Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

miércoles, 2 de febrero de 2011

CAPITULO 10.- El asesino


Poco a poco cada uno de los soldados caía postrado a su muerte.

- Tengo entendido Doctora que ingerir, inhalar o inyectarse ricino solo podría producir una muerte segura entre 36 y 48 horas, ¿cómo es que logró una muerte tan veloz de tan solo unos minutos?.- No lo hice, no tuve nada más que ser paciente.

- No la entiendo.

- Vera en los últimos días yo me encargue de la preparación de los alimentos de todo el regimiento, mientras distraía al general, iba y venía agregando Ricino en cada alimento que consumían, el efecto tardo mucho más de lo esperaba realmente hasta 39 horas, pero sabía que funcionaria.

Cada soldado caía presa de los efectos de este veneno que se actualmente se usa en el terrorismo, así pues, murieron con el sufrimiento que debían tener.

- Insisto en interrumpirla doctora ¿cómo fue que se entero del uso de este veneno?

- En 1978 mi madre estaba de intercambio en Londres para una investigación de verano, ella me relato que un amigo suyo, reportero de Bulgaria que residía ahí, falleció después de ser atacado por un paraguas.

- ¡Doctora esas son tonterías, eso no tiene absolutamente nada que ver con el Ricino!

- ¡Claro que si Jonathan!, escucha, al parecer, el paraguas fue modificado para inyectar una píldora de Ricino bajo la piel del reportero.

- ¿Cuáles serían los efectos generados?

- El ricino trabaja penetrando el cuerpo de las células e impidiendo que las células hagan proteínas, sin proteínas las células perecen y eventualmente, ya que la célula es la unidad anatómica, fisiológica y de origen en el ser humano, el cuerpo se empieza a debilitar y perecer.


Los soldados empezaron a manifestar los síntomas por ingestión, primero fue la hemorragia interna en él estomago y los intestinos que condujeron al vomito y diarrea con sangre. Eventualmente, el hígado, el bazo y los riñones dejaron de trabajar, y todos murieron en el lapso esperado antes de la hora, más se sabe que no existe cura, no existía posibilidad de sobrevivientes. Cuando todos hubiesen caído, intentamos salir pero era inútil con el misil activado para su detonación aunque hubiésemos matado el ejercito de Monk no había manera de parar el virus, y nosotros seguíamos atrapados; estuve recostada pensando cuando sentí un leve aire, no sé si habría sido mi imaginación o un vientecillo colado del exterior por la puerta pero sentía ese aire provenir de algún lado, intente seguir a mis sentidos y di con lo que parecía nuestra efectiva salida; en el borde inferior del muro norte que daba hacia la fosa común donde tiraba los cuerpos, se encontraba una especie de coladera, era increíble pues de las celdas que yo visitaba cuando un preso se enfermaba, ninguna tenia coladera, excepto esta; busque en mis bolsillos, plumas o parte de mi material de disección, no había nada, busque con los demás doctores y conseguí un pequeño desarmador de lentes, tendría que servir, los tornillos de esta coladera no eran tan grandes, lo tome y comenzaron a ceder uno por uno los tornillos, hice que levantaran con fuerza la coladera hasta que fue removida, no era lo suficientemente grande para que todos pudieran salir, pero no hubo problema, después de dejar que los que pudieran salir lo hicieran, tomamos las varillas de metal del camastro en la celda, uno de los jornaleros que estaba con nosotros era lo suficientemente fuerte para arremeter contra el cemento débil la misma, empezó a golpear con dureza y la estructura se demolía, finalmente parte del piso comenzaba a cuartearse y caímos precipitados a una montaña de cadáveres en la fosa común, era como la peor pesadilla de cualquier persona, verse bajo tierra en una fosa llena de muertos, recordé entonces lo que me había mencionado la primera vez el soldado, esta fosa era incinerada cada vez seguramente por una especie de aparato crematorio, por la cantidad de cuerpos, la peste y la descomposición de cada cadáver podía adivinar que no faltaba poco para morir quemados, incité a todos a correr, nadie entendía por qué, pero obedecieron y poco a poco logramos salir de la fosa, poco antes de que la maquina comenzara con la destrucción de cadáveres; todos destruidos para que ninguna evidencia pudiera ser expuesta contra Monk, salimos y muchos corrieron, huyeron del lugar, pero nosotros sabíamos que debíamos detener la expulsación y posterior detonación del misil, Daysi y el Genetista me acompañaron a ver que podríamos hacer para detener esto, pero los minutos eran contados, cuando llegamos a la consola, no encontramos como detener esto. Me hice presa de la desesperación y arranque cables y cables para detenerlo, fue muy estúpido de mi parte, el cable equivocado acabaría por lanzar la sepa infectiva del virus – Comencé a reír, nadie compartía la gracia, tal vez era mi locura por esta vivencia la que me hacía reír.

- Doctora concéntrese por favor, ¿qué sucedió?

- ¡Pues tengo una maldita suerte!


Uno de los cables que desconecte detuvo por completo toda la operación, aún no estábamos seguros de si detonaría o no, pero lo detuvimos tal vez lo suficiente para remover del misil la ampolleta de virus, una vez que fue trasladado a un contenedor seguro y eliminado por completo posteriormente bajo control especializado logramos neutralizar el virus y eliminarlo, pero no todo resultaría bien del todo, meses después de nuestro escape nos enteramos por fuentes privadas que otro misil había sido lanzado desde Seoul en China. Una sepa de la infección del virus de ARN Bicatenario había sido lanzado a través de un misil de largo alcance hacia California en Estados Unidos, las condiciones y clima del estado hicieron posible la dispersión rápida del virus ocasionando así lo que conoceríamos como la epidemia mundial más grande y catastrófica llevando con ella el inicio de una guerra injustificada contra los países asiáticos.

- Doctora, ¿Qué sucedió con el antiviral?

- No lo sé, cuando nosotros retiramos el Virus del primer misil, buscamos el antivirus, ya que un antivirus podría ser la clave para la recreación de un virus altamente infectivo, sin embargo al querer localizarlo no apareció, no había rastro alguno. Después como ustedes sabrán, llegaría a mí, el despido del Hospital en el que trabaje junto a Daysi, y la ampolleta bajo mi poder del antivirus. Desde que me percate de la segunda detonación decidí investigar quien había sido el responsable, obtuve información cercana de uno de los militares que en ocasiones vi trabajar con el General Monk, ellos habían conseguido crear una sepa diferente del mismo virus con características que lo hacían altamente inmune a cualquier sustancia antiviral, cuando supe esto no pude evitar sentirme impotente haber tenido el poder de haber acabado con esto antes y no haber imaginado que Ferdinand tendría un plan de respaldo – Intentaba no hacerlo pero la ira subía más como espuma, no se detenía podía proyectarse de mis ojos, de las venas de mis puños encendidos, incluso del pulso y la temperatura que subían escalando mi alma hasta subyugar cualquier acción por encima de la razón, todo este odio me consumía y fue todo este odio el que guarde por estos años después del suceso.

En fin después de haber retirado y destruido el virus, intente regresar a mi hogar pero ya nada sería como antes… El virus había sido expuesto desde el otro hemisferio del globo, lo que desencadeno un pánico mundial y por el que países enteros disputaron no solo la responsabilidad de este crimen si no también una cura para la sepa.

3 comentarios:

  1. WOW, sin palabras, genial historia, las cosas se ponen excelentes :D

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  2. :D este podría ser el final de volumnen 1 n.n, ire por la segunda parte de la historia hasta el final...>:D

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  3. Me parece bien :D eso aumentara la emocion :)

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