- Te mandaré caldo de pollo por FEDEX.
- Mándalo en sobre... me gusta cuando viene en sobre.
Conversaciones diasporáticas, 2013.
Me río de que pertenezcas al levante,
despunte de las tragicomedias cotidianas,
coloquios devaídos, suerte astraliana,
aurora que me empluma la sangre.
Sacudo la cabeza de un niño,
impune a las piedras bajo la piel
de los zapatos que él no tiene,
tal alegre tan inquieto y tan cautivo.
Como las avecillas muertas del invierno,
como la era de las masas en el 85',
pasas abstraído del arte nuevo,
la musicalidad limpia de las mezclas,
corona de espinas negras,
enfermedades del nuevo siglo,
mi sentido misionero, cerro de arena,
vestigios de fósil con su mar de olvido.
Olfateo por la Bolivia la ira vegetal
cocinándose al vivo con la carne,
las altas cumbres inacabadas,
el espeso, escarpado valle de baches.
Donde las estatuas juegan a ser hijos
del parir nuevo de las mentes;
de los sábados vendímicos,
domingos cristeros e inertes.
Voy atravesando los muros
buscando tu nombre,
orilla de un tal río,
prisionera de una tal barrera.
Hija de un viaje silencioso,
pálida desde la fiebre de los jueves,
desde que la juventud
que cree que piensa, siente.
En tiempos de la UNESCO,
en tiempos de la guerra,
en tiempos de la sustitución humana,
de amores deformados.
En la noche a veces se oye un murmullo,
el rumor de las terrazas, luminarias
de quebrantos y extravíos,
y me pregunto inconstantes.
La vida está hecha de fractales,
de discursos obsesivos,
la vida aquí es un atardecer permeable,
solitario y subversivo.
Quiero aprender a respirar contigo,
a nombrar calumnias con tu nombre,
fortunas con tu sexo,
a tus labios con los míos.
Llamar a lo aleatorio como destino,
al destino como fuego vivo,
al día final con tu exilio
y a mi nacer contigo amor mío.
Retiremos a la frontera de su sitio,
hablemos de la recursividad de tu piel,
besémonos al ritmo de las letras
y finjamos que en el nuevo siglo todo va bien.
Un digno reflejo de esta locura de tiempo. Saludos.
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