Ya no puedo...
esta tristeza se va quedando cruda y desnuda
como mujer de burdel, como alma oscura;
muchas cosas dejan de tener sentido
cuando dejas de vivir a la espectativa,
presagiando lo inhumanamente gris.
Esos frios que dejan el alma rota y sola,
esos días que se convierten en una luz opaca y sobria
y todo cura y todo enferma es aquella la memoria,
Pero hay tanta noche, tanta ruina que desola.
Ninguna memoria puede ayudarnos en este destrozo,
no la del alma, no la de la razón
que se convierte en un veneno azabache y umbroso,
rompiendo las astillas, clavada al centro del corazón.
Te ves al espejo y en el reflejo de tus ojos queda un vacío,
lo que dentro de tu mirar, lo que dentro de tí ha muerto,
tu conversar, tu andar todo se haya opaco y sombrio,
quedan tu impotencia a llorar, porque no quedan más lagrimas por dentro.
Y en tu cuerpo puedes sentir un frío al ras de tu piel,
recordando el calor que inundaba las tarde de verano,
recordando como el frío no tiene piedad en este mes,
y te recuerdas perdiendote encerrado en tu claustro.
Lo triste de este mundo es con precio pagar todo placer,
cruento precio que desangra cada vena en tu ser,
y pasan los días y tu ascetismo y melancolía
se convierte en extrema depresión de la vida.
Llegas a perder los días y descuidas todo lo que te rodea
dejando tu vida, tu cuerpo en este sabor salmuera;
y aunque en este muro yo vierto mi llanto
alguien más rie sin saber que sufro sin descanso.
Cuanto duele reir, cuanto duele decir "estoy bien"
y no estarlo, pero que más se puede decir,
prefiero callar porque es más comodo engañar este suplir,
y guardarme en el arca, la eterna lucha de sentir y razonar cruel.
La eterna lucha que siempre pierdo, y que hoy quizas si
se convierte en memoria, esta es la epidemia de octubre,
hoy triste, mañana igual, observo afuera como si me observara a mí
abatida, más batida por imperfecta consistencia que hoy obtuve.
Ya nadie habla como se debe de los tiempos,
dentro de un mundo que cambia continuamente
me toma de sorpresa y ya de repente
tienes un hijo, o de la madurez vas más experimentado.
Y todo cambia, la memoria es la seguridad de un pasado,
pero pensar en el presente es la ansiedad profunda,
y del futuro se pueden recoger horas de amargura,
por eso me dedico a vivir como puedo arrancando
cualquier cosa que no me guste aquí en mi casa de los años,
donde arranco cada historia de pena iracunda.
Veo la ausencia, la soledad de las personas,
la resignada idea a no cambiar las historias,
y tambien las veo, me lleno de aquellas,
perturbantes, inquietantes y me callo a sabiendas
no debo meterme más de lleno en sus memorias.
Nadie te ama, porque yo ya no te amo desde que recuerdo,
nadie te sueña, porque yo ya no te permito estar en mis sueños,
te marchas siempre dejando solo más dolor,
y te desquitas conmigo, y te vas orgulloso y dolido.
Nadie piensa en tí, porque en cada memoria te borro yo,
no hay manera de permitir que lo que pienso cambie
pero, quien si no yo empiezo por ver el páramo de mi decepción
quien si no yo, veo tus falsas sentencias y el sentimiento que ya no vive.
Asi soy yo que me muestro cuando escribo,
de mi senda tortuosa, de mi soledad hecha libertad,
de mi eterna desilución siempre redescubro
que aunque encuentre el punto G0 de la felicidad, el ciclo vuelve a iniciar.
pero solo desde octubre hasta abril, los demás meses no se que son.
Por eso no conosco días, por eso no recuerdo años,
por eso olvido los cumpleaños, y las noches de diciembre me dictan,
es hora de dormir en tu sofa todo el día, viendo si el sol se decide salir,
pero amanezco y descubro que aún no.
por eso no recuerdo nombres, por eso olvido rostros,
así veo el placer en volver a ver de nuevo y conocer de nuevo,
regando mis enojos y mis lamentos, dando calor de abrazos,
esa soy yo, diciendo miles de cosas, pero nunca nada que te diga quien soy.
desconosco porque de rato a rato siempre cambio,
lo atribuyo a una locura nada, que siempre desato,
pero es mi llorar así, un quejido callado,
nocturno, enfrentado contra la almohada de desencanto.
Y me convierto en soberbia libertad, me convierto en inconvenientes para mí,
porque como alguna vez dijeron "el problema son los problemas"
y de ellos me rio siempre, porque se que estan estancados aquí,
por eso ya no me detengo a ser seria, de eso no busco en la mente del desván.
y te ignoro, no ignorandote, y te trato para no tratarte,
porque ya no queda ser más delicada, o más amable,
de esos días yo me pierdo en el rencor de siempre dejarte,
y te quemo, tantas veces te quemo, y te sublimas en fuego
pero regresas, en las voces, en las notas, en los bolsillos.
Eres la memoria, toda una memoria de olvidos... eres inconfesable,
y yo el delirio que nunca descansa,
la vagabunda nocturna,
una rosa que se marcha.