Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

miércoles, 2 de febrero de 2011

CAPITULO 9.- El Objetivo


Pronto se llego el tiempo límite y nosotros ya poseíamos no solo el virus de ARN bicatenario si no la cura para cualquiera de sus posibles mutaciones, contribuí en lo que pude para terminar el virus infeccioso y evitar cualquier asesinato a toda costa, por desgracia fuimos obligados a utilizar como conejillos de indias a los prisioneros de las celdas, que en ese entonces eran los iniciadores de un movimiento opositor al ejército del General Ferdinand Monk; durante aquel tiempo eran los únicos en atreverse a volar las bardas y realizar ataques directos a la base, pero tan pronto era repelido el ataque que una vez capturados solo había dos caminos de muerte, ser nuestras pruebas experimentales humanas o ser asesinados, solíamos preferir que no hubiese ninguno con vida, aunque esto sonara cruel y despiadado, pero era porque los efectos del virus con el que tratábamos eran una tortura peor que la muerte, a veces en las noches no podía evitar despertarme llorando o gritando, sintiendo un profundo dolor en el estomago por todas aquellas vidas que arrebatamos con ese virus y es una culpa, que aún hoy en día no me deja dormir tranquila – Hice una terrible pausa, era notable que hablar de este asunto me producía soltar la sal de mis lagrimas – el 13 de Octubre le fue entregado el virus y el antivirus al General Monk, sabíamos que una vez terminado nuestro trabajo seriamos asesinados, sin duda alguna, lo que más podíamos temer señores no era la muerte misma, si no nuestra propia creación – Una mirada sombría y turbada sobresalto de mis ojos hacia los dos hombres que se encontraban en la habitación conmigo – fuimos llamados a presentarnos frente al General quien ya nos esperaba con algún ególatra y patético discurso.






¨Ha llegado la hora, la hora de renovarnos y eliminar todo aquello que está podrido en este mundo, todo aquello que Dios o lo que fuere que sea dueño de nuestra existencia, nunca debió haber creado, todo lo que hace daño a la sociedad mundial y por ende no sirve para la evolución del humano perfecto, acabaremos con toda América de ser necesario con tal de eliminar a toda la raza que es producto de un error, caballeros, damas, serán testigos del mejor exterminio nunca antes realizado, en cuestión de una hora soltaremos este virus sobre todos estos países subdesarrollados, el virus recorrerá cada país haciendo que cada persona que lo respire, lo tome o siquiera tenga contacto venéreo con el virus, y así caiga retorcido de dolor en una muerte bien merecida, quiero agradecer a todos los especialistas que contraté – muchas miradas se alzaban enfurecidas, labios apretados, puños bien sujetos, todos nosotros éramos responsables de la muerte de muchos por la locura de un solo hombre y no teníamos opción, de haber muerto nosotros, otros lo hubiesen hecho, el General prosiguió – Bien se les agradece su apoyo, pero desgraciadamente no los puedo dejar vivir, serán encerrados en las mazmorras y morirán junto con los suyos después de todo se lo merecen, nosotros partiremos después de celebrar con una cena gloriosa que nuestra Doctora Lucille Coss preparó para nosotros, y bueno no solo la cena se le agradece… hay otras cosas apetitosas que guarda bajo esa falda doctora - La humillación me redujo a nada, todo lo que ese maldito había hecho, quería estrangularlo a toda costa – Nos condujeron a las celdas, uno de los capellanes del General nos escoltaba a mí y a Daysi a nuestro destino final, Daysi no paraba de llorar, en mis demás colegas se sentía una desesperanza inconmensurable, descendimos muy profundo a las celdas y junto conmigo, Daysi y algunos especialistas y trabajadores de la Abadía, fuimos encerrados en la celda 3, recordé lo que René el periodista nos había mostrado a la hora de bajar hacia aquí; debía haber algo especial para habernos señalado solo esta celda, busque por debajo de los catres, detrás de baúles y por entre los muros, ni siquiera en el techo existía una salida, me rendí, no había nada. Me recosté en el suelo, solo esperando la muerte y su llegada en media hora, no podía evitar llorar, no vería a Darío nunca más, yo esperaba un hijo que no alcanzaría a ver el mundo… tal vez eso era bueno, que no sufriera, moriría lejos de todo lo que amo menos de mi hijo.




Todo mundo yacía sentado, algunos no podían controlarse, lloraban y gritaban que los sacaran, era inútil, nadie nos ayudaría. La hora avanzaba lenta y letal, cada minuto era un hilo vital que escapaba por la ventana del infortunio, hubo un momento en que todo mundo calló, estábamos encerrados y los soldados habían partido todos a su cena, yo reí amargamente reí por lo que sucedería, sé que me advirtieron sobre protegerme a mi misma sobre este interrogatorio, pero no me importa que ustedes lo sepan o que el mundo lo sepa, quien sea que vaya a leer sobre esta declaración no tiene ningún juicio sobre mí; yo estaba esperando tan solo unos minutos más para que surtiera efecto el ultimo de mis planes. Ninguno de ustedes imaginaria la variedad de venenos que existen en nuestra dieta diaria ¿o sí? Todos los días comemos productos vegetales que contienen partes venenosas para el humano o casi cualquier ser vivo, la mayor parte del tiempo no nos preocupamos porque los métodos de producción aseguran la eliminación de las partes nocivas, sin embargo es posible el siniestro de una muerte por ingestión accidental de la parte tóxica de la planta; yo solicité aceite de ricino y sus semillas, una petición inofensiva con la que no sospecharía nadie de pedirla debidamente a los agricultores, nadie imaginaria lo que se esconde detrás de una simple planta de Ricino o sus semillas. El aceite de ricino pasa desapercibido como veneno y no es conocido por su toxicidad porque es usado normalmente como saborizante y emulsificante en caramelos, chocolate, y otros alimentos, y también usado por muchas personas como purgante, pero se supone que el aceite de ricino para consumo humano es cuidadosamente preparado ya que la semilla de la planta es tan venenosa, que una sola semilla contiene tanto veneno llamado ricino para matar una persona, y cuatro semillas pueden matar un caballo. El ricino es tan tóxico incluso que los trabajadores que recolectan las semillas deben cumplir estrictas medidas de seguridad para prevenir una muerte accidental. Fui con los colectores pidiendo semillas para sazonar el banquete que degustarían todo el ejército de Monk, y al mantenerlo ocupado para que no notará mis intenciones y obtuve con alevosía y ventaja una cena mortal.



2 comentarios:

  1. Situaciones extremas necesitan medidas extremas :S Genial cap!

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  2. :D pero claro es necesario no irse con las manos vacias:D

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