Destinatario
Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.
jueves, 26 de abril de 2012
Un hombre malo
Mi excusa no fue otra que la de culparlo, sus defectos se habían tornado en contra mía...
Bajo la fumarola de la calle solitaria me sostuve un momento del metal de la lampara que parecía una isla de luz en medio de la oscuridad abismal donde me encontraba, incluso si eso puede traspolarse a la situación que invadía mi mente nerviosa, vaya que me temblaban las manos mientras las miraba fijamente con la pobre iluminación de aquella noche y la llovizna que me congelaba.
Espere unos pocos minutos, quería confundir evidencias, obnubilar la mente de cualquier testigo, (lo siento vida mía tu sabías que si seguías en ese empecinado plan de aparecerte por mi vida y dañarme yo iba a decidirme por partir para siempre). Me toqué la frente, todo indicaba una leve contusión, revise mi vestido roto, no lo habías arrancado todo, luego el cuello, un dolor en la espina de la C7, un golpe en el estómago y fuera de ello nada más.
Me jactaba de decente pero al conocerlo toda dignidad me fue arrebatada, debo confesar que yo estaba interesada en volver y arreglar todo lo nuestro, incluso había comprado un vestido para la ocasión que ahora se encontraba hecho garras, y una botella de vodka que tanto nos gustaba derramada junto a unas gotas de sangre producto de nuestra pelea. Toqué a su puerta, abrió con ese aspecto sorpresa y me dejó pasar, colocó mi abrigo en el perchero; como era de noche y ya que la iluminación se había ido por los fuertes vientos, en la habitación solo estábamos él, yo, las velas y los cuadros de todas esas mujeres desnudas, claro entre ellas el mío.
Me invitó algo de comer, decías que era tu platillo predilecto aunque nunca me agradó como cocinabas. Pero cuando cocinaba yo, el plato simplemente me lo enviabas a la cara. Todo se hacía a tu manera pero era ahora yo la que quería regresar. Seguías sorprendido de verme y estabas tan nervioso que volteabas constantemente hacia lo que fue nuestra habitación como si esperaras que yo me acercara a ti y te abordara para irnos juntos a la cama, pero no tenía ganas en ese momento. Poco después que sonó el timbre absurdo de tu microondas fuiste por un plato para servirme un poco, mientras yo había decidido ir a lavarme las manos y justo antes de que tomara la toalla, vi a través del reflejo del baño la morena que estaba totalmente sobre tu cama, no tuve que secarme las manos ni pensarlo dos veces, me acerqué a ella, la escena me petrificó totalmente, desnuda, semiatada, torturada y muerta.
Cerré su puerta y como si nada me acerqué lentamente al comedor, te ofrecí del vodka y me pasaste el destapacorchos para abrirlo. Bajaste la mirada, te acercaste por atrás de mí, tus manos rodearon mi vientre y mi cuello abrió su ángulo para que lo besaras. Mi mirada estaba fija sobre el reflejo del vidrio de la cocina mientras solo se veía pasar tu lengua por los músculos de mi cuello, estaba petrificada por lo que pasaría.
Tomé la botella y la estrelle fuertemente sobre tu rostro, un leve quejido se oyó y después caíste al suelo, vaya que ni siquiera la botella se rompió. Con una toalla húmeda retiré la grasita que se quedaba de las huellas digitales con que sostuve la botella, después corrí a la habitación donde yacía la morena con que te habías estado acostando. La arrastré sujetando la sabana con mis manos para agarrarla de las muñecas sin tocarla, tomé la botella y la coloqué en su mano con la misma posición, tomé un cuchillo de la cocina e hice que se degollara, si algo iba a parecer aquí, sería esa escena donde ella intentaba librarse de ti, te mataba y después se mataba ella, todos pensarían lo mismo que la morena tenía razones suficientes para deshacerse de un hombre tan mentiroso, mujeriego y maltratador y que al final no pudo con la culpa y se mató junto al cuerpo. No investigarían algo que ya era muy obvio. La policía generalmente se cansa de todo, hasta de su trabajo. Dejé todo como estaba excepto el abrigo y la pintura y en cuyo lugar coloqué otro que estaba recargado sobre la pared de la habitación de la morena, el cuadro curiosamente era ella.
Una vez que nada faltó, tomé mi celular, llamé a uno de mis anteriores amantes, le pedí el favor, que quemara la pintura y el abrigo. De pasada que hiciera jirones el mío y me diera unos cuantos golpes para dejarme a unas calles de la casa de mi difunto exnovio, posteriormente todo lo que tenía que hacer era llamar a la policía desde la casa de una vecina argumentando que habías intentado matarme cuando descubrí que tenías a tu amante encerrada y que ella te había golpeado dejándome escapar así.
Minutos después, sobre la calle donde habían logrado hacer volver la luz, estaba yo recargada sobre la farola mientras veía mis manos para aparentar que temblaban de nervios, aunque mis nervios se debían más a que no se me hubiese olvidado nada. Minutos después llegó la policía y una ambulancia, fingí desvanecerme y caer al suelo para ser trasladada al hospital y evitar en ese momento la entrevista de los policías. Mi amante me recogería más tarde y todo sería la noticia de un hombre muy malo. Claro que no saben lo que en realidad pasó, ni el hecho de que cuando estabas en el suelo junto a tu amante, te dije sin ningún remordimiento:
- Anda hasta muerto siempre terminas acostándote con alguien.
Quejido
En estos días disfruto mucho, como dije, hacer reír a las personas, no importa las penas que uno pueda pasar cuando posas una sonrisa ajena en una persona, el reflejo siempre se hace presente en lo más enterrado que tiene uno en su alma y que, claro, no se ha extraviado del todo. Todo son problemas, todo en felicidad, así de simple es la vida.
Vida mía, cariño de mis recuerdos, siempre de mis recuerdos, la edad me ha atrapado por completo, porque ya sabes lo que dicen, las personas envejecidas solo piensan en el pasado más nunca en el futuro. Así estoy yo, con este cuerpo a medio construir, con esta mente sin brújula, con estos labios sin reposo, con el pasado en las manos. ¿Qué puedo hacer? me he convertido en mi propio verdugo y tú en el pequeño resquicio de esperanza Nofechada, ¡Ca-du-ca-da!, Sinretor-no.
Todo es alrededor de como mi cuerpo se ha convertido en una hora: 1:50 am, se ha convertido en un mes: mayo, se ha transformado en un quedo y simple DO de una guitarra de cuerdas viejas a punto de romperse. En todo eso y más cariño mío. Yo me pregunto, ¿qué día es hoy, que hora, en qué segundo que te perdí?.
Sabes he estado practicando esa extraña dieta, la dieta solitaria, esa donde como pero nada me sabe, esa donde estoy en la mesa esperando a tu sombra ocupar su asiento. Una dieta efectiva que garantiza adelgazar en menos de un día, libre de Calorías-Besos, ausencia de líquido vital de tu saliva, ascetismo de tu cuerpo, analcoreta sin tus ojos tan bellos, y como me lleno con eso no tengo ni porque comer, ni porque beber. No eres rencor vivo amado mío, por eso no bebo Beninger, Shiraz ni Vodka, aunque sabes que quisiera. También he tomado otros pasatiempos y actividades sanas, como la de llorar solo cuando tus manos se dibujan sobre la ventana o sobre el estanque donde pasabas el tiempo y claro mi mejor pasatiempo escuchar esa canción que se repite una y otra vez como si en ella fuera a encontrarte, como diciendo: ¡Vaya así que en LA te habías escondido, DO aquí andabas, RE canijo estabas jugando!.
Estoy viviendo por nada ahora, viviendo por poco en realidad si quiero ser algo sincera, viviendo para ver si mañana cambia algo, para ver si en la arena del desierto te encuentro, para buscar tus pasos sobre las nubes si no es que se han borrado ya, te he buscado en cada gota de la lluvia ¡te lo juro que sí vida mía!, lo que pasa es que nunca alcanzó a atrapar todas las gotas, entonces siempre pienso que te he vuelto a perder de nuevo porque no he sido capaz de alcanzarte entre el diluvio.
Te amo pero vida mía el corazón se me ha hecho de piedra y me pesa cargarlo a todos lados, me pesa prestarlo y que todos intenten romperlo para vaciar lo de adentro.
Esta es otra breve carta que termina siendo un quejido eterno.
martes, 17 de abril de 2012
Jamás
Nunca
conocí el "Jamás", he conocido seis meses de apariencias, un año de
ausencia y tres días de asueto. Pero jamás,
vaya, conocí “el jamás”.
Como, “jamás se
me olvidará”, como “jamás
pensé que fuera a ser así” o como el “jamás” que corre en las voces de todos
los labios que se besan en los parques bajo la lluvia vegetal que celebra el
paso del tiempo. Sencillamente nunca lo conocí pero todos me hablaban de él
como quien cree con tanta fe y seguridad que existe, yo creo que más bien es
como esos mitos o cuentos de sirenas que se vuelven espuma, de peines que
duermen doncellas por cien años, como volar alto en el cielo para ver si el
calor del sol calcina.
"Jamás
terminará, jamás me iré de tu lado". No lo
conozco ni lo conoceré.
Hoy
en día yo sólo conozco tres periodos de tiempo,
veintiocho días, cinco minutos y una hora. Pero me sirven muy bien, porque cada
veintiocho días yo siento alegría de saberme lo que soy, no existe otra manera
de comprobarlo hoy en día ¿sabes?, con tanta cirugía y facilidades para
convertirse en lo que uno quiera. Cinco minutos siempre sirven para todo, para
terminar de arreglarse, para leer las primeras páginas de un libro más su
prólogo, para esperar que se cargue la página con aquel vídeo con el que siempre
te recordaré, para besarte, para un buen rato y una despedida. Y una hora, vaya, yo vivo de horas, mi vida no avanza de día a día, ni
segundo a segundo, es un horal, un horal de tantas de las veces que te dije: No
seas tonto, te quiero.
Nunca
conocí el "jamás" pero una hora podría
ser lo más cercano que tuve a un "siempre",
como: Siempre estarás en mis recuerdos.
No
seas tonto, te quiero.
P.D.
He vuelto a visitar el desierto donde te vi por primera vez, ¿no te acuerdas?,
eras aquel brillo distante malva-anaranjado que
abrazaba con su alegría las mesetas a lo lejos a pesar de todo lo que parecía
ausente, inerte y petrificado. Ese día también me dijiste, jamás.
sábado, 14 de abril de 2012
jueves, 12 de abril de 2012
Déjame acompañarte...
foto de Emma Laura
Deja que te acompañe, no es momento de
estar sola,
¿Dónde nos encontraremos, dónde habré sabido
cuál será tu camino?,
yo no encuentro cuál es el mío,
la oscuridad acecha siempre, la soledad se
queja honda.
A nosotros nos crearon con muy poca alegría,
nos hicieron para andar perdidos,
para encontrarnos en los rincones vacíos,
solo
si eso nos da la esperanza del día.
Parecemos dos islas en medio del mar
bravío,
parecemos dos almas errantes en la eternidad,
extiende tu mano para
albergarte en la mía,
quédate, aunque sea en silencio, aunque sea mutismo.
Nos crearon como dos espejos grises y
rotos,
¿por qué te irás si en todos los cristales de mi vida estás?,
¿por qué
te vas si en todos mis esquemas
impregnado estás?
¿Donde quedará la dicha de estos dos locos?
Deja que te cure el ala, cúrame el alma
rota vida mía,
se la gota de agua que se derrama de mis labios
pero no la que
se desprende de mis heridas.
Con lo pequeño que se vuelve el tiempo,
con
lo grande y solitario que es el mundo,
tu compañía parece lo mejor de todo.
viernes, 6 de abril de 2012
Tómalo
Si puedes tomarlo, tómalo...
En este rato vacacional me da por alejarme de muchos vicios malos sobre todo como las redes sociales, pero adquiero siempre unos mejores, como leer, como tejer, como dibujar o hacer alguna actividad. Pero en este caso me enfocaré a uno que yo creo es de los mejores. Leer.
Muchas veces, y algunos compartirán este sentimiento mío, voy caminando por la calle o me recuesto en la banca de un parque y me detengo a pensar a imaginar historias, e incluso cuando viajo a algún lugar trato de ubicar aquellas cosas características que mencionan autores famosos.
Un ejemplo de esto es la ciudad de Verona, la ciudad donde el autor Shakespeare nos propone la historia del amor trágico, el amor de Romeo y Julieta, obra que se estrenó por primera vez en 1595. O tal vez algo más reciente de nuestro personaje Horacio Oliveira en la obra de Julio Cortázar, Rayuela, un argentino intelectual que vivió en Francia. Recientemente alguien que conozco viajó a Italia y a Francia y me hubiese gustado estar ahí e imaginar todas esas historias que he estado leyendo, así como algún día me gustaría pasear a Comala, una localidad del estado de Colima que es el escenario de la fantasmagoría creada por un autor mexicano llamado Juan Rulfo, la distopía en la que se vería envuelto el pobre Juan Preciado en busca de Pedro Páramo, una historia en el que muchos lectores refieren sentirse perdidos en un punto de la novela como imagino el narrador de la historia también se sintió.
Todas estas son cosas increíbles, sentimientos increíbles que pasan de largo para quién no lee. Yo por eso te recomiendo visitante del blog (:, si puedes tomar un libro, solo tómalo. Yo tengo ese placer y ese gusto cada vez que piso mi biblioteca, y afortunadamente en esta localidad existen varias al alcance de cualquiera con un gusto diverso en obras, incluyendo aquellas que sirven para instruirse en cualquier materia de ciencias y oficios. Tenemos la biblioteca pública municipal Benito Juárez, la biblioteca pública municipal Profr. Manuel Robles Flores, y otras 6 más sin contar las que se encuentran dentro de los institutos de la máxima casa de estudios en Juárez. No está de más decirles que es un hábito bastante fácil de adquirir, yo lo que hago de vez en cuando en asomarme entre los anaqueles, o ir directo al programa de referencias si busco un tema en especial, tomo algún título que me llame la atención, lo hojeo para ver si tiene un buen contenido o algo de interés para mí, y finalmente me decido llevarlo. A la fecha he tomado interesantes cosas, ya que una vez tomé uno sobre la historia de la sexualidad y me enteré cual era el origen de la palabra Testificar, la mala suerte del pintor que le puso ombligo a Adán y Eva, de donde viene la palabra Onanismo, quién fue la primera mujer de Adán etc, no terminé de leerlo por cuestiones de exámenes pero me dio mucho interés como se fue transformando la visión del hombre hacia el acto sexual y sus implicaciones. En otra ocasión había tomado un libro sobre poesía de una autora que ya no recuerdo, por desgracia no he vuelto a ver ese libro aunque me hubiese gustado leerlo completamente y con más paciencia, en cambio he adquirido otros, algunas obras muy conocidas, y otras sobre intereses míos como el más reciente de psicología. Pero fuera de eso si no los quieres prestados, siempre existen los bazares, en un bazar de libros que organizó la universidad compré uno a buen precio de 25$ de Alejandro Dumas, un amigo encontró uno sobre la historia de la música a 10$, no suena tan mal, y existen también algunas librerías muy interesantes como la que está por la Vicente Guerrero que es una Nebrería o Librenería. El caso es que es una Nevería llamada Acapulco que vende libros usados pero en buen estado y son títulos tanto clásicos como actuales, que son sobre cultura, literatura clásica o profesionales.
Esté no es el único medio que utilizan los libros para disiparse por nuestro alcance, hace algunos años me enteré de un movimiento que consistía en dejar un libro en algún lugar, podía ser una cafetería, una banca de un parque, una plaza, un kiosko, donde fuera que estuviera al alcance de cualquiera que quisiera tomarlo y leerlo. Alguien más toma este libro y al terminar de leerlo vuelve a dejarlo en otro lugar para que alguien más lo tome y lo lea. Eso se hacía en E.U., en México estamos haciendo la misma propuesta, y veamos hasta donde puede llegar un libro.
PD. Estaba leyendo sobre conducta en este libro de psicología, donde menciona que al reforzar conductas particulares puede incluso enseñarsele a un mapache a lanzar una pelota como en el básquetbol. Yo concuerdo en que para tener el hábito de la lectura basta el gusto que provoca y nada más, no se necesita ningún esfuerzo físico o mental, solo leer, ya que leyendo se aprende a leer a la perfección, a decir con seguridad, a expresar con opinión justa.
Los dejo con el siguiente vídeo sobre animales cuyos dueños les enseñaron un par de cosas.
martes, 3 de abril de 2012
Te ruego un cambio por favor
Conocí una mujer que le trajo felicidad a mi vida...
Ella tenía ojos negros y vaya que eran tristes,
su madre no me quería y su padre me quería matar,
le gustaba la fotografía y no me dejaba ver sus pies,
pero no importaba mucho a ella le gustaba bailar.
Se le pasaba en la ventana todo el santo día,
el negro era el color de su vida, eso lo supe
porque un día me dio un vistazo de alegría,
y claro después de eso ella se fue.
El sol se paseaba por sus cabellos los jueves,
y en su felicidad solo cabía un trozo de pan y café,
un largo verso sobre los solitarios en miércoles,
un beso mío y mis lágrimas también.
Sabía que jugaba, le rogaba que cambiara,
y en mi cara se reía entre labios aguamiel,
un día se me abrazó a mi alma con fuerza,
ese día alguien le hizo un daño, yo lo sé.
Escuché cuanto pude, sostuve cuanto dije,
y la mujer de mi vida, la mujer de alegría
se esfumó sin jueves, sin café, sin saber que la quise,
sin saber que si me dejaba quererla la amaría.
La conocí y no sabía cuanto me iba a doler,
ella se fue, otro le dirá lo que necesita, será otro
que la hará cambiar y cambiará su forma de ser,
otro le rogará que vuelva y ese no seré yo.
Conocí a una mujer hace muchos años
que le trajo felicidad a mi vida,
ahora solo es la mujer que se marchó,
la mujer que se fue.
Querida te ruego un cambio por favor
pero un cambio de domicilio
hacia las fronteras de mi corazón
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