Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

lunes, 1 de octubre de 2012

Letra que no se entiende



En punto de las cuatro de la tarde suplanté
varias realidades que volvieron a mi vida,
suplanté espacios, un beso, una herida,
fui consuelo, un hueco, y en todo lo logré.
Ayer caminaba bajo la lluvia y recogía
en las cuencas, mis ojos las lágrimas vacías,
y en el espacio de mis manos un enorme "por qué",
¿por qué suplanté a una mujer?, ¿por qué?
¿por qué di lo que no tenía?, ¿por qué?
¿Por qué aposté sin tener con qué?
Ayer a las cuatro de la tarde, mi vida llovía,
y el frío calumniaba a mis huesos,
mientras las hojas amarillas pisoteadas,
se reían en el suelo, igual que yo,
igual que yo en diciembre, igual que yo
en octubre y Julio igual que yo también.
La estera pantanosa de su sonrisa,
el fuego fatuo de sus ojos de pinzón,
el trinar de un ave cuya jaula se fincó
en otro par de costillas y un nuevo corazón.
Y yo nuevamente suplanté,
¡Ah como se me da este nuevo oficio!
que me apuñala el corazón a latir vivo
y que subyuga cualquier voz
en un llanto sin ningún beneficio.
¿Para qué suplantarme en tus jueves?
¿Para qué ser amiga de Lunes,
y caminar pisando charcos fingiendo tu nombre,
y encontrar en desvelos un desastroso placer
que esconde la agonía de los viernes?
Sabes, ayer eran las cuatro de la tarde,
y suplanté a alguien en mí, que no quería ser,
¿Será que no puedo evitar velar en gris,
dejar ir los demonios internos a tropel,
ni los parajes que nunca me dejarán ser feliz?
Bien, son las cuatro de la tarde, hora de abordar el tren.

4 comentarios:

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