A cada minuto hay que rehacer, recrear, modificar
el personaje que fingimos, hasta que llega un momento
en que realidad y apariencia, mentira y verdad, se confunden.
Octavio Paz, El Laberinto de la Soledad
Máscaras de tragedia, Máscaras de comedia, de baile y festín, Máscaras mortuorias, las del actor, las de ornamentas, las de tradiciones ancestrales todo parte de dédalos ficticios, artilugios que escondan la realidad, estratagemas que engañan, el mayor símbolo de esconder secretos, el mayor temor, no saber quién se esconde bajo ellas.
Hace unos días estuve viendo un programa del cual no me acuerdo el nombre pero pasaron muchas imagenes de Máscaras no se porque razón pero estoy segura que nada tenía que ver con el programa que veía, o lo es más puede que más bien lo soñé pero como dije no recuerdo bien...
La idea de tantos colores, tantos distractores, mostrar lo que no somos por las diversas razones que rodeen la ejecución de nuestra obra ante un público crítico, el desliz en medio de un escenario que debe hacerse perfectamente y no ser desenmascarados...
Lo importante no es qué bellas figuras pueda tener una máscara, ni que tan real y humana paresca sino que la persona que la porte le agregue su arte, la multiplicidad de juegos, y voila es un autentico rostro. No lo imita se metamorfiza en ello, hasta que en un punto así lo cree...
Estan aquellos que siempre portan la máscara de tigre y en el fondo, tienen un corazón de ratón...
Los que se ponen la máscara de la decisión en medio de tantos resabios e indecisiones
La Máscara de la belleza ante la fealdad del miedo y los peores sentimientos
La Máscara de la risa y la bufonada, ante la tristeza, la desesperación y la vergüenza...
La Máscara que alabaría la sociedad y aborrecería el amigo cercano...
Y Finalmente aquella Máscara de la inocencia y el indefenso, cuando abajo se oculta la peor de las maldades...
Yo uso una máscara de cristal... puede convertirse en lo que quiero reflejar.
ResponderEliminarSaludos