Melancolía

Todo empieza con esa bilis negra carente de esencia misma, la paradójica razón de sentir nada, un vacio que cohabita entre nuestro diafragma y el yugo de nuestro cuello, esa misma que me ha perseguido a los ocho, a los doce y a los catorce, a veces creo que aprendí a vivir con este parasito, alimentándose de mi felicidad, siendo devoradora de Saturno (tiempo), siendo carcomida por sí misma…

Como la primera gota de lluvia helada, como lluvias de octubre, como neblina de noviembre intocable pero, tan palpable desde el latir del tomate que bombea en este cuerpo; creo que comenzó con los más anticuados miedos, con las sombras gigantes de una oscura infancia, con las penas y terrores más crueles que atormentaban la razón, a partir de ahí ya nunca me dejó, perseguida por los umbrosos arboles cuyas raíces siguen estrangulando la aorta de todas mis posibilidades, apoderándose de la médula de todas mis sensaciones y ya no sé muy bien que más sentir…

El dolor es peor, mucho peor que morderse la mejilla, peor que quemarse con cera líquida, peor que sentir algo… no sentir nada… es como quedarse sin dientes…


La melancolía es no tener nada… pero más bien sería… que es tener nada…


Este cáncer negro, cuervo de miles de plumas, un gigante empequeñecido, un ciclope sin ojo, un inválido de lo único que no se mueve de su lugar…

Es el eclipse en medio día, es el frio de un cuarto del que no puede salirse pero con las suficientes ventanas para saber que se existe lejos del todo, una infelicidad que corrompe los motivos y las sorpresas cotidianas, un pesimismo en si mismo incoherente; lo curioso es que siempre es mejor disfrazarse de falsas alegrías que pensar en las verdaderas tristezas, me resulta aberrante agonizar, gota a gota negra, sin remedio alguno…

Me canso de poseerme en ello, de aferrarme, alejarme y retornar de nuevo, y la soledad no parece dar pie a más; tengo de la tremenda tristeza lo que me falta de ella y no coincido en ello aún


Es muy difícil expresar esta tristeza que me sigue sumergiendo en aguas más profundas, ya no lucho por alcanzar la superficie… desde la primera desilusión, desde el primer abandono, desde la primera esperanza invalidada, desde aquellos amores que se han ido marchando y marchitando, y en esta secuencia inacabada queda aún espacio para la nada…

A veces es un agujero, otras un dolor de cabeza hasta la inconsciencia, un síncope anímico, algo que ni sabor deja. Si no hubiera memoria, no hubiera dolencias de la melancolía…


Me obsequie al sonido aletargado de las oscuras nubes de las lloviznas en abril, que puse en las plantas frías de mi pies para caminar sobre el fuego, me deje llevar por un silencio y me inmute en el proceso para ser solo yo…

Ya deje de correr despavorida de mis miedos, ya deje de creer en la mayoría de las cosas, conocí la mentira, la crueldad, el desapego, la indiferencia, la humillación y el maltrato y me volví lo que soy ahora, o lo que dicen que soy ahora, una mujer avante, fuerte, poco preocupada de todos, interesada en unos cuantos y preocupada por unos pares, deje de pensar en muchas cosas y de darle importancia a otras creo que deje muchas cosas y entre ellas mi vida… sin embargo aún sin tener razones más que someras para vivir no poseo ninguna para dejar de hacerlo…

¨El amor, la fe, la valentía y el éxito culminan en las penas más crueles¨ TPR


¨Desde la primera vez que lo vi a los ojos, una extraña sombra negra, tan huidiza como un felino, recorrió cada habitación en mi cuerpo¨ TPR