Empezábamos siempre con Fisiología,
Con nuestra profesora y su vena facial,
Con sus ademanes y gestos la nutrióloga,
Nos hacia fácil aprender sin batallar.
Pregunto entonces ¿qué llevamos aprendido ahora?,
¿Te acuerdas de alguna ley del gas,
Te acuerdas de la presión osmótica?
Yo no recuerdo nada de nervios para atrás.
Ella era Norma Reynoso,
Si, la de presentaciones en power point
¿Las habrá subido todas de un jalón?
Yo creo que no.
Viene a mi mente la vida en laboratorios,
Desde la difusión, los instrumentos todo,
Hasta la disección de los pobres conejos,
Mas que bello resulto el potencial de acción.
Desde la solución en agar naranja y verde,
Hasta la potenciometría y las medidas en concentración,
Pero yo digo ¡¿cuál concentración?! ¡Mas la suerte!
De que no preguntara Rosales ni preguntara la doctora Portillo.
Y pienso en los aquellos exámenes singulares
Con la desagradable confusión múltiple,
¿Era A o B o ninguna de las anteriores?
La B – A, método excluyente de las razones,
Sacar una moneda al aire y adivinar al azar.
Pero eso sí, Histología nos ajusticiaba,
Porque para saber de nanómetros y medidas,
Se nos olvidaba el diámetro o las micras
De los componentes del plasmalema celular.
Geneser debería ser incinerado vivo,
Por traernos un libro confuso y remilgos
De un profesor que nos preguntaba a capricho
Si estudiamos, cuánto tiempo y si leímos.
Con sus tablas estadísticas y sus promedios,
La postura recta de un medico naval,
Con sus bolsas bajo sus cansados ojos rojos
Exigiéndonos dormir tres horas, no más.
Entonces aquí tenemos a Urrutia,
Que me recuerda al cadete Juan Escutia,
Con su intransigente postura militar,
Y ese interés inherente en la política.
No me quejo mucho de él francamente,
Sus consejos fueron buenos,
Hablan de la realidad directamente
De aquello en lo que nos convertiremos.
El laboratorio de Histo fue una fascinación,
Observando laminillas de Tejido Conectivo,
Timo o células caliciformes del tracto respiratorio,
Todo era bello, desde glándulas de tipo mixto
Hasta las tubulares y los acinos.
Interesante las células de Purkinje,
La sangre y los fagocitos profesionales,
Las CDK, las integrinas y las transportadoras,
Las dendríticas, fibroblastos y las hormonas.
Por eso felicito al profe Herrera,
Bueno explicando lo que nos da guerra,
Más simple que ver lo que exponían,
Mejor que aquellos que leían.
Entonces llega la hora libre,
Correr a la biblioteca a sacar copias,
A estudiar, sacar libros de anaqueles
Y dormir en cubículos sobre la alfombra.
¡Victoria si encontraste Ham,
Si encontraste a Latarjet o Geneser,
Que escasean los libros por doquier,
En especial si los esconden y no los suelen dejar.
Así somos aquí los médicos, aquellos de blanco
Los del uniforme de Leucocitos,
Pero les confieso solo somos medicoblastos
En formación para ser medicocitos.
Médicos no se quieran creer Dioses,
Porque somos las manos de Dios en la tierra,
Si contra la muerte queremos correr veloces,
Te recomiendo estudio, y lectura siquiera.
Entonces llegan las Once,
Lunes, martes y miércoles
Teniendo clase con Borrego Ponce,
Esa era la Biomuerte.
No hace falta decir más,
Un hombre canoso y aburrido;
Los debates eran lo más divertido,
Exasperante era verlos pelear,
Entre ingenieros químico-biólogos
Y nosotros los médicos.
Era sobra decir quiénes éramos más.
Pero eso si laboratorio en Facebook
Más que en Excel haciendo graficas por computadora,
Más que enviando trabajos y tareas,
Con esas formulas de probabilidad y la sumatoria.
¿Qué es la Bioestadística?
Una vez que llegaron a preguntar,
Es simple, 1 + 1, no hace falta aclarar.
Que coraje que la clase demorara en acabar,
Porque era salir corriendo de B a S
O salirse y ver al profe rechistar
Solo porque nadie asistía a su clase.
Pero la culpa es de Gabino
¿Qué no entiende lo que es un retardo el muy divino?
Entre educadores y alumnos,
Exponer con él era un recurso fortuito,
De que estuviera de buenas o malhumorado.
¿Cómo adivinar de quién sería el acetato,
Si de Latarjet, Netter o Quiroz?
Era ir a la biblioteca y buscar en un rato,
Los libros que han dejado regados por todos lados.
Gabino fascinado de la vida,
Cuando nos dice ¨me encanta¨,
Levanta una ceja y nos mira
Con el chiste en la garganta.
Si se frustra, nos abandona,
Y no le pidas perdón, que él no perdona
Nuestra bendita ignorancia
Y la flojera de sobra.
Así nosotros consultamos
A Quiroz, Yokoshi y Netter,
Y a nuestra inteligencia insultamos.
¿Cuándo 1+1 se nos da entender,
De que el resultado es lo que imaginamos?
Cambiamos el sujeto anatomico,
Quitándole y poniéndole músculos,
Aprendiendo mnemotecnias muy astutos
E investigando con carácter metódico.
Esa es anatomía de una a tres,
Donde nuestro rancho crece en estrés,
No, el Farm de Facebook, como crees,
Cuando en receso buscamos al de los dulces,
Para que con Glucosa despierten las neuronas,
Si esas dos neuronas que ponemos a twitear,
Pero pobre de nosotros si alguien cae en la modorra,
Que lo sacaba y muy molesto regañaba
Que nuestra falta de entusiasmo y visión eran una deshonra.
¡Ah que bella la clase en el anfiteatro!
La clase de disección que con Elsa era un cielo,
Teníamos un cuerpo disecado muy bueno,
Con el triangulo de Petit, la cisterna de Pequet,
Y un no sé qué, que nombraba Arancio o Tebesio.
Recordemos a Morgagni, los trigéminos y el omohioideo,
Los músculos curiosos del cuello,
El famoso esternocleidomastoideo,
Y la razón de porque se llaman escalenos.
No olvidemos la pata de ganso o el pes anserinus,
El nervio más grande, el nervio exterminador de Arnold,
Qué curioso es el Sartorio o Costurero,
Qué ironía encontrar músculos custodes virginatitis.
Bello el corazón y su marcapasos,
Puntos negruzcos que cubrían los pulmones,
Parecían de juguete los riñones
Y de mentira la piamadre o el aracnoides.
Bravo por todos nosotros por nuestra pericia,
Haber transcurrido el primer semestre de medicina,
Ninguno tuvo miedo de ver tendido a un muerto,
Tendido en la tina con el líquido sacalagrimas de Formol.
Recuerdo mi primer día ahí, recuerdo el hambre que daba el platisma,
Un penetrante olor a Formaldehido, un estuche de disección, la bata,
Que delicia será para nosotros el día que nos digan médicos.
Así despido este semestre con una anastomosis de recuerdos,
Retengamos más que en una aponeurosis estos conocimientos,
Y más que nada agradecer estas desveladas que he compartido con ustedes compañeros,
Un caluroso saludo al que se atreve a seguir estudiando para medico.