Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

martes, 17 de abril de 2012

Jamás






Nunca conocí el "Jamás", he conocido seis meses de apariencias, un año de ausencia y tres días de asueto. Pero jamás, vaya, conocí “el jamás”. Como, “jamás se me olvidará”, como “jamás pensé que fuera a ser así” o como el “jamás” que corre en las voces de todos los labios que se besan en los parques bajo la lluvia vegetal que celebra el paso del tiempo. Sencillamente nunca lo conocí pero todos me hablaban de él como quien cree con tanta fe y seguridad que existe, yo creo que más bien es como esos mitos o cuentos de sirenas que se vuelven espuma, de peines que duermen doncellas por cien años, como volar alto en el cielo para ver si el calor del sol calcina.


"Jamás terminará, jamás me iré de tu lado". No lo conozco ni lo conoceré.


Hoy en día yo sólo conozco tres periodos de tiempo, veintiocho días, cinco minutos y una hora. Pero me sirven muy bien, porque cada veintiocho días yo siento alegría de saberme lo que soy, no existe otra manera de comprobarlo hoy en día ¿sabes?, con tanta cirugía y facilidades para convertirse en lo que uno quiera. Cinco minutos siempre sirven para todo, para terminar de arreglarse, para leer las primeras páginas de un libro más su prólogo, para esperar que se cargue la página con aquel vídeo con el que siempre te recordaré, para besarte, para un buen rato y una despedida. Y una hora, vaya, yo vivo de horas, mi vida no avanza de día a día, ni segundo a segundo, es un horal, un horal de tantas de las veces que te dije: No seas tonto, te quiero.


Nunca conocí el "jamás" pero una hora podría ser lo más cercano que tuve a un "siempre", como: Siempre estarás en mis recuerdos.
No seas tonto, te quiero.


P.D. He vuelto a visitar el desierto donde te vi por primera vez, ¿no te acuerdas?, eras aquel brillo distante malva-anaranjado que abrazaba con su alegría las mesetas a lo lejos a pesar de todo lo que parecía ausente, inerte y petrificado. Ese día también me dijiste, jamás.

6 comentarios:

  1. Jamás había leído algo tan profundo.
    Las palabras se las lleva el viento, pero sólo se lleva sus letritas pronunciadas, su existencia permanece. Creemos que jamás las veremos con nuestros ojos, pero el tiempo jamás falla.
    Saludos y letras

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  2. En serio, me acabo de enamorar de como escribes sin duda te sigo :)!
    www.elreflejodelossuenos.blogspot.com

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