rigurosas de mi mente,
no tienen sentido alguno mis cicatrices ni su historia.

Pero constantemente me pregunto sobre mi suerte,
y veo con tristeza cuando Helios desciende,
cuando Selene mira con extrañeza mi mundo,
cuando llueve, y camino como si te buscara
sabiendo de antemano que nunca más estarás,
¿quién le da felicidad a algo que constantemente se muere?
¿quién dice que se suplantan las ideas y se sanan las heridas?
¿quién dice que lo sucedido ayer no sucederá al día siguiente?

A veces me lo cuestiono con demasiada insistencia,
vivo de lo que impacta, de lo que quiebra, de lo que duele,
y malamente, malsanamente insisto en remedios
para una fiebre que ya había culminado, que ya había herido,
que ya había marcado, tirado un mensaje a buzón y dicho
que la vida es sólo ese incierto paso siguiente.
Qué la vida es un pedazo de canción mal dicho
que se corregía con la nota subsecuente.

Así es como me haces vivir, así es como yo quiero seguir,
saber que estás por allá sobre tus bases secretas y viejos misterios,
sobre el olvido permanente y las venas rotas que no lloran al verte,
sobre las golondrinas muertas, sobre techos cáusticos y calles inertes,
en las luces encendidas del ciclo de una noche que tengo presente,
en faetón incendiando la tierra, en distancias largas, en cartas que hieren;
observo las sombras de las personas, sus sonrisas y pienso
en el granel de todas las cosas que escapan por tenerte en mente. 
 *