Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Guardas las descargas negras


Me lleno de descorazonadas de cuatro a seis,
los labios de él parecen dos conjuntos de olas,
el último piso siempre es intrigante y a solas,
a deshoras temporarias te busco en el "face".

Parecen juegos de azares, de gatos y de ahorcados,
desaparecen los sueños, las canciones se acaban,
y el corazón que es de madera y tierra socavada
rompe el silencio de las tristezas de estar enamorado.

No quiero conocer otros ojos, ni otras manos,
mi pretensión no es la esperanza ni la gloria,
son tan sólo un papel para una sola persona
en cuyos diálogos me estoy encontrando.

Son sólo esos labios de aluvión de balas,
son tan sólo esos dedos de primores de hojas,
la risa suelta que siempre me arrebata
cada que su "webcam" se encuentra a esta hora.

Es su cabello ceniza del otoño de ayer,
es su locura marcada, sus ojos pequeños,
sus pequeños ojos y nada, sólo su mirada.
Y kilo, medio kilo de anhelos.

La masa molecular de las destrezas
que componen sólo depresiones futuras,
la médula ósea de un porvenir verdadero,
y las sombras que descansan perezosas.

La ira es angor doloroso de un misterio
que se esconde en los pliegues del pasado
y hoy parecen olvido, féretro y entierro,
es esa la felicidad que destierra de todas

A todas las destierra como las heridas,
como las puestas y despuestas de pedestales,
como las vanas ilusiones de noviembre,
y aquellas velas que quedan encendidas.

Efectivamente, ya no guardas las descargas negras.

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