Escucha el lastimero ruido
que mi pecho sobrepasa,
escucha de tu propio oído
el dolor que me acosa.
Escucha si puedes hacerlo
que mi llanto no me deja,
que mis noches son desvelo
y mis días son amenaza.
Amenaza de un suspiro quedo
a la acechanza de la muerte,
que es mi soledad un eco
de mi desgraciada suerte.
Que mi cuerpo no se levanta,
que mis labios se secan de miedo
a perderte y quedarme sin nada,
sin esperanza, sin fe, me quedo.
Escucha el rigor de tu voz,
siente a que áspero recelo
te marchas diciendo adiós
cuando ayer me decías ¨te quiero¨.
Las piernas se me doblan.
la amargura las ata de nuevo.
y las manos se me mojan
al tocar mi rostro de llanto lleno.
Avanzar por este mal camino
teniendo que aceptar la soledad,
en medio de mi adolorido delirio
en el que tu simplemente no estás.
Ser fuerte no es decir te odio,
ser fuerte no es ser mejor que nadie
sino aceptar con un poco de tiempo
que perderte tal vez era importante.
Si habrás bebido de mis lágrimas
y habrás comprendido mil alegrías,
habré conocido cada una de tus caras
y no quiero ni recordar aquellos días.
Nunca imaginé que podría ser así
pensaba que nada podría romperse
pero si se trataba de aprender de ti
aprendí que no era para siempre...
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