Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Calavera a Edgar A. Poe


Desde el frío de Baltimore, Maryland, yace el pobre hombre atormentado
a quien la huesuda en enero 19 se llevó en extrañas circunstancias
quien fuera increíble escritor, poeta oscuro, crítico y periodista romántico
el mismo que ahora fuera malhadadamente hasta mi hogar en Marginalia

Maestro del relato corto, y del cuento gótico, un genio del terror
tocó a mi puerta en busca de su extraviado Gato Negro y el Tamerlane
contándome sobre una Carta Robada y su pobre Corazón Delator
además me había advertido sobre ese Demonio de la Perversidad

Me dijo La Verdad Sobre el Caso del Señor Valdemar
y creyéndole esto a la señora de la muerte y los difuntos
le negué la entrada al autor de Los Espíritus de los Muertos
hasta que se descubriera el misterio de Maria Roget

Pero fue hasta la Estrella del Anochecer que Ulalume
me aviso sobre la llegada de Poe con menos tormento
y es que había encontrado al señor de la noche, su cuervo
que le recordaba bellas memorias de su amada Lenore

Me apiade de él y le deje pasar, sin darle gota de Alcohol
paso una noche entre interesantes novelas negras y de horror
sobre La narración de un tal señor llamado Arthur Gordon Pym
y otras más sobre los increíbles descubrimientos del detective Dupin

Más la noche se fue y Edgar tuvo que irse de este inusual encierro
La Máscara de la Muerte Roja desde la Caida de la Casa Usher,
le dijo que se iba antes porque recibió el Prematuro Entierro
Además que tenía que resolver Los crímenes de la calle Morgue

Y así se fue el amado Edgar Allan Poe, a quien la muerte
le tuvo un singular celo con respecto a las mujeres de él
pues a todas las que quiso fervientemente, se las llevó
y ahora en la tumba juntos la muerte y Edgar rien también.


Los consejos tontos que no olvidé este mes



Los consejos tontos del mes.
1.- Tratar bien a un hermano te asegura el favor de la tarde.
2.- Decir nada es lo mejor cuando no existe respuesta buena o que termine en final feliz.
3.- Escuchar canciones que te deprimen estando deprimido es un BIG FAIL.
4.- Decirle ¨Te amo¨ a alguien que nunca estuvo contigo es también un BIG FAIL.
5.- Extrañar a alguien que te hizo mucho daño y volver con él solo porque te sentías solo es otro de los BIG FAILS.
6.- Depender demasiado de una persona al grado de extrañarla cuando solo no lo has visto en todo el día es malo, estar pendiente de él a cada segundo es mucho peor.
7.- Estudiar con el estomago vacío es malo, comer demasiado antes de estudiar también.
8.- Abrir paginas de conversaciones a lo tonto solo porque te distraes de estudiar es imprudente.
9.- Comunicarle a tu pareja lo que sientes y lo que no te parece es necesario en una relación.
10.- Nada permanece perfecto pero siempre puede mejorarse.
11.- Dedicar miles de escritos a esas personas que extrañasy que quieres puede ser bueno o puede ser malo, dependiendo de la persona.
12.- Ignorar a alguien que alguna vez quisiste puede ser bueno o malo, depende como haya terminado.
13.- Agregar gente que no conoces... malo...
14.- Pensar en el pasado es a veces reír y es a veces llorar.
15.- Escribir 15 cosas solo porque necesitabas decirlas puede que sea otro BIG FAIL.

Lo que cuesta mantener y tirar...


Lo que el cuerpo dura,
lo que el alma dura,
lo que la risa dura,
lo que la tristeza dura.

Cuando queda amargura,
cuando la vida se endulza,
cuando pierdes la cordura,
cuando tienes compostura.

Mantener la postura,
mantenerse sin rotura,
mantenerse más madura,
mantener en vista la llanura.

Tirar el corazón a la basura,
tirar fotos de una locura,
tirar cada carta y añadidura,
tirar cada herida y rasgadura.

Lo que el cuerpo dura cuando queda amargura
no es nada más que tirar el corazón a la basura...

Construyendo tumbas


Tal vez nuestro amor creció demasiado
y caminamos más de lo requerido,
no debimos darnos más besos de los necesarios.

Tal vez no debimos tomarnos de la mano
ni empezar una reconciliación,
ni debimos llegar a conocernos tanto.

Porque así sería menos doloroso un ¨no¨,
porque así no lloraría la soledad mis penas
ni sabría el tiempo lo que sufro hoy.

Tal vez hubiésemos dejado el recuerdo lejos
y la añoranza de los días sin pasión,
dejar morir este amor con menos dolor.

Vayamos a construirnos unas tumbas
y que cada quien entierre lo que se llevó
construyamos tumbas y no volvamos amor.

Vas a querer venir


Vas a querer venir
y forzarás lo que digo.
Me reiré como loca
y no pienses que suplico.

Que me doblen las piernas
yo no bajo el cuello,
si me robaste aquellas
y te llevaste el mundo entero.

Mis muñecas son la historia
y tú fuiste un tiempo que se fue,
ya ves no voy a ocultar mi euforia
de no tener que verte.

Ya no estoy, ya no
bailaré y cantaré hasta que acabe,
que tu fosa encuentre tu cuerpo
y mis labios besen en otra parte.

Y me doblaste las piernas
yo te doblé aquello
y me doblaste las ilusiones
ya no soy tu consuelo.

Quien muerde la mano...



Quien muerde la mano de la persona que lo alimenta, está condenado a vivir en la calle, a vivir con su orgullo en medio de la inmundicia de la realidad que el verdadero hombre enfrenta, a veces pensamos que solemos ser tan maduros, tan inteligentes, tan sabios o tan buenos que nos ponemos en el ojo ciego de nuestro juicio sin saber las consecuencias de nuestras palabras. Quien muerde la mano de la persona que lo alimenta está condenado a vivir con su propia palabra en la boca, con hambre en el estómago y la burla de su propio ser sobre la frente.

jueves, 22 de marzo de 2012

Si ella no me olvidó


Foto extraída de Emma Lau del Albúm LondonCalling

Si ella me escucha será solo en sus sueños,
cuando más indefensa este su imaginación,
cuando el sol se haya ocultado del cielo
y el tiempo haya perdonado traspies.

Si ella me escucha será el silbido de mis labios
recorriendo palmo a palmo su cuerpo,
deshojando pétalo por pétalo con unos dedos
que ya la ansiaban desde hace tanto.

Si ella duerme, la noche enviará mi ruego,
tal vez un día vernos, tal vez un día amarnos;
tal vez entonces ella tenga amigos nuevos,
y ella cogerá sin temor mi mano.

Si ella sonríe piense o no piense en mí,
se acordará en esa alegría que la quise bien,
se acordará de como la hacía muy feliz
y de las horas, del cuaderno, de nuestro vaivén.

Ojalá si ella no me ha olvidado en un hueco,
si no me enterró en cajón de papel,
si algún día de verano la veo de nuevo,
tal vez una sonrisa, tal vez una caricia y un beso después...

Un día no son cien años





Gustosa soledad que has sobrevenido
con esa espalda helada y vacía
que se me unta al esqueleto, amor mío,
me destroza el cuerpo tu poesía.

Me congela del cuello a la cintura,
me anuda la garganta dos veces,
luego se sirve en té frío la amargura,
que bebo como el mar beben los peces.

Presumes de tu ausencia, ganas,
obtienes el primer premio en apariencia
y después piensas que me amas,
lo piensas porque no carezco de paciencia.

Me imagino, te lo crees y lo afirmas,
tanto crees que yo te amo, y aseguras
como quien asegura los cientos volando,
como quien cree lo que imagina,

Aunque en tus manos no hay nada,
y con tu sonrisa mientras fraguas
que yo te he de querer otros cien años,
como que seguimos sin que sea más de un día.

martes, 20 de marzo de 2012

De lo Grotesco a lo Grotexto



El páramo desolado que había fungido la ola encarnizada por los problemas sociales que aquejaban a Juárez parecen disiparse a través de este proyecto que se está llevando a cabo en nuestra amada Paso del Norte; una revista enpaginada con los propósitos por levantar los ojos hacía algo nuevo, por mostrar que Juárez posee ese lado que tanto tiempo había desaparecido. El objetivo no es otro que el de difundir el talento y la cultura local. La crisis no es motivo para despreciar aquello que es bello dentro de nuestra ciudad. 


Espero vean este video, el proyecto innovador reúne fuerzas y suma alianzas y participación positiva por parte de nuestra juventud, para cualquier información el correo se encuentra al final del video. Todos pueden participar de esto enviando sus proyectos.


Las bases han cambiado un poco pero esta imagen puede orientarlos:

You're only as tall as your heart will let you be


Aquí un video con la letra de una canción que me hizo el día, si han captado la metáfora entonces no todo se ha perdido.
Saludos y gracias por su apoyo y comentarios a este sitio que me hace crecer interiormente (:


Les dejo la letra:

I met a man of two feet tall
This man was quite ambitious
In a world that is so vicious to us all
I said, "Hi," as he replied
He said, "Listen to these words
That I have lived by my whole life

"You're only as tall as your heart will let you be
And you're only as small as the world will make you seem
When the going gets rough and you feel like you may fall
Just look on the brightside - you're roughly six feet tall"

I met a man of 12 feet tall
He towered like a giant
In a world that was defiant of his height
I said, "Hi," as he replied
He said, "Listen to these words
That I have dreaded my whole life

"You're only as tall as your heart will let you be
And you're only as small as the world will make you seem
When the going gets rough and you feel like you may fall
Just look on the brightside - you're roughly six feet tall."

I am a man of six feet tall
Just looking for some answers
In a world that answers none of them at all
I'll say, "Hi," but not reply
To the letters that you write
Because I found some peace of mind

Cause I'm only as tall as my heart will let me be
And I'm only as small as the world will make me seem
When the going gets rough and I feel like I may fall
I'll look on the brightside - I'm roughly six feet tall.

En las aves procelosas al vuelo...


¿Por qué buscar en el tortuoso silencio aquello que con palabras perdí? Destrozarte con los dedos, romperte las esquinas, sacarle cenizas a tus ojos, vinagre a tus labios si de la fruta prohibida más dulce no emanan los males, emanan los placeres que se encajan en esa sensación de recompensa llamada Santiesteban, Santiesteban porque no puedo decirte Santi sin errar. Sabes, curiosamente durante este pequeño tiempo que me he sentado a descansar de la caminata hacia el despeñadero me ha venido a la mente tu imagen, claro que no es muy difícil encontrarte cuando yo te he asociado a todo. Te he asociado a esa forma única de sonreír, a las nubes, al viento suave del mes de junio, al equinoccio de primavera, a todas las aves en especial al cardenal, al mirlo, el ruiseñor y el chanate. Te asocio a aquellas viejas fotografías en color sepia donde los hombres y las mujeres salían en algún punto especial de la casa junto a aquellas cosas de valor característicos de cada persona. Si se tratara de nosotros en nuestra imagen seguramente estaría tu sombrero que no sé aún si es tipo canotier o sombrero cordobés, saldría mi cabello totalmente hecho un desastre, eso porque el viento no deja de peinarme a su muy puro estilo a la “greñe”, saldrías con alguna camisa remangada de lino bastante relajada y desfajada, eso y tus jeans que siempre te han sentado muy bien. Por otro lado  usaría aquella blusa delgada de algodón de color verdeazulino con la imagen de un pavorreal altivo, junto a eso unos Levi de color beige con los guaraches de cuero que un día me compraste en una tienda frente a la playa porque había olvidado traer los míos en la maleta. Alrededor de nosotros solo habría pájaros, libros, una guitarra o un piano, y un árbol en medio de ti y de mí. No hemos conquistado las cumbres que nos separan desde siempre, tenemos miedo de soltarnos de la rama y caer en cuenta de que no resulte como esperábamos.


He tomado un poco de agua, la sed es extensa, me siento demasiado agotada para continuar, es de aquellas veces que hasta mi cuerpo se cansa de mi persona; una pequeña caída, una gran herida a nivel del muslo en la que la sangre emana y no parece ceder; y estoy aquí recuperando volumen de líquidos y fuerza para llegar hasta los paramédicos que están bajando  el cerro.  Sigo pensando en ti mientras las imágenes se superponen una sobre otra en un delirio de consciencia, en el inminente desmayo, en el shock hipovolémico por la pérdida de sangre. Recuerdo aquella vez que estábamos frente a una gran barda gris y en frente de nosotros en la acera un hombre con una camisa verde de botones hincado alzaba los brazos a dios. Rezaba. Decía demasiadas cosas que no era capaz de saber que le rezaba, duró un rato y pareció terminar y hablar con las personas que pasaban a su lado que no hacían otra cosa que ignorarlo en medio de su locura o podría decirse penitencia de cuaresma para ese entonces.

En ese momento tú te fuiste, no pude más que soltarte la mano y señalar con mis ojos que no te fueras, mientras los tuyos se enfocaban en algo así como, “sé que hago lo correcto”.


Finalmente a partir de ahí iniciaría mi búsqueda como la búsqueda del alquimista en busca del elixir de la vida y la piedra filosofal, la piedra pilar; de hecho mi búsqueda era demasiado similar, un hilo de tristeza anudado por la felicidad de volver a verte, una esperanza vana y ciega que solo llenaría cajas de recuerdos y los oídos de los nietos a anécdotas muy interesantes y la única forma de encontrarte de nuevo claro fue esa en que toda mi vida, al final de mi último aliento, me hiciera ver todo aquello que fuera importante, pero solo hasta el último aliento.  

Santiesteban parecerá una cruel coincidencia que en este momento estés saliendo de la biblioteca para tomar un taxi, que traes esa camisa de lino que me fascina con tu sombrero canotier, esperando el momento en que respondiera a tu carta y esperaras en aquel sitio elevado del parque donde nos dimos el primer beso bajo metáforas románticas y preguntas sobre la naturaleza. El primer beso sensible y tímido de mejilla. Mientras yo estoy aquí junto a una roca culpable de este retraso y una bicicleta doblada durante la caída, a mi lado está la maleta en la que preparé ese vestido chifón que me pondría una hora antes de vernos y una carta con la contestación que escribí el día anterior, con la plena convicción de fugarnos un tiempo mientras reparábamos espacios y despedidas. Santiesteban en la espera, Santiesteban en el cielo, en la tierra, en las aves procelosas al vuelo…



domingo, 18 de marzo de 2012

MXXIII


Lees una hoja al fondo del camión: “A mamá Roma le aviva el amor a papá, y a papá Roma le aviva el amor a mamá.”, distingues inmediatamente el palíndromo y reconoces el mensaje que ha guardado para una lectora en el periódico, sabes que tu amigo melómano, creador de una letra cuyo nombre se refiere a bodas y en realidad significan drogas lo ha puesto para ti, él sabe del aniversario de muerte de tus padres y ha decidido publicar una nota en la sección de “Anuncios Breves” con tal singularidad para que lo notaras-  aún con la letra de Times New Roman tamaño de 12 puntos-  sabes que te manda un abrazo y le agradeces el detalle murmurando el agradecimiento que un carro al lado sofocó con el claxon sostenido porque no avanzaba el camión.

Te bajas con cautela en el segundo antes de que el camión arranque alcanzas a salir apenas para salvar tu persona de la mala conducción que realiza dicho chofer.  No podía ser más pesado el clima, los vientos de Santanna cubren de tierra paredes y calles, mientras algunos transeúntes corren otros parecen indiferentes caminando con una tranquilidad casi celestial; sabes que no eres parte de ellos y corres como la gente normal a algún lugar para cubrirte del terregal. Decides entrar a un centro comercial, ese que tú recordabas de tu infancia pero que ha cambiado por la remodelaciones hechas para salvarlo del olvido de las personas; lo recorres exactamente como lo hacías en secundaría empezando desde la entrada del supermercado, cruzas la tienda de música en el que recuerdas que compraste la guitarra española más bonita y más barata como regalo para un amor de aquel tiempo, quieres recordar su nombre pero solo te viene el nombre que le dieron a la guitarra “Santiago”.

Avanzas por los pasillos de cerámica gris y observas varios locales vacíos, uno que otro que vende filipinas  a buen precio para personal médico y chefs, otro más de vestidos para eventos especiales y uno de tatuajes y “piercings”. Giras a la derecha y te encuentras en otro espacio abierto e inmediatamente en la ventana observas ese teatro del INBA visto por atrás; solamente has asistido dos veces a dicho teatro, la primera te llevaron tus padres, la segunda tú los llevaste a ellos. En la primera acudiste a una exposición de Quirópteros, esos mamíferos nocturnos asociados a los vampiros de novelas como la publicada por Bram Stoker en el año de 1897, mientras que la segunda vez acudiste a una comedia de 5 cuadros de preparatoria llamada “Abuelita de Batman” cuyo autor es Alejandro Licona, ambas refieren al mismo animal curiosamente. 

Recuerdas haber acudido por petición de dos amigos tuyos que actuarían, a ambos los quisiste en algún tiempo, estuviste toda la obra riendo y al concluir la obra saliste disparada a la salida sin saludar ni despedirte de ninguno de ellos.

Avanzas por el siguiente pasillo y solo encuentras más lugares vacíos y unas tiendas de zapatos, de artículos góticos y otro de artículos antiguos cuyo letrero en la entrada les indica a los amantes de lo ajeno que todo en la tienda es viejo y el valor no es significativo.  Sigues caminando y recuerdas que en ese mismo pasillo estuviste con un viejo amigo que te acompañaría a comprar una cartera para tu padre como regalo del día de los padres, claro que esa cartera jamás la usó.

De frente te topas con la pista de patinaje cuyo hielo te dio tu peor sentada, avanzas para observar a quienes patinan a través de los vidrios sucios y marcados de manos grasosas. Nadie patina de momento, pero en tu mente recuerdas la vez que patinaste por primera vez ahí, esa donde llevabas una blusa negra con la imagen de Snoopy a colores; esa vez también estabas emocionada porque pasaban esa canción que tanto te encantaba “Hombre lobo en parís”. El hielo parece casi el mismo como cuando estuviste sobre el la primera vez, algo gris de las orillas y lleno de marcas de patines por en medio.

Caminas y enfrente se encuentra el sitio de comidas, está completamente desierto y ciertamente de ese lugar no tienes recuerdo alguno porque nunca comiste ahí ya que no estaba lo que te interesaba pero, vuelves a revisar los locales y está una serie de alimentos que en tu vida comerías. Das la vuelta por el lado derecho de nuevo y observas ese local donde se rentaban computadoras; durante la secundaría acudiste ahí junto a tus compañeros para hacer esa prueba que te hace el gobierno para saber cual será tu carrera, recuerdas ese momento gracioso en que quisiste hacer operaciones para la sección de matemáticas y se te acabó el tiempo. El resultado final te pareció insulso, según la prueba serías detective, laboratorista en químicos plásticos y otra “jalada” que ni recuerdas.  Sabes que es una tontería y te propones ser otra cosa: Doctor.

Sigues caminando y en la esquina de uno de los pasillos encuentras una tienda de LPs mejor conocidos como discos de vinilo, a tu hermano le fascinaría comprar algo pero nunca le dirás por qué opinas que estaría perdiendo su tiempo y dinero, además que ya no se fabrican frecuentemente los tocadiscos y el que tenía tu familia lo vendieron hace muchos años para pasar el hambre cuando estuvo desempleado tu padre.  Pronto te pones a pensar en lo gracioso de esos discos de 30 centímetros de diámetro a los cuales solo le cabían 12 canciones máximo y en que los famosos iPods de 2 gigas mínimo les caben 415 canciones y miden menos dependiendo del diseño –Lo que es la tecnología- claro que algunos argumentan que los DJs siguen utilizando discos de vinilo porque la calidad de sonido es muy alta.

Sigues observando y en una de las televisiones una jovencita que vende perfumes observa una película mexicana donde aparece María Félix haciendo papel en Doña Barbara, una de las películas que te gustan del cine mexicano de la época de oro. Todo ese cine diametralmente opuesto a las nuevas películas mexicanas como “La Pastorela” donde  sale “Lalo” España, que son solo sexo, alcohol y drogas. Lo que te recuerda un fogoso encuentro de no hace mucho tiempo por el cual tuviste que ver la película dos veces para saber de qué trataba.

Inmediatamente has cruzado de nuevo hacía el centro y ves algunas tiendas de helado y pasteles y más adelante una sala de juegos. Te vas cansada de no haber encontrado lo que buscabas, una buena razón de distracción, es por eso que sales caminando algunas cuadras para llegar al otro centro comercial, ese en el que pusieron casetas de cobro y que desde entonces todo mundo se estaciona en la parte opuesta del mismo para no pagar, tampoco pueden estacionarse frente al Lavasolas ni a la tienda que renta películas porque les traen la grúa.

Avanzas hasta cruzar la calle para llegar ahí y a contraesquina se encuentra la secundaría en la que recuerdas haber tenido el único amor que nunca supo agarrarte la mano, dudarías que hubiese sido un novio realmente. Avanzas más adelante y encuentras ese pequeño restaurante chino en el que tuviste una cita bastante agradable pero nunca culminó en nada más a pesar de que era una buena persona; tal vez te gustaban más problemáticos.  Te distraes caminando y sin querer uno de tus pies casi te lleva abajo por una alcantarilla abierta, te repones y sigues como si nada, esperas que nadie se haya fijado, y efectivamente todos vienen pensando en sus cosas, algunos más solo escuchan música y nadie parece llevar una relación de convivencia más allá de sí mismos. Finalmente llegas después de cruzar el amplio estacionamiento vacío, accedes por la entrada lateral y te encuentras que ahí siguen las mismas tiendas, esa donde venden joyería supersticiosa como Ágata, Ojo de gato, Ópalo, Amatista, Cuarzo, Feldespato y Obsidiana. Avanzas un poco más y notas que el cine al que acudías los fines de semana se ha ido. Un Multicinemas desaparecido por la baja de personas que acudían también a este centro comercial, pero eso cambió mucho una vez que iniciaron remodelaciones y que aceptaron comercios más atrayentes como las ópticas, dentistas, tiendas de ropa y naturistas y recientemente hasta un gimnasio solo para mujeres.

Afortunada y desafortunadamente sigue ahí la misma librería a la que acudías siempre que venías, “Cristal” con sus vidrios de cristal que te dejaban ver el interior y ponían sobre repisas los libros de ese mes. Buscas alguno de interés pero las nuevas novelas juveniles no dan espacio a los clásicos ni a una buena literatura. Al entrar casi todo está vacío, buscas en la novelas de terror, repasas alguno que no hayas leído y que además te interese pero de alguna manera los que ves no cumplen o con uno o con el otro requisito. Sales decepcionada.

Te sigues por el pasillo de locales ahora con cerámica color arena y al final del pasillo un saxofonista está sentado en una de las bancas de madera interpretando por dinero, lo escuchas, es muy bueno y además es joven.  Dejas un billete y una nota. No es tu teléfono pero si es una invitación implícita a escucharlo de nuevo. Un poco más adelante, enfrente de la cadena comercial de supermercado, se encuentra una tienda de helados, recuerdas que un amigo tuyo te había dicho que el helado era muy bueno y que el precio era bastante mejor. Llegas y te encuentras con un círculo reunido, la gente se ha detenido curiosa al ver la imperiosa batalla de figuras y estrategia que se está llevando a cabo sobre un tablero de ajedrez. “Un par de viejos está pasando un gran sábado” piensas. Te metes entre la gente y buscas por el helado de 8 pesos. Hay un anuncio con aquellas paletas de crema y gomitas de la Pantera Rosa, de Bugs Bunny  o de las Tortugas Ninja que comías en tu infancia en aquella colonia de la que te fuiste porque era una zona de riesgo y violencia. Esa misma casa en aquella colonia que pasaste casi 12 años viviendo de juegos de imaginación y una que otra muñeca. Esa calle enfrente de tu casa donde un día salieras a jugar con tus amigos que vivían en una bajada que cada vez que llovía se hacía laguna, y donde también atropellaron a tu perrita “Hanis” que saliera corriendo para el yonke. A ella la viste morir sentada con su cabeza en tu regazo rodeada de fierros oxidados, ahí donde lloró por última vez y un  hilo de sangre le escurrió por el hocico.

El joven que atiende la máquina registradora parece desesperado de que ordenes, finalmente pides un cono sencillo y te sientas mientras lees el periódico que te prestó uno de los espectadores del juego de ajedrez. Encuentras una nota curiosa: “Un museo para la tragedias de amor”, ahí los objetos contenidos no despiertan la codicia de ladrones pero en el público es una rara combinación de melancolía y sonrisas en complicidad. Este museo nació en Croacia cuando dos artistas, Olinda Vistica y Drazen Grubsic decidieron separarse. Los objetos contenidos en dicho museo tienen una historia interesante, por ejemplo el de una mujer fue un vestido de novia que no podía estar más en el closet junto a una carta con la historia de su amor y el desenlace, el de otra fue una hacha, la cual usó para destruir todos los muebles que se obtuvieron durante la relación. El de estos dos artistas creadores del museo fue un simple florero blanco.

La historia de otra mujer de Berlín cuya aportación fue un ciervo de papel maché color rojo, cuyo ex esposo peruano regalara en la única y última navidad junto a la frase “quiero ser el sol de tu vida”. Ciertamente piensas que es un museo muy original, porque si existe un museo de arte en París, y uno de escritores famosos en Dublín porque no incluir uno con la historia de la humanidad más vieja, la del amor con desenlace trágico como fue la de una Joven de Zagreb que regaló una rosa congelada y escribió: “Todos los grandes amores son trágicos o breves… ésta rosa congelada me recuerda un gran amor que fue largo y trágico”, entre otros regalos se citan anillos que terminaron en un aparador antes que en el dedo de la mujer amada, un frasco repleto de lágrimas derramadas por un muchacho después de 4 años de relación, osos, ropa interior, teléfonos, y las ya clásicas cartas; uno de los objetos más singulares fue una pierna ortopédica de un veterano de guerra en Croacia que se enamoró de la enfermera que lo cuidaba, y junto a dicha pierna se menciona: “La pierna duró mucho más tiempo que la relación… estaba hecha de un material mucho más sólido”. Te pones a pensar la cantidad de objetos que has desechado y que seguramente hubiesen tenido un mejor uso para decorar dicho museo.

Se ha pasado el tiempo y la tarde se ha venido abajo, piensas en los deberes que tienes que hacer, la tarea que tienes que entregar el lunes para una clase cuyo docente posee una cara de loco que no puede con ella. Te da risa recordar las historias que ha contado frente a la clase, como aquella sobre su efímero matrimonio con una joven de 17 años que después muriera de cáncer.

Después de escribir esto piensas… “Creo que he inventado los viajes en el tiempo… de otra manera no habría tantas memorias revividas en un día…” publicas esto, cierras el portátil y te acuestas a dormir, tanto recordar agota demasiado. 

Amarga


No supe que hacer con mi vida y la lleve al desastre
por eso escribo los versos oscuros y los negros pesares...
TPR

viernes, 16 de marzo de 2012

Francamente


Si las buscas y te gusta por modosita, seriesita, calladita y pura porque quieres que sea otra cosa, es lo que es y mágicamente no se va a transformar en la alocada, mujer sexosa y expresiva con excesos, no va a pasar si buscas ese tipo de mujer de una vez búscala, no andes cambiando a otras, porque nadie te va a cambiar a ti.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Primer acercamiento




- El auto

Has prendido tu cigarro esperando afuera de mi casa, mientras yo he ido por mi chamarra, te veo desde la ventana y sigues pareciendo el mismo impertinente que conocí hace un año; el humo hipnótico desprendiéndose del foco rojo de tu cigarro me indicaba tu nerviosismo, nuestro primer acercamiento.

Por fin abro la puerta para salir, cual si fuere un muro que nos impide vernos suspiras de tranquilidad al verme salir mientras abres la puerta para que entre a tu coche, claro como todo buen caballero en la impresión de primera cita.

Ya no me interesa decirte que odio el cigarro, muy a pesar que te lo diga lo sigues haciendo, pero por lo menos ahora tomas pastillas de menta para disimular.

El viaje transcurre plagado casi por completo de silencio, decides encender la radio para evitar más tensión que se acumula en los vidrios empañados por el calor de nuestro temor, mientras el frío decembrino de afuera  se muestra implacable con los arboles cubiertos de nieve, y como cristalería de aparador cuelgan pequeñas estalactitas del hielo que gotea.

Tu carro, es un asco.

Tu camisa, está desalineada, tu cabello sigue tan rebelde y sensual como lo recuerdo y todo eso solo te hace más como me gustas, más normal que la decena de hombres que han aparentado miles de cosas ante mis ojos, que han aparentado más valentía de la que poseían al momento de marcharse, que aparentaron más bondad de la que realmente poseían y que han aparentado más amor del que realmente sentían. Al menos tú no aparentas nada, pero lo que eres tampoco te hace ideal.

El silencio lo rompes tú, pensaría que preguntarías cosas como ¿qué has hecho?, ¿sigues con ese?, ¿me extrañaste?, o que dirías cosas como "Te necesitaba, te extrañaba; luces diferente, realmente él no te convenía, te amo" pero surgen de tus labios profiriendo estas palabras con un tono caído y pesado.

"Cuánto tiempo"

El callado suspiro de tu pecho sobreviene en tus anginas, mientras mi mirada se posa seria sobre tus ojos mirando el camino lleno de hielo.

Respondo:

"Solo el necesario, solo el necesario para entender que nos extrañábamos, para entender que nuestros peores defectos se veían muy bien juntos y que nuestras virtudes podíamos desecharlas, al final de cuenta, no aparentamos, tal vez solo nos quedemos con lo único bueno e importante sin ser defecto o virtud."

Se amplia tu sonrisa, en la esquina inferior izquierda le sigue una mueca de indecisión, no deseas quedarte callado a mi comentario y dices: "Vamos por un café, será una noche larga"


- El café

Salimos del auto, inmediatamente después de poner la alarma y los seguros te continuas veloz hacia mí que había dado los primeros pasos hacia la puerta, me abrazas para cubrirme del frío, tu mirada se desvía sin poder evitarlo hacia un escote pronunciado que llevaba desde que salí en la mañana. Corriges tu mirada y abres la puerta.

Escojo el lugar, un punto alejado de toda la faramalla de meseros y comensales. El lugar es cálido por el vapor de las cafeteras y las risas humanas que se han desprendido de miles de veladas como la nuestra. El lugar es junto a la ventana, me permite tener un escape a tu penetrante mirar, veo pasar los carros y el reflejo en la ventana me ha advertido que estás atrás.

"Traje tu favorito", te diría "¡qué considerado!" pero siento que es otra más de esas frases prefabricadas que nos decimos todos, mujeres a hombres, hombres a mujeres. Tomo el café y te sientas justo a mi lado, me miras... pareces perdido en aquellos años en que todavía nos sonreía una vida que no era tan difícil en un tiempo en que nada se nos prohibió.

"Eres hermosa"

Sonrío, tal vez el mismo rubor me sigue inundando cada vez que me dices eso, aunque siempre sea lo mismo.

Pasan las horas, nuestra conversación transcurre en todo menos en lo que queremos hablar, que el trabajo esto, que las ventas aquello, que el robo tal, que la habitación se pintaría con la imagen de un cuadro que me agradó bastante, que tus alumnas seguían teniendo ese humor de colegialas cada vez que les recitabas poesía. Que no podía encontrar el momento de estar sola porque un compañero de trabajo me acosaba constantemente.

Ese tipo de cosas que no tienen sentido decirse, y dejamos pasar tres horas para que nos dieran quince para las doce.


- Regreso

El tiempo no se hizo amable contigo, te deformó el rostro, te creó un perfil, te dio años de más, te quitó cabello, te dio inteligencia y cultura, te robó encantos, te dio más comentarios directos y menos de esas metáforas absurdas que me cansaban. A mí me quitó figura, me dio madurez, me dio ojeras y me quitó sensibilidad. Muchas cosas se nos fueron y otras volvieron, la cuestión sería... "¿Volveríamos tú y yo?"

El hielo era una capa insistente del asfalto en la carretera; rumbo a tu apartamento discutiríamos cosas con más libertad que la que permite un espacio como el café. Me quité el saco, y me recosté de lado sobre el asiento del copiloto, no deseaba verte al rostro, me bastaba el tono de tu voz, relajante, divertido y arrastrado. Tu mirada de alguna manera guardaba más decepciones que antes de que partieras, la mía guardaba más tristeza que la que tenía en ese entonces.

"Te extrañé y pretendo que esto suceda"

"¿Sucederá?"

Silencio...

El asfalto se había tornado peligroso, la velocidad del auto fue la inadecuada, una curva sin aviso previo para el conductor... un destino final nos arrebató en un segundo, la espera de muchos años...

viernes, 2 de marzo de 2012

El hombre y el perro


El mejor amigo del hombre, es el perro;
el mejor amigo del perro, no es el hombre, 
es otro perro...
TPR