con esa espalda helada y vacía
que se me unta al esqueleto, amor mío,
me destroza el cuerpo tu poesía.
Me congela del cuello a la cintura,
me anuda la garganta dos veces,
luego se sirve en té frío la amargura,
que bebo como el mar beben los peces.
Presumes de tu ausencia, ganas,
obtienes el primer premio en apariencia
y después piensas que me amas,
lo piensas porque no carezco de paciencia.
Me imagino, te lo crees y lo afirmas,
tanto crees que yo te amo, y aseguras
como quien asegura los cientos volando,
como quien cree lo que imagina,
Aunque en tus manos no hay nada,
y con tu sonrisa mientras fraguas
que yo te he de querer otros cien años,
como que seguimos sin que sea más de un día.
LC
ResponderEliminarLC everywhere