Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

lunes, 7 de febrero de 2011

CAPITULO 11.- El borde de lo insano


Una vez terminada la entrevista, salí, nadie me detendría de irme, había decidido dejar a la custodia de ellos el antiviral, y ellos me aseguraron que no volvería a ser partícipe de ninguna operación y que sus misiones de ahora en adelante para atrapar a los responsables no se verían más inmiscuidos con mi vida, había sido suficiente, verdaderamente suficiente de todo esto, y mi vida no acabada de dejar de tener tantos problemas, me marcharía no sin antes hacerle una pregunta a Messager.


- Cuando te ayude a crear la distracción para que escaparas realmente nunca necesitaste mi ayuda, ¿no es así?
- Si la necesitaba, pero no en la forma que tú esperabas; te pedí que hicieras la distracción solo por dos razones, la primera era porque ellos ya poseían uno de los tubos del antiviral.
- No había más de una probeta.
- No donde tú estabas, pero sí de otra de las bases, sin embargo entre estas dos muestras la diferencia es estridente y sin embargo causarían las mismas patologías si se recrearan ambos virus solo que con diferente mutación. Pero eso no era todo, ellos tenían tus apuntes, los que realizaste para la creación del virus, además de mis armas que tendría que recuperar, sí, las mismas que viste cuando manejaba la motocicleta, de cualquier forma hubiese escapado con todo, pero era más sencillo distraerlos y salir huyendo, porque debes saber que estas personas son aún útiles para la detección de quien está por detrás de todo esto.
- Entiendo.
- ¿A dónde iras?
- No te diré. Solo me voy ya quiero deshacerme de esto.
- Por cierto, la muestra que enviaste resulto ser un caso real de canibalismo, ya fueron tratados y el virus les ha sido extraído.

Su comentario ya no era algo que me importará hasta estos niveles.


Estaba frente a él, pero él ya no estaba frente a mí, su alma se desvaneció como el foco incandescente que se funde ante mis lagrimosos ojos, yo solo vi correr la sangre ya casi coagulada sobre su pecho por la camilla rumbo al quirófano, recorría la mitad de su cuerpo deslizándose por toda la blanca camilla ahora entintada de un rojo oscuro para finalmente derramarse en el piso, toda su sangre había dejado una pista desde la ambulancia hasta aquí donde intentaría salvarle, trate de que me mirara a los ojos y se quedara conmigo, presionaba con fuerza su mano con la fuerza que creía necesaria todo porque su alma no desapareciera, pero fue inútil él se moría.

Por un momento todo sonido en el hospital fue acallado por las palabras que le dijo aquel hombre herido de muerte.

- Pensé que no te volvería a ver… pensé que habías muerto… pensé que ya no te vería sonreír, que no te abrazaría nunca más, me sentí mal, debí estar a tu lado, cumplirte la promesa hasta el fin, debí incluso amarte más de saber que de mí te irías lejos…

- Yo nunca me fui – Dije entre mi patética voz trémula y mis ahogados y calientes sollozos – Estas equivocado, yo nunca quise irme, nunca me fui ¿por qué lo dices… quién te dijo eso?

- Tú dejaste una nota diciéndome que ya no me amabas, que odiabas haberte comprometido conmigo, que odiabas tu vida y el hijo que engendrarías, no quise creerlo pero esas palabras me penetraron peor que esta herida...

- Yo te amo, ¡jamás me hubiese alejado de ti!, te amo, ¡mírame! escúchame no te vayas, ¡quédate!

- Quiero un beso tuyo, quiero irme con la calidez del amor que perdí…

Se inclinaría sobre él, pero al momento de estar cerca, sintió la huida de un suspiro proveniente de su cuerpo, finalmente había caído. Sus ojos estaban vacios, tenerlo tan próximo en ese instante en que dejo de respirar decayó sobre ella, con tal vorágine de impotencia, enojo, tristeza y odio; todo la arrebataba de su intento por salvarlo de la muerte, ya no quedaba nada por hacer; empezaba a temblar sobre sí misma sin control, tuvieron que sentarla pero en ese momento solo pudo romperse en llanto y el cuerpo de su prometido estaba siendo llevado a la morgue del hospital, volvían sobre ella la imagen de su mirada mientras se le iba el alma.

Son extrañas la reacciones y las cosas en que pensamos cuando nos encontramos bajo un trauma, recordó un artículo de hace mucho tiempo sobre que el oído es el último órgano que muere, es verdad, el oído es el último órgano que perece cuando se declara muerta a una persona. Justo en el instante que una persona pierde la vida, el corazón se detiene, la piel se queda rígida y adquiere un color grisáceo, todos los músculos se relajan, la vejiga e intestinos se vacían y la temperatura corporal decae rápidamente. Recordó que existe un ritual que muchos peritos de los semefos en diversas partes del mundo realizan justo al momento de llegar al lugar del crimen y también era aplicado entre sus amigos médicos forenses justo antes de comenzar la autopsia, que consiste en comentarle al difunto que ya falleció. Por más irreal que parezca la escena, muchos médicos antes de comenzar se acercaban al cadáver y le susurraban al oído que todo había terminado, que la vida se le ha ido de las manos y que lo único que resta es descansar, después comenzaban a trabajar.



Por encima de la premisa que asegura que después de la muerte el cerebro se desintegra: no puede conocer, comprender o recordar nada, todas las emociones cesan; el ritual mencionado anteriormente está infundado en que el oído puede ser él o de los últimos órganos que muere o se desconecta, aun después de 24 horas. Lucille seguía cavilando mientras el mundo afuera era un Slowmotion (cámara lenta), todas estas ideas surgían disparadas como fuegos artificiales; de acuerdo con la Biblia, al morir tiene lugar el proceso inverso que ocurrió en la creación, como se narra en Génesis 2:7, que describe:
 
¨Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.¨
 
Para culminar el círculo con el versículo Eclesiastés 12:7, que refiere: ¨y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu aliento de vida, vuelva a Dios que lo dio¨
 
Las personas que han sufrido un pasaje entre la vida y la muerte mencionan situaciones únicas en las que explican que a través de los sentidos, principalmente el oído, percibieron señales y voces en su proceso. Tal parece que la muerte que necesariamente es una etapa que hemos de experimentar pero sin oportunidad de compartirlo. Entonces disparada como estaba la doctora alcanzó la camilla y detuvo a los enfermeros, les pidió que se fueran y ellos accedieron y en un acto póstumo a la muerte de su amado, besos sus labios y acercándose a su oído pronuncio a media voz…
 
- Te amo, no como las ¨Bodas Negras¨, pero si como puedo amarte en mis recuerdos… Te amo descansa…
 
Lo despidió y se fue.
 
¨ Todo era un sueño más, recordó lo que había acontecido nuevamente que regresará de su encierro, recordó haber regresado a México buscando a Darío, recordó haber gritado su nombre por la casa y solo haber recibido como respuesta el silencio inoportuno, pensó en indagar en el hospital y fue ahí cuando lo vio tendido moribundo en una camilla de sabanas blancas… ¨
 

2 comentarios:

  1. :o Me gustó mucho, super like a la segunda imagen :D, pero me dejó algo confundido el cap o.o le releeré

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  2. jeje es que se supone q del antiviral no solo era el de ella si no el de la otra base q operaba el general monk ya difunto a estas alturas, messager le hablo de la muestra q ella entrego al laboratorio del capitulo 2 y 3 cuando lo de la enfermedad del Kuru, y ella ya se habia despedido los parrafos siguientes a la segunda imagen suceden en un sueño de ella, mas bien una pesadilla donde recuerda lo que sucedio al volver de su encierro del general monk

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