Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

sábado, 28 de agosto de 2010

3 días para morir




No había manera ni siquiera para llorar por ello, una muerte digna no se llora, no se sufre, ni se dramatiza; la verdadera muerte digna, en ese sentido, no es para mí.


Llegué un día quejándome de un dolor punzante en la parte lateral de la espalda y para algunos estudios y un mes después, era el doctor quien ya tenía miedo a verme.


Durante los últimos días solo lo veía pasar por afuera de mi cuarto preguntando a las enfermeras de mis signos, yo me sentía bien pero no podía explicarme por qué me evitaba hasta que por fin se presentó. El doctor se acercó a mí, olía a sanitizante y a cloro, me dijo que me quedaban tres días de vida...


Lo dijo con un tono serio, solemne y su mirada era apabullante, simplemente transmitía su miedo a que yo muriera, más de lo que yo misma pudiese expresar. Bien, así fue que me dijo, pude haber llorado, pude haberme deprimido en mi habitación, pude haberme enojado incluso con una fuerza mayor, pero no tenía sentido. El entró me dijo lo que tenía que decirme y se marchó, seguro para que no compartiera mi reacción, que mal doctor. Me quité sondas, retiré las sabanas, me cambié y salí sin ni siquiera darle las gracias. En estas circunstancias siempre se agradece que al menos a uno le comuniquen de buena forma la noticia o que haya sido constante la presencia del doctor durante todo el diagnóstico, pero, ni eso.


¿Qué haría yo con tres días de vida a partir de ahora?. Lo primero que hice saliendo del hospital fue ir a mi casa, nadie me esperaba porque vivía sola, no tenía muchos amigos con los que mantuviera contacto, y relaciones amorosas pues... tan ocupada estuve en mi empleo que no me dediqué a formalizar relaciones, sin embargo mi punto de partida fue en realidad algo muy sencillo, salí de mi casa con un saco, me arreglé como nunca me dediqué a mi exterior, no por vanidad, era mas para empezar a cumplir las cosas, lo gracioso de esto es que cuando uno tiene un esquema de vida, hay dentro de los planos los deberes, las penas y el silencio; para mí ya se desdibujaba todo lo que planeé, ya no volví al trabajo, ya nunca limpié ni me preocupé por un orden, por documentos ni cosas de esas que nos sujetan a este mundo, de hecho se siente bien, ¡ya que importa lo demás! corrí hasta llegar a la plaza central de la capital, tenía por seguro que encontraría a mucha gente, me puse a sonreír, a saludar, a platicar con las personas sobre cosas mundanas y las veía tan bellas, tan únicas, poco después, empezaron a llegar artistas y músicos del festival cultural, me les uní en sus ensayos, me hablaron de sus vidas, estuve durante las danzas en la plaza y cantando, estuve viviendo sin inhibición cada pasatiempo que abandoné, cada cosa que quería, pronto me di cuenta que empezaba a ser diferente, ya no era yo, o tan solo empezaba a ser de verdad yo.


Cuando me pongo a analizar eso, más me doy cuenta que la vida nos sujeta a falsedades, a cosas inútiles y fútiles, anclados a una normativa que podría ser lo que mas oculta al Ser, si Hamlet llegó a preguntarse alguna vez:  "¿ser o no ser?", creo que la relación se entendió a la inversa, "¿no ser o ser?"


Ya entrada en la noche bebí sin llegar a extremos solo para disfrutar de la velada nocturna, llamé a muchas personas que conocí, visité amigos, volví a hablar con las personas que eliminé de mi vida. Ya no importaba el pasado, las personas o yo, de hecho solo importaba hacer lo que a mí me hacía sentir bien, bailé, canté; escribir ya no porque era mas placentero relatar historias a las personas que se detenían a escuchar, hubo muchas cosas que hice durante dos días, entré a una sala de cine que amablemente pedí al gerente, demostrando con mis análisis, para que me dejara estar sola en la sala; jamas me gustaron las películas románticas ni las comedias, mucho menos las comedias románticas, pero quería disfrutar como todos los demás alguna vez lo hicieron con lo que es ver el amor en otros ojos, sentir algo, reír por algo, fue tan emotivo para mí, al menos porque jamás creí llorar por las comedias románticas, salí agradecí y partí regalando abrazos y sonrisas a todos, alguno que otro beso en la mejilla y adiós. Comencé por viajar en el tren, y me detuve donde mejor me pareció, comí todo lo que se me antojó, hice amigos por montones durante todo este tiempo, ya podía expresarme, desinhibirme y simplemente ser yo, porque poco importaba como me vieran los otros. 


Para el final en mi tercer día me levanté del sillón de un lounge donde me quede a dormir, las cortinas rojas se alzaban desde el segundo piso, un florero y una rosa roja estaban ante mis ojos, más atrás, una nota semiquemada; regresó a mi memoria la noche anterior, en un restaurant-bar en Contiapó, un hombre de quien no recuerdo su nombre, se apareció con un chaleco, una camisa y unos jeans, parecía ser alguien muy conocido dentro de la gente que estaba aquella noche, no era mal parecido, pero se veía de lo más normal y simpático. Se acercó a brindar con nosotros, más adentrada la noche solo quedábamos él y yo, platicamos horas hasta que el dueño nos sacó, de ahí nos seguimos hacia una pequeña cafetería que siempre estaba abierta; nos sentamos, para esa noche llevaba algo muy digno de la ocasión, una vestido negro de cocktel, tacones charol y unos rizos oscuros, era tan acogedora la cafetería que de hecho parecía más la sala de una casa, había estanterías con libros, una sinfonola, y una computadora que proyectaba con un cañón sobre una pared blanca y lisa letra de poemas que fueron los mas hermosos  que había leído en mi vida, estuve con él toda la noche hasta que por fin decidimos irnos, fuimos a su departamento, con algo de alcohol pude haber creído que pasaría algo más, pero realmente borracha o no, suelo estar muy consciente. Un beso en la mejilla fue lo más que consiguió porque en un principio que saliera del hospital ayer, me dije que si algo no quería estos últimos días era preocuparme por el corazón de alguien más, ni el mio, ni el de nadie, ni mi alma ni la de los demás, ¡nada!, es demasiado peso moral y anímico; un beso como ese, y comprendió se fue muy serio a su cuarto y yo dormí por la gravedad del vino en el sofá, al día siguiente abrí aquella nota que seguro habría dejado en la mitad de la madrugada, la abrí pensando que sería una carga mas a mis memorias pero no fue así. No era una carta de desprecio por negarme a algo más, no era de amor con mayor razón, en cuanto terminé de leerla, subí corriendo buscándolo pero no estaba. Esta nota era de tanto significado que aunque me muriera bien podría acabar con mis horas y sacarlo de debajo de las piedras, incluso donde el viento da vuelta, me puse de nuevo los jeans, la blusa y el saco, y ya no lo encontré, busqué en la cafetería, en el bar, en la plaza espere ver su coche y no apareció, ni siquiera llegó a su departamento. ¿Estaba de nuevo viviendo al sujetarme a él?, pero lo dicho en esa nota no podía perderse. ¿Qué haría ahora?, pues tuve que dejarlo, eran pocas horas y acabaría todo y sin poder haberlo visto por última vez, me arreglé con unas pequeñas compras que hice de último minuto, el dinero no valió nada, todo lo gasté en comprar mis caprichos de último minuto y algunas donaciones para instituciones donde yo estudié, ayudé, y por alguna razón me llamaban la atención. Me bañé durante una hora dentro de una tina a la que le agregaba agua caliente cada vez que quería, era un baño de burbujas bastante relajante, después de estar ahí, me arreglé con un gran vestido negro, muy parecido a aquellos vestidos del año 1800 solo que no tenía mangas era algo escotado y eso era todo, tenia pedrería y abajo era una obra de arte en tela; estuve muy presentable para acudir incluso frente a alguien de la realeza, tomé un taxi y acudí a una boda que ya tenía planeada con anterioridad, no era mía pero era de alguien a quien yo necesitaba ver feliz; entré justo cuando el padre pregunta si alguien se oponía, las personas que eran testigos en la boda me miraron con un profundo odio porque ya me conocían, pero me limité a pasar frente a ellos, saludarlos con una calurosa sonrisa y ver el santo ritual. ¨Acepto, acepto¨, y el beso final, ahí todo terminó.


Derramé unas lágrimas y al momento de partir, justo cuando creí que no me vio, se detuvo un momento y se acercó.


-¿Por qué has venido?
- He venido porque necesitaba saber que estabas feliz y con alguien a quien de verdad amarás
-¿Pero por qué? creí que jamas te importé, que solo fui tu primer amor y nada más. Como alguna vez podrías haber dicho, tu bicicleta con ruedas.
-Te equivocas, no vine por eso, vine porque necesitaba saber que tu sabías amar, veras, nunca creí que tu pudieras sentir amor por nada.
-Estoy con quien debo.
-Lo sé, yo no marco ninguna diferencia.
-¿Quieres visitarme alguna vez?
-Te visitaré.
-Estoy libre los sábados, puedes ir a mi casa.
-Estaré ahí.

Podría aceptar, como quiera, no iba a estar para entonces.
¡Salí de la iglesia y ahí estaba él, aquel hombre del bar, parado observándome! por un momento me congelé, se quito su sombrero, también venía formal, el agua caía y yo me empezaba a estremecer por la lluvia fría y la mirada de él, sin decir palabras me besó, no pude hacer nada. Cuando terminó puso su sombrero en mi cabeza y se desvaneció; su carta y este beso, me dieron las últimas lecciones de mi vida, y ahí mismo morí en paz y sin dejar nada. Todo lo que mi alma siempre añoro, hecho ya estaba.

martes, 24 de agosto de 2010

La puerta de Solar



Ya es imposible.
Es por demasiado improbable, como el destino me fuere a jugar tetras tan maliciosas.

Cada rincón vago, cada cara externa, cada ser interno, todos han sido tú, todos ninguno sin excepción. Todos Alejandro, ¡todos! ninguno puede llamarse Darío o Juan porque todos son Alejandro. Y llevo generaciones escuchando tu nombre en todos, tu rostro en muchos y tu forma de ser tan dulcemente mortal, todos la tienen, sin que te busque ahí estas. Hoy caminé largo rato rumbo al Café. Villanueva ya no consiguió hacerme sonreír, ni Villegas, ni Medrano, hasta Lorena me lo dijo, ¨es que tú no lo has querido dejar, por eso estás así, y ya ni te quejes, tú misma te has metido en la mente el pasado¨, fue demasiado fuerte su comentario, pero la verdad así es, pega duro, y es totalmente corrosivo cuando es de alguien a quien quieres. Me quede horas y horas estudiando en el Café, y no conseguí retener nada, mi cerebro se bloqueo por completo y todo porque lo veía a él, hoy Alessandro me apabullo al decir:
-Recárgate, tienes sueño- y era él en la mente ambiciosa de otros.

Luego Alexander llegó; cualquier lugar donde estuviera aunque lo ignorara, siempre conseguía dar conmigo. Esta vez venía acompañado.
-¿Por qué tu USB se llama Alex?
-Me lo regalaron, y el muchacho que me lo dio, le puso ese nombre. Ya jamás se lo quite.
-De seguro le gustabas.
-Sí.
-¿Le hiciste caso?
-No.
-¿Por qué?- No respondí, entonces llega Alejandro Tapien - aclarando, no es el Alejandro que mencione al inicio- para empezar a picar mis costillas, y entonces le amenacé ¨te voy a pegar¨, pero él sabe que no es cierto, que no lo haría y me responde:
-No es cierto, no me pegarías.
-Tienes razón no te pegaría. A menos que hicieras algo imperdonable. Pero eres mi amigo y a todos mis amigos los quiero, por eso no te pegaría. Y en eso Alexander responde entre risas:
-No somos amigos y aunque no me quieras, no me pegues.
-¡Vaya!
Y ya preguntándome si tengo novio, su cara cambio mucho cuando hubiese dado mi respuesta. Sí.
Lorena estaba conmigo a esas alturas.
-¿Es de aquí?
-No, está en la Meradineva
- ¿Y cuando lo ves?
-Cada dos meses.
- Yo no podría estar así, yo me quejo cuando no lo veo en dos días- No quise hablar más.

Y así fue todo el día, con ¨hola bonita, con ¨¿cómo estas preciosa?¨, muchos me decían que si andaba con Alessander, y no era así, solo me gusta jugar con las manos indistintamente del sexo de la persona, no hay tal relación con lo que siento, pero pues no hay manera de evitar esto. Su recuerdo está en las letras A, en los ojos inocentes y desilusionados, ahí está, y es porque no dejo de pensar en el mal de aquellos años pero, ¿qué puedo hacer?, me dicen mensajes tan extraños todos y yo no capto nada en absoluto, como siempre muy despistada para esto del flirteo.

Ya me canso de ese tipo de amabilidades, si conociera a alguien que no tuviera en su nombre una A, que no fuera inocentemente dulce, ingenuo ni demasiado torpe, podría sentir que no repito éste deja vú de la historia donde todo lo que creía de él se vuelve basura. Me quede bajo el toldo de las puertas del café Solar. Llovía mucho afuera y esperaba al camión para irme a mi casa. A mi lado se había puesto un joven, no lo vi mayor de diez y nueve, pero no me había percatado de él, si no cuando inicio conversación conmigo. Si así empiezan todos. ¨que mal clima¨, ¨muy bueno el mocca¨.

Sin embargo pues no hay razones para la descortesía. Y aún así no me arrepiento, la conversación se torno muy interesante. Le gustaba la política, estuvo dentro de la guerrilla algunos años, y viajó a muchos lugares dentro de la República. Ahora era docente en Medicina con veinticuatro años de edad, ¡increíble!, la prueba de fuego inicial fue saber su nombre…
-Disculpa, ¿cómo te llamas?
-Guillermo Esparza
-Mucho gusto Guillermo.

Me habló del tiempo que estuvo en la guerrilla, de la política actual, sobre un periódico autónomo del cual él era editor y de porque se decidió a estudiar Docencia Médica.

-Tarde bastantes años antes de estudiar algo en conciso, originalmente estuve estudiando Letras Hispanoamericanas, Periodismo, en la universidad de la capital, pero siempre tuve una afición por la política y eso me hizo muchas veces faltar a mis clases, por lo que me suspendieron, entonces ya por ese tiempo no podía estar en ningún instituto, por lo que estuve medio año en la guerrilla muy metido. Pero se fueron cuatro años, estuve en algunos movimientos, muy variados y diversos, conocí mucha gente, eso ayudó al espacio cultural que abrí para compartir con mis lectores, y además dar espacio al talento joven que descubrí en mis viajes, también nos dedicamos a utilizar el dinero recaudado en nuestras ponencias para trabajos sociales humanitarios, contribuimos a levantar la biblioteca de la capital, la escuela del pueblo en Granada, y reservas alimenticias y de ropa para los damnificados del huracán Imelda. Al final me decidí a entrar a medicina. Era una extraña sensación, era como si debiera estar aquí, y no era difícil, siempre me gusto, mas no era mi principal afición. Y hoy, bueno vine a estudiar aquí.

Me despedí de él, mi memo, a esa hora ya se había anochecido por completo. Pero de ahí en adelante lo noté constantemente. Platicábamos cuál colegas. Compartíamos mucha información y métodos clínicos.

Sucedió un día que camino de nuevo al café Solar, vi a Alejandro, el tipo que anduve evitando toda mi vida, caminando hacia mí, no quería verlo, pero venia agitando su mano para detenerme gritándome a lo lejos. Iba a atravesar la calle y por las prisas no me detuve a ver las luces. A mitad de la calle un camión me embistió, ya ni pude ver bien ni el color. Solo oí algunos gritos, y luego nada. Estando ya consciente, pregunté al enfermero que checaba el suero.

-¿Qué día es?
-5 de octubre- ¡Noooooo! ayer fue el examen. Me frustré por completo, no me importó los huesos que me dolían, ni de la venda en la nuca, no me percaté de la cantidad de sangre que tenían que reponer, solo importaba que tenía examen. Y para acabarla de amolar sí, ahí estaba Alejandro, que más desgracias haría el destino esta vez…

-Estuve buscándote.
-¿Para qué?
-Vine porque necesitaba decirte perdón...- hizo una larga pausa, pero para mí, y con el shock que me representaba esta curiosa situación, fueron segundos.
-Creo que hice mal, bueno hice mal, y siento que te debo una disculpa, era muy tonto, yo sé que era muy tarado, pero quiero que sepas y que me perdones.
-¡Hey no hay problema, realmente no paso nada, estoy bien, fue de seguro una chiquillada la nuestra, te perdono y no te preocupes por ello!- disimulé por completo lo que había significados cinco años en tan solo dos minutos, se despidió tranquilo y se fue, jamás volví a verlo y desde entonces ya no temería verlo tampoco.

Poco después llegó Memo.
-¿Cómo te sientes?
-Bien- aún no era consciente de mi estado, todo estaba pasando por inercia tan veloz que desfasaba todo.
-¿En serio?
-Sí, sí, de hecho me encuentro mejor que nunca, liberada, armoniosa, feliz.- Llegó una enfermera que parecía conocer muy bien a Memo.
-¿Sabes que Memo salvó tu vida?
-¿Eh?
-Yo vi el accidente, cuando el camión te atropelló, él supo exactamente qué hacer, tenias una hemorragia a nivel de la arteria femoral, el contuvo la sangre antes de que la perdieras toda, te llevó de inmediato al hospital y por suerte sobreviviste, hubo una ocasión en que necesitaste reanimación.- Estaba por demás sorprendida, alguien había salvado mi vida, nunca pensé que pudiese morir así pero alguien logro salvarme en mi ingenuidad sobre la muerte. No es que pensara que no pudiese morir, pero sí que no sería tan pronto.

Cuando la enfermera se fue, estuve mirando a los ojos a Guillermo. Toda esta experiencia, me hizo ver que todo estaba orillándome a un camino, desde mi paranoia por no querer ver a Alejandro que provocaría el accidente hasta que Guillermo me conociera, y entonces debajo del toldo de la puerta del café Solar comenzó nuestra historia.

lunes, 23 de agosto de 2010

No es cierto, no has muerto.


Ayer recogida la noche sobre una cuna de angustia, donde cada cosa dentro de esta habitación me recordaba tu llegar, tu estancia y tu partida, descubrí que era un recuerdo aquel muerto, aquel muerto que escondimos bajo la llave de una caja verde. Ni la actual boda, ni el divorcio futuro podían hacer mucha diferencia como ninguna insignificancia, sepultado bajo la tapia en ruinas y rodeado de piedras encrespadas, donde yacen los pedazos de mi corazón en una fosa común sin identificación, ese lugar donde ya nadie puede identificarlos y ni yo misma me atrevería a sacarlos.

Ahí donde tú y yo enterramos por siempre aquel arcón verde en que fueron enterradas miles de cartas, miles de canciones, miles de recuerdos y añoranzas, entre tierra y naturaleza muerta, están los días que me hacían sentir joven. Las ricas charlas, las visitas continuas, ya no viven, eso si ha muerto. A donde enterré mi corazón yacen los héroes de los buenos días de la Alforja. No soporté más, como imaginaría que el mismo día de comprometerme me divorciaría.

Tan señorial ceremonia, tan bello vestido y tan bonita mujer, hechas trizas de una sola vez. Ya estaban mis cosas empacadas solo hacia falta partir, y así lo hice, partí sin que nadie se diera cuenta y sin que nadie me esperara en algún lado. Nadie en la recepción se percató hasta que la novia no apareció para el último vals y fue mejor así.

Manejé miles de kilómetros y horas incontables de silencio, en mi viaje lloré mi antigua desdicha, lloré las oportunidades perdidas, y la caja verde sepultada bajo los tres cipreses del cementerio.

Sin más sufrimiento se fue poco a poco el rencor, y lo sustituyó verdadera paz, solo porque ya reconocía que esta historia siempre o se podría repetir o yo perder contra el destino y sola quedar, pero así no es.

En la madrugada tuve que detenerme a recargar el galón de gasolina si quería avanzar hasta no encontrar como volver, sino después de mucho tiempo.

Entré a una peculiar cafetería, todo dentro de ella eran pilares de madera en cada rincón, las ventanas eran cubiertas por unas cortinas rojas semiabiertas que dejaban pasar el color de la noche por sus espacios, y la atmósfera era más penetrante conforme me adentraba, no era como cualquier cafetería, las velas tintineaban su llama perpetua por cada mesa; pase a sentarme, me quede un lapso de indeterminado tiempo, deje volar las horas y yo miraba la lluvia golpear con dulzura los vidrios, escuchándola caer y sintiéndola lavar mi corazón que ya descubría desenterrado, lo traje a la vida solo para verlo sonreír una vez más, y recordé como dichoso encontraba ojos soñadores y rayos de luna, labios sinceros... que triste traición, pronto el lugar quedo vacío y una sola veladora iluminaba el sitio. Me encontraba para esas alturas sin mucha noción de realidad o espacio, y ya me iba a emprender viaje cuando desde el fondo de las sombras alguien llamó.

-Señorita, espere, olvida su caja.
-¿Caja, que caja?- por un momento me vino a la mente un trozo verde siendo carcomido por la naturaleza de la madre tierra.
-¡Su comida para llevar!
-¡Ah!, vaya gracias- surgió una pausa en que me perdí con la mirada baja y él observaba con peculiar extrañeza.
-Disculpe, ¿se siente bien?
-¿Uh? ahm, ¿qué?, ¿por qué la pregunta?
-No la veo bien.
-Estoy bien.
Y ya me decidía a irme, pero el muchacho insistió.
-Mire, si desea, le puedo hacer compañía en lo que espera -asumió que esperaba a alguien, por el vestido- prometo que si quiere silencio, estaré callado- me iba a precipitar a reírme pero no era el momento correcto.
-Puedes quedarte y por el silencio y por esperar tampoco me preocupo, no hay por que esperar, no hay silencio más grande que el que no haya vivido, sera mejor si podemos hablar.

Y de ahí saqué las cenizas para devolverlas al aire y verlas volar, de nuevo empecé, y de nuevo aseguro por algo me iría a caer, pero este corazón no entiende de caídas, amar y caer, amar y caer, hasta que un día me de cuenta que no me volveré a levantar...

El amor es la unica caricia que puede matar.

viernes, 20 de agosto de 2010

De la Raíz al Pétalo de la Rosa



Celebro con mi primera entrada oficial el inicio de este espacio, una de mis primeras ideologías obedece a la ley natural que nos vuelve a todos uno solo; los seres humanos siempre hemos estado relacionados y es lo que pretendo develar, muchas de las formas de relación no son tan ambiguas, de hecho hay unas que sobrepasan más alla de la física, eso explicaría las ocasiones en que hemos viajado a otros lugares desconocidos durante la inconciencia del sueño, eso habla de las visiones vívidas sobre los rostros de personas que aún no conocemos. Sentirse parte de este sincitio de relaciones de hecho es una necesidad psico-social, y eso nos hace solamente llegar a límites ordinarios sobre las que se basan nuestras aptitudes y actitudes pero, tambien existe una excepción a la regla, en lo personal, disfruto de la compañía lo mismo que de la soledad, por que dentro de ella también se pueden descubrir otras aptitudes y actitudes, y esas tambien se relacionan con la metafísica. Otro segundo axioma para mí, es que las cosas causales del destino tienen un fín, todo en este universo tiene un propósito de acción, decir que las cosas suceden al azar o por que sí, nos hace aceptar que posiblemente la vida humana no tenga propósito, pero si la tiene, el fracaso al descubrirla es simplemente no haber buscado lo suficiente o mediocremente, ademas conllevaría manejar una gran cantidad de situaciones simplemente a la suerte pero yo no lo considero, así pues cada cosa que sucede tiene un objetivo muy pocas veces comprensible, sobre todo cuando se habla del tipo de cosas que rayan entre la vida y la muerte. Como se menciona el título de la Raíz al Pétalo de la Rosa es una redacción que versa sobre las cosas más simples sobre mí. ¿cuál es mi propósito?, solo el de lograr un punto de confianza y unión, muchos se sentiran identificados con mis textos, otros les aburriran ya que rara vez escribo brevemente, y alguno que otro les hara sentirse mareados en la discordancia de mis ideas y de las cosas que presento, conocer a una persona es una tarea que nunca termina, somos formas que se metamorfizan, cambian, y aunque ciertas esencias permanecen, siempre estaremos en el continuo proceso de cambio. Así a posterior comentare algunas cosillas respecto a mí.

Este es mi Blog llamado Alma de Amarilis, versos y otros Daguerrotipos, primeramente escogí este nada breve nombre porque es lo que más me ha hecho a mí ser una forma, mi nombre real designa precisamente un Alma de Amarilis, esta última palabra, Amarilis, posee solo dos importantes significados para mí, en primera, era el nombre de una poetisa de Huánuco, Perú, del siglo XVII, no identificada pero, se tienen especulaciones de haber sido monja y admiradora de Félix Lope de Vega a quien envió su poema Epistola a Belardo publicado en 1621, en La Filomena obra de Lope de Vega:

Aqui esta un fragmento de su poema, que para mi es de real identificación.



Tanto como la vista, la noticia

de grandes cosas suele las más veces

al alma tiernamente aficionarla,

que no hace el amor siempre justicia,

ni los ojos a veces son jueces

del valor de la cosa para amarla:

mas suele en los oídos retratarla

con tal virtud y adorno,

haciendo en los sentidos un soborno

que los inflama a todos

y busca luego aficiosos modos,

con el que pueda entenderse

el corazón, que piensa entretenerse,

con dulce imaginar para alentarse

sin mirar que no puede

amor sin esperanza sustentarse.


Al fin de éste, donde el Sur me esconde

oí, Belardo, tus conceptos bellos,

tu dulzura y estilo milagroso;

ví con cuánto favor te corresponde

el que vio de su Dafne los cabellos

trocados de su daño en lauro umbroso

y admirando tu ingenio portentoso,

no puedo reportarme

del descubrirme a ti, y a mí dañarme.

Mas ¿qué daño podría nadie hacerme

que tu valer no pueda defenderme?

Y tendré gran disculpa,

si el amarte sin verte, fuera culpa,

que el mismo que lo hace,

probó primero el lazo en que me enlace,

durando para siempre las memorias

de los sucesos tristes,

que en su vergüenza cuentan las historias.


Esto mi voluntad te da y ofrece

y ojalá yo pudiera con mis obras

hacerte prendas de mayor estima:

mas donde tanto se merece,

de nadie no recibes, si no cobras

lo que te debe el mundo en prosa y rima.

He querido, pues viéndote en la cima

del Alcázar de Apolo,

como su propio dueño, único y solo,

pedirte un don, que te agradesca el cielo,

para bien de tu alma, y mi consuelo.

No te alborotes, tente,

que te aseguro bien que te contente,

cuando vieres mi intento,

y sé que lo harás con gran contento,

que al liberal no importa para asirle,

significar pobrezas,

pues con que más se agrada es con pedirle.


Versos cansados, ¿qué furor os

lleva a ser sujetos de simpleza indiana

y a poneros en brazos de Belardo?

Al fin, aunque amarguéis, por fruta nueva,

os vendrán vuestro gusto bronco y tardo;

el genio gallardo,

en cuya mesa habéis de ser honrados,

hará vuestros intentos disculpados:

navegad, buen viaje, haced la vela


guiad un alma, que sin alas vuela.


Amarilis, Epistola a Belardo.


Mi segunda razón para haber escogido esto también atañe a el nombre de una pastora de las Égoglas de Virgilio; pero en poesía, es sinónimo de muchacha. Y lo tomo como algo de mí, porque mi nombre real significa niña llena de luz, no creo poseerla pero si de tener siempre un alma cual niña curiosa.

Mi vida como poetisa inició a mis diez años de edad, cuando precisamente mi curiosidad me hizo escutriñar en los viejos y pesados mamotretos de un librero en mi antiguo hogar, entre ellos, el que me inició en poesía fue:


Literatura mexicana e hispanoamericana por María Edmée Álvarez


y entre aquellas poesias y lecturas acerca de los siglos dentro de la historia de la literatura, escogí como mi mejor exponente a la Décima musa, Juana Ínes de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Ínes de la Cruz.

Una primera inspiración en mis años más mozos; empecé redactando versos basados en la composición de la rima metrica común, hasta que poco a poco, evolucione aquellos versos, fui partícipe en algunos concursos de composición literaria con cuentos cortos de carácter fantasioso bajo el seudónimo de Paloma. Muchos de los poemas escritos durante ese periodo se perdieron o fueron regalados sin ningún borrador guardado, posterior a ello pasaron dos años antes de volver a interesarme dentro de la poesía, hasta los 14 años, cuando un suceso en mi vida desató el lado mas oscuro y melancólico de la misma, alrededor de ellos creé varios cuadernos dos de ellos dedicados a preservar frases ejemplares de otros autores y propios, algunos esquemas y bosquejos, y tres más que aún se conservan, y que llevan más de 50 redacciones poeticas entre sus hojas, algunos poemas, cuentos y libretos inéditos se encuentran sepultados bajo hojas de narrativas en archivos olvidados pero, conservo la iniciativa de buscarlos y posteriormente publicarlos, cuando hablo de versos, suelen ser el reflejo de dos cosas en esta vida, la realidad misma, y la irrealidad concebida solo como alguna forma extrasensorial, es díficil de explicar porque ciertos pedazos de vidas ajenas se cuelan dentro de nuestra imaginación y plasman cosas que son más que un simple suceso.

Y hablando sobre los Daguerrotipos, primero procedere a definirles lo que es:
Procedimiento fotográfico donde la imagen se forma sobre una superficie de plata pulida como un espejo. Entonces el daguerrotipo es la imagen resultante de este procedimiento, y su creador fue un frances llamado Daguerre, Louis- Jacques (1787-1851).


Las personas retratadas durante este periodo de la fotografía solían ser captadas con sus pertenencias mas significativas así como prendas de la época. Y es así cualquier escrito, ya sea poema, canción, o prosa, son impresiones púlidas, que reflejan nuestra época, nuestras vivencias, nuestra realidad nacional, el mejor retrato de nuestras pertenencias y y nuestras memorias de mayor valor, es como una especie de identidad impresa en letras. Cuando un escritor quiere reflejar algo o poner su imaginación dentro de cualquier estilo de redacción no refleja el exterior o la realidad en sí, revela la propia identidad del artista.
Esta explicación refleja el nombre escogido para este espacio.
Mi nombre aparece como la Rosa Púrpura, no prentendo revelar otro que no sea este por motivos personales, pero no dudo que alguien mas ya me conozca por estos rumbos, la Rosa Púrpura fue un descubrimiento intrínseco para mí, fue a inicios de mi bachillerato que me he colocado dentro de este seudónimo, hablar de la Rosa Púrpura es designar las cualidades que pocos descubren como bellas, o como axiomas de la vida, cosas que por grotescas, apabullantes o criminales, aún poseen poesía en su esencia, cosas que se marginaran en los oscuros rincones de cólera y melancolía, pero siempre he sabido ver las diferentes caras de estos prismas que muchos condenan y que otros detestan escuchar, para simplificar este desarrollo, dire que la Rosa vino a mí.
Era una tarde del único día que siempre deteste, bastante tenía con recordar ahora mas con revivir, aquel día estaba de luto y en poca disposición para ser amable o atenta con las personas a mi alrededor pero, al día siguiente ya en mejor condición anímica recibí una rosa, como cualquier otra que le es regalada a cualquier joven muchacha, recibí una rosa roja, la conserve con especial ternura por la persona que me la regaló, la coloque en un florero con la mitad de agua y la mitad de acetona porque había escuchado que una rosa se podía conservar mucho tiempo por este método, la dejé, y al mes cuando regrese a verla, se había marchitado, fue mi decepción sí, pero vino a mi mente, en vez de tirarla, aún la sigo conservando, porque ella me hizo ver que incluso la muerte de una flor, no la hace menos bella, en cierto sentido le da mas significado, y así veo las cosas ahora, hablando de penas, de errores, confusiones, de dolores de corazón y heridas del alma, hablando de fatalidades del destino, todo lo que parece aterrador y grotesco como lo es la muerte y los malos vicios tienen con ellos su esencia, su belleza y su poesía. Es lo que refleja la Rosa Púrpura para mí lo que en calidad de clandestino, de oculto, de mortuorio y debilitante penar, aún todo eso obedece a la belleza, a la utilidad y al crecimiento interior, quién sea escritor concordara conmigo en que quien no ha sufrido, no ha vivido, es lo que nos hace crecer, es lo que nos lleva a pensar de verdad. Quien no haya sufrido limitaciones, quien jamas a lidiado con la muerte o con los sentimientos mas negros y nuestras venas mas tristes, realmente no conoce la vida. La mayor parte de mis inspiraciones viene de dos fuentes o más que no he identificado aún, cuento entre ellos mis amistades, la gente que veo a lo lejos, el cielo, el viento, la muerte, las penas y la soledad. ¿Y del amor? bueno considero que solo escribo algo bueno cuando me ha fallado (risa), pero supongo que la mayoría encuentra mucha belleza en estarlo y no sufrir de aquellos amores que matan. No los juzgo ni critico.
La temática sobre la cual giran las cosas sobre las que escribo son sobre las cosas mundanas, la muerte, la ira, el miedo, la tristeza en sus extremas afluentes, sobre amores marchitos, revividos e idos, hablo de la felicidad, de la belleza en la obra divina, el cielo, el infierno, el viento y sus palabras, muchas cosas pueden inspirarme, como las personas de edad avanzada, la juventud, las dificultades, la noche, el danzon, y la bebida. Pero siendo sinceros si pienso hablar sobre cosas del corazón y del amor, soy una total neofita en esto, no porque no me haya tocado ya vivirlo, si no por que jamas he podido comprenderlo, y sin embargo suelo escribir al respecto de vez en cuando en cuentos y alguno que otro poema, actualmente me he dado al encabalgamiento, o a no obedecer mucho al métrica.
Me he dedicado a escribir por el mero gusto de descubrir las impresiones en las personas, para revivir las cenizas de mis memorias y para desgarrar el alma en letras. Prefiero mantenerme muy por debajo de las sombras, aunque sería de gusto egoísta para mí ver alguno que otro publicado en algún lado pero no prentendo pasar más alla, solo me gusta saber de las impresiones de las personas que me conocen, los que no y su manera de expresarse también.
Si pudiera describirme podría en breve decir, cambio y locura.

lunes, 16 de agosto de 2010

Descansando entre flores




Mi ciudad romance, mi calle vertiente de cultura e historia, mi día con sabor a Fierro y Tseltzer. Podría decirse que cuando llegué fue una experiencia de lo más común, vine de Krakovia, luego antes estuve en Finlandia, unos dos años por España, pero mi ciudad más mítica y romance siempre sera París, Francia.


Estuve muy pocos días, pero las experiencias ahí, fueron tan lentas y exquisitas como siglos de historia. Estuve en La Rue Tolouse y Les Fleurs, una extensa callejuela que era el centro cafetero de la propia ciudad. A lo largo miles de bancas de hierro y toldos con flores se extendían a lo lejos de la callejuela que además por el centro de la misma corría un canal al que se podía acceder bajando las escaleras y que por sus paredes laterales, como si fuera subterráneo, tenía hermosas librerías y tiendas de antigüedades. Estuve paseando extasiada por ahí durante la mañana que llegara; después fui al cementerio D´Armenti, este camposanto era el más oculto en parís y la razón es porque antes era un cementerio común de algunos olvidados escritores y de héroes que nunca nadie reclamó. No había más de trece tumbas y todas ellas estaban en mármol rosa o gris pardo, todas ellas se alzaban rigurosas como recordando con rudeza el olvido en que estaban, y por debajo una curiosa forma en que solían escribirse los epitafios sobre las lapidas; antes ignoraba todo aquello, pero en mis caminatas di con este tranquilo lugar, me detuve a preguntar por qué al entrar a este cementerio una inscripción hecha en mármol hueso te decía simplemente los nombres y un código. Eso me pareció muy extraño, me acerqué al cuidador y le pregunté, la respuesta fue bastante curiosa.


Hace algunos siglos se acostumbraba que los epitafios fueran escritos por los propios difuntos antes de morir, era parte de las cosas que debían dejar conclusas antes de irse; escritores y poetas escribían sus propios textos mortuorios, pero si alguno llegaba a fallecer sin escribir su inscripción en la lápida se solía buscar un laureado poeta que escribiera algo por él, o alguna persona que le conociera de cerca. Se consideraba que los mejores epitafios eran escogidos como buenos cuando lograban rememorar a esa persona de una manera refinada y poética, o porque hacían reflexionar con pensamientos a las personas que lo leían. Poco a poco constituyeron un nuevo subgénero literario como la elegía o poemas de lamento.


Entré por la curiosidad de encontrar algo que me hiciera de verdad reflexionar sobre mi mortalidad o la de alguien más.


La primera de los trece sepulcros fue algo bastante corto y conciso, me habían explicado que a veces la brevedad era mejor para que aquellos viajantes de paso precisamente solo leyeran de paso y aún así pudiesen leerlo todo y recordarlo por la rima y el ritmo, y decía:

Un día amanecí y te vi a mi lado
un día me perdí, me morí
y sin pedirte tu mano.


Seguí caminando, cada tumba estaba separada por una distancia de 4 o 5 metros, la siguiente se encontraba en un sótano, bajé a tientas por la oscuridad de las escaleras hasta que en el fondo una llama velaba una tumba alzada y aislada.


Si has descendido a mi descanso 
y me encuentras sólo abajo,
te recuerdo que un día estarás conmigo, 
profundo de polvo y mármol.


Me sentí algo acechada por eso, como si alguien quisiera que permaneciera ahí.

Salí y continué a la siguiente, esta era más simpática, tenía muy bonitos detalles y una historia enmarcada con bordes de plata.

¨Todo el tiempo que estuve en este mundo me dijeron muchas cosas sobre la vida: que era hermosa, el planeta era grande, la naturaleza era sabia, la gente siempre podía sorprenderte, el amor era perfecto y dulce, y que el tiempo curaba las heridas, que algún día todo esto lo conocería, me dijeron demasiadas maravillas de este mundo, pero yo nunca pude vivir la mía¨

La nota inferior señalaba la edad de una niña de tres años que murió de un carcinoma.

Continué y la siguiente era algo mas adusta y seria, era la única que tenía mármol gris y negro con letras doradas, era de un poeta que nunca tuvo dinero según me contó el cuidador pero ganó tantos amigos que conoció en sus viajes por el mundo, y tan agradecidos estaban que juntos le hicieron el honor.

En la noche si no me ven versando entre coplas,
si ya no beben conmigo en copas,
si llegan los inviernos y los días se acortan;
recuerden que en cada poema, canción o prosa
estaré para traerles palabras ricas en letra hermosa.

Seguí directamente hacia la ultima que me recomendaba con énfasis el cuidador, parecía que el conocía a la persona en aquel sepulcro ya que hablaba de ella como quien habla de la persona amada, pudo haber sido su esposa, o un viejo amor. Pero cuando llegue era mas una historia totalmente diferente.

Tanto el viento amo a mi Ana,
que de celos tendió la muerte sus ramas.
Esa noche encendió el cielo en llamas,
la luna llamo a llevarla Morgana.

El viento tan celoso del amor que le tenía
sus ráfagas furiosas azotaron aquel día,
me la arrebataron sepultándola en escombros
y ya nunca se levantó mi Ana querida.

El viento no pretendía asesinarla
el sentenciado era yo en su insanía
pero se equivocó y la volvió polvo de mirra
Ahora te encuentras aquí amada mía.

Tu que alguna vez amaste, no debes irte sin depositar una flor a las copas vacías de licor. Que por amor ganas y alzas el vuelo, y por amor mueres de ira y de celos. Viento ya la perdimos los dos...




Me fui pensando en ello. Por lo pronto parto a Rusia, pero espero volver a terminar de leer tan curiosas historias que la mente pueda entrelazar, como aquella que yo quisiera en mi propia lápida.