Con el mismo fusil, solo con eso venimos al
mundo y sin eso retornamos a donde siempre pertenecimos. ¿Qué es lo que quiero
decir?, Sencillamente lo que ya sabes pero nunca te diste la oportunidad de
cavilar. Venimos al mundo, tan indefensos con propósitos de grandeza, de
conquista, de éxito y cumbres que no son borrascosas pero tienen bastantes
rascacielos. Venimos a este mundo con el profundo esquema tatuado en la piel
como el código de barras en el capitalismo, como el rojo de la sangre en el
comunismo. A este mundo venimos con un órgano llamado piel que pesa 5kg que nos
cobija muy bien, pero insistimos en vestirlo porque conocemos los ojos con que
se mira un cuerpo desnudo inconscientemente sin saber que son los mismos ojos
que algún día desearan ver otra piel desnuda sin ningún oprobio por ello y sin
el pudor. Pero es que cuando uno se está desnudo comprueba su propio punto rojo
como blanco de tiro, comprueba su propia debilidad, su propia exposición ante
un mundo que lo vuelve vulnerable, y creo que por ese deseo del mundo de
conquistar y de no sentirnos conquistados... buscamos conquistar.
¿Detestaría yo esto? No, por supuesto que
no. De nuestra sobrevivencia depende nuestro sentido para ir con fusil en mano
y atacar cuanto se pueda atravesar en nuestro paso, solo para la supervivencia
propia. ¿Qué es un superviviente o sobreviviente? aquella persona que logra
mantenerse con vida ante situaciones adversas y que por lo general habrían
causado su muerte. Así es un superviviente. Sobrevivimos al primer paso de la
existencia, nacer, luchamos contra la estructura ósea de nuestra progenitora,
luchamos contra la batalla de líquidos que se nos desprenden del entorno en que
habitábamos con comodidad, para después salir a un mundo en el que falta agua,
falta todo. El siguiente proceso es atropelladamente complicado porque después
del desarrollo nos damos cuenta que el fusil con que venimos a conquistar dicho
mundo (que esta siendo ya conquistado por otros) en realidad está obsoleto y
necesita renovarse constantemente; algunos renuevan su fusil con ciencia y
pragmatismo que permiten hacer sobrevivir la mente y el cuerpo, otros recurren
a la fe y la religión que permiten si bien no hacer sobrevivir el cuerpo pero
si el alma, otros recurren a las tiendas comerciales y ahí no hay ciencia ni
hay religión, aunque lo pareciera. Pero no solo nos permitimos adquirir esas
armas para este mundo, también utilizamos las virtudes que descubrimos en
nosotros, algunos apuñalan con bondad, cautivan con mentiras, roban con gracia,
disparan con generosidad, lanzan granadas de cariño incondicional, otros hacen
pequeñas ataduras de amistad y con ello formamos nuestras coaliciones llamadas
familia, amigos, compañeros, conocidos y desconocidos. Ya sea porque su ayuda
parece nuestra mejor estrategia pero también sabemos que estamos solos, lo
sentimos y por ello tenemos bajo el chaleco antibalas la escuadrilla con que
nos defenderemos ante la tan odiada traición. Todos venimos con este fusil,
decidimos cambiarlo, decidimos usarlo (si queremos o es necesario) y decidimos
apuntar con ello a nuestros objetivos, nuestras metas o nuestros sueños.
¿Lograremos algo?, puede que si, puede que no, si todos venimos con el mismo
fusil, y si todos apuntamos al mismo objetivo, dígase riqueza, amor, venganza,
estudios, felicidad, descendencia, trabajo o el cielo mismo; entonces
probablemente lo que peleemos aquí y allá con el mismo fusil nos garantiza a
todos la misma oportunidad de conseguir nuestro trofeo, pero como saben no
todos saben utilizar un arma, no saben cargarla, no comprenden sobre la
posición y el ritmo de respiración para disparar. Entonces sabiendo esto ¿qué
te limita sino tu mismo?
Espero les haya gustado mi reflexión ya me
extrañaba en mi sitio, saludos, besos y letras (:
Conquistemos, entonces...
ResponderEliminarUn placer leerte.
:D Gracias, Saludos Salvador Pliego
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