Destinatario
Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.
domingo, 26 de abril de 2015
Trasbordo del desierto
Hoy, ha llegado el día del silencio,
hay facturas a mi cargo de consciencia,
a este punto no sé si habrá un regreso,
ni sé como pagaré las cuentas de tristeza.
El cielo parece gris y enfermizo,
el viento sopla de insistencia,
es que no estás conmigo
como si fuera a cumplir mi penitencia.
Me iré algo lejos, a suelo minero,
donde la tierra es otra sin concupiscencias,
donde el atardecer es más lóbrego
y donde el agua a mi sed no hace complacencia.
Por un año, por dos tal vez luego
te acuerdes que anduvimos por la noche fiera,
y el atardecer tenía un rojo más encendido,
donde tocábamos nuestras manos como telas.
Me iré algo lejos, y aunque tengo teléfono,
y podrías enviar a mi correo tu ausencia,
sé que te extrañaré y anhelaré con recelo,
el día que conmigo tu vuelvas.
El cielo parece muerto,
el nos mira con ojos de impaciencia,
mientras que beso tus labios pálidos
que me dicen que un viaje me espera.
Lo sé, el tiempo se hace corto,
y la despedida está cada vez más cerca,
pero no llores si digo adiós cariño,
no llores si me subo a la carretera,
es que me espera un nuevo cielo,
y tengo que habitar mis pensamientos
hacia canteras de nuevas tierras,
y no me voy con todo lo que llevo,
mi corazón se queda contigo mientras esperas.
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