Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

sábado, 1 de enero de 2011

CAPITULO 6.- La identidad


Esa mañana era dulce, simplemente el leve vientecillo filtrado por las calles de París me preparaba para una emoción fortuita, y no me equivocaba; crucé la calle caminando rumbo a una parada de autobús, subí pagando apenas unos francos, y me sentí deleitada de la música callejera que hoy tocaba en el camión, un acordeonista daba varias piezas conocidas y era simple pero bello, estuve distraída viendo a través de las ventanas empañadas la ciudad por la mañana, su andar, su aroma, todo en ella, entonces noté algo.

Un caballero alto, no traía su sombrero pero conocía ese cabello rubio, quite un poco del vaho con mi mano para descubrir que era Alphonse, salía de un cementerio que se encontraba en una colina al lado del mismo rio Sena que dividía esta ciudad, me pregunto que habrá estado haciendo ahí, según yo, ese cementerio había cerrado hace mucho tiempo por falta de espacio, no se celebraba nada fúnebre desde el 83 y era considerado no solo un cementerio para restos humanos, ofrecía singular espacio la posibilidad de ser un cementerio para mascotas.

Me baje en cuanto tuve posibilidad, pero iba muy lejos de mí, recorrí algunas calles y de repente ya venía pisándole los talones; estuve a punto de tocar su hombro para saludarlo cuando una camioneta se detuvo en seco y lo forzaron a entrar, no pude evitar esconderme detrás de un auto cuando hubiese visto todo esto; tenía que avisar de lo que había presenciado. Corrí inmediatamente con la guardia francesa. Detallé lo que había sucedido en la Rue du Marché el modelo de la camioneta en que lo habían llevado, las placas y la fisionomía de los sujetos. No pude hacer más pero eso no me dejaba tranquila, igual acudí a mi cita, ya se me ocurriría algo que hacer, o esperar.


Llegue apenas con unos minutos de retraso, me esperaban una castaña y un hombre en extremo delgado.

- ¿a qué se debe tu demora?
- El tráfico – Dije con mi mejor sonrisa, aún estaba distraída y preocupada.
- Te presento a Bernard Laporte, un magnifico empresario que ha ofrecido un vino nunca antes conocido.
- Es un gusto Bernard – Estreché su mano y Aimé continuo.
- Bernard te presento a Luisa Renovato Cunillé una excelente doctora e investigadora reconocida a nivel internacional.
- Es un placer conocerla Luisa, pero vamos pasen a probar un poco de nuestra cosecha.

Ambas asentimos y pasamos a las grandes barricadas que tenía en su cobertizo.

- Este vino se pensaría que podría ser reconocido por su bouquet es decir su aroma, su cuerpo o su sabor, pero este ha venido a inventar una nueva forma de catalogar los vinos, ya que este ofrece una nueva sensación no solo al gusto del paladar humano, si no un placer refrescante y nuevo, podría probarse infinidad de veces, su sabor se mantiene pero no se queda en el paladar si no se desliza a crear una reacción pasajera en la papilas gustativas de manera que siempre se va a tener el deseo de beber mas, además de que por ser una sensación ligera pero adictiva no crea ningún fastidio al paladar sin duda tampoco son graves ni fuertes sus efectos es simplemente apropiado, una sensación digna de beberse.

Estuvimos degustando la amplia variedad de vinos que poseía pero al final junto a una rica comida degustaríamos el famoso vino.

- Luisa te encuentro muy distraída a penas y has puesto atención a lo que nos ha estado contado Bernard, dime ¿pasa algo?
- Absolutamente nada, creo que tengo que irme
- ¡¿De qué hablas?! ¿No vas a probar el vino?
- No lo siento, discúlpame con él, es que tengo que marcharme.

Me fui de la hacienda caminando, tratando de preservarme serena y segura de que la policía francesa lograría encontrarlo, pero me era imposible estar tranquila, decidí finalmente ir al hotel a descansar.

El día empezaba a clarear un leve frio se deslizaba por entre las sabanas haciendo que se arqueara mi espalda y casi creyera que la espina de mis vertebras se erizaban, quite las sabanas de encima para descubrir el nuevo día, me había quedado dormida todo el día de ayer hasta llegar a este día; justo en ese momento el timbre del móvil comenzaba a sonar.

- ¿Aloh?
- Buenos Días, llamamos de la guardia francesa, el señor Alphonse Lafleur Touto apareció se le ha detenido por una infracción de transito y creemos que usted debía enterarse al ser la que informo de su desaparición.
- Gracias.

Colgué e inmediatamente corrí a bañarme y vestirme, tome un taxi hacia la estación y cuando entré me condujeron hacia su celda, lo que estaba por ver me impacto; el hombre que decían que era Alphonse no era en nada parecido al hombre del vagón, pregunte con los policías si en verdad este era el hombre, me llevaron a el centro de informática y me dijeron que las huellas de su credencial coincidían perfectamente con las huellas al momento que lo procesaron, el era Alphonse pero, ¿entonces quien era el hombre del vagón?, quise que me permitieran ver más archivos pues me era difícil entender porque me habría dicho un nombre que no era el suyo, seguramente estaría inmiscuido en algo, o se estaría ocultando de alguien, pero al momento de buscar sus archivos me restringieron por ser extranjera.

Salí muy contrariada de la estación no iba a ignorar lo que había pasado, tenía que buscar quien era esta persona, no sabía a dónde dirigirme ni qué hacer hasta que pensé en los archivos públicos, ¨¡Algo encontraras Luisa!¨; justo en aquel momento en que me dirigía hacia allá, vi a lo lejos la misma camioneta que había secuestrado a Alphonse o como se llamara, me detuve y oculte detrás de uno de los autos cercanos, los sujetos que en aquella vez subieran a la fuerza al supuestamente Alphonse, ahora estaban entrando a una taberna de la Rue Laussec, prontamente como entraron escuché varias sillas arrastrarse, algunas derribarse, alguien suplicaba por su vida y enseguida un tiro, a partir de ahí no hubo más que silencio, entonces salieron todos juntos y arrancaron, tome una de las motocicletas que estaban afuera, alguien por suerte había dejado las llaves pegadas, los seguí de lejos hasta donde llegaran; el camino fue largo, incluso dudaba que aún estuviéramos en Paris, la camioneta se detuvo fuera de una cabaña, yo me había estacionado varios metros atrás y ocultado la moto entre el follaje del bosque, me introduje entre la vegetación y observe desde afuera.
 
Dentro se encontraban 6 hombres en una sala tapizada con trofeos y pieles de animales, el fuego en la chimenea me permitía apreciar muchos detalles hacia dentro, pero aún no encontraba a este sujeto, empecé a rodear la cabaña para probar el nivel de hostilidad de estos hombres y encontrar señales de él, finalmente en una de las habitaciones traseras una sombra que se deslizaba de un lado hacia otro en la habitación parecía ser ¨Alphonse¨, me acerqué un poco más y me di cuenta de mi error, no era él, era uno de sus captores que lo cuidaba con sumo nerviosismo, no sé porque le temía tanto, pero se mordía las uñas y lo veía cada 10 segundos como si temiera que él fuera a hacerle algo, eso me contrarió mucho, me detuve un momento a pensar, si Alphonse era en realidad una mala persona por algo sería sino, ¿por qué se ocultaría así?, ¿era peligroso?, no lo sentí así, al menos su mirada no me decía que él fuese una mala persona, es cierto parecía haber algo más en él de lo que veía pero no era maldad, era culpa tal vez; su captor salió aproveché para tocar a su ventana, él esposado como estaba dificultosamente se levanto y se acercó a la ventana.
 
- ¡Al fin has venido! – Su expresión me dejo impresionada.
- ¡Qué! – Me hizo una seña para que bajara la voz y nos acercamos más al vidrio.
- Necesito que hagas una distracción.
- ¿Cómo saldrás?
- No te preocupes, solo hazlo.

Seguí las instrucciones que me indico, me deslice hacia donde estaban los autos y perfore los tanques de gasolina con un desarmador que tome de la caja de herramientas de la bodega de afuera, esperé a que se derramará lo suficiente para encontrar una distancia en que la explosión no me afectará, finalmente tome el encendedor, y la llama escurridiza siguió todo el octano, un gran estruendo se escuchó y uno por uno, todo los carros salieron volando incluyendo la camioneta, enseguida todos los hombres que estaban en la sala salieron asustados tomando sus armas para contestar el ataque, no habían pasado segundos de la explosión cuando ¨Alphonse¨ ya había salido y se encontraba escondido justo a mi lado, empecé a desconfiar de su situación.

Me hizo una seña y salimos corriendo a donde tenía la motocicleta, enseguida la montamos y huimos, en el camino no dije nada, venia sujetándolo por el tórax y el conducía tan veloz que apenas y podía sujetarme bien, esquivaba con gran agilidad los autos, note muchas cosas que el portaba consigo mientras conducía, un puñal estaba escondido abajo en su pierna derecha y portaba un arma en su costado izquierdo, esto me parecía cada vez mas y mas extraño. Nos detuvimos en un claro y nos bajamos, tomo su puñal, perforó el tanque y lanzo un cerillo.

- ¿Por qué hiciste eso, ahora cómo nos transportaremos? Ellos nos van a alcanzar.
- Ellos no nos buscaran, hay más y el trabajo les será pasado a otras personas así hasta que encuentren a alguien que nos asesine, además no estamos lejos de donde queremos llegar.
- ¿Nos? ¿Qué quieres decir?, ¿También me buscan?
- Escúchame, ¿Te llego la ampolleta?
- Sí, pero…
- Bien, ¿la tienes contigo?
- Sí, pero explícame.
- Te explicaré todo cuando estemos seguros, aquí no.

Nos adentramos nuevamente entre las colinas y el bosque, a lo mucho habremos caminado unos 10 kilómetros antes de encontrar un verdadero camino de tierra, finalmente nos detuvimos ante una cascada, comenzaba a amanecer habíamos pasado toda la noche caminando en el bosque, se sentó un momento y observó todo el lugar, después me pidió que guardara silencio y no me moviera, se puso frente a mí, y prontamente se escucharon varias ramas romperse.
 
- Guarda tu respiración – Susurró
 
Enseguida un escuadrón de hombres se abalanzó hacia nosotros, caían de los árboles y salían por entre los troncos. En cuestión de segundos nos rodearon apuntando con sus armas Mp5 y varios rifles de alto calibre.
 
- Tranquila, son amigos.
 
Bajaron sus armas cuando él les hubiese enseñado un tatuaje en su muñeca con una simbología muy curiosa, se acerco a saludar a su superior con respeto.
 
- Señor, la he encontrado.
 
- Bien hecho Messager, pasen a descansar, denles ropa y comida – Ordenó hacia los otros uniformados.

2 comentarios:

  1. Oh Dios, las cosas se ponen cada vez mejor, y resultó ser sumamente intrépida la doctora :o.

    Sólo una duda, ¿porque el hombre llamado Messager traía el arma y el cuchillo? Es decir, sus captores olvidaron quitarselas, o ¿tal vez no eran sus captores y todo era una elaborada trampa?

    Bueno el tiempo dirá, pero muy bueno :D

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  2. Que bueno que te fijes en esos detalles, tal vez no lo mencioné pero el recuperó sus armas, porque cuando fue la explosión y sus captores salieron, el tomó varias cosas y entre ellas obviamente las armas por q tienen un valor especial, la historia dirá más al respecto conforme avanze

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