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Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La noticia con los años

Es crueldad o indiferencia, mas yo lo atribuyo a la falta de apego que había entre ambas, es justo en estas fechas que murió, no la he visitado a los campos Elíseos desde que falleciera, mi madre tampoco, no había mucho que agradecer a una mujer que solo quizo a sus hijas hasta los últimos días de su vida, y que despues de que murió dejo una sumable herencia que nunca repartió; naturalmente tan solo a dos días de su muerte la gran casona había sido saqueada. Ninguna memoria se respetó. Pero pienso que el día del velorio si todos lloraron fue sin falacias. ¿Por qué? sus hijos porque ya no tendrían quien los consintiera y los mantuviera, sus hijas porque no pudieron disfrutar de tener una buena madre.


De una familia de 8 hijos con 5 mujeres y tres varones, y una atención centralizada en un favoritismo por los muchachos pues fue un total desapego por parte de todas. Ellas crecieron haciendose autónomas y competentes para todo, lavaban ellas mismas la casa, comían solo sí sobraba algo, su madre no se esperaba a que llegaran, servía comida solo para tres hombrecitos. Ellas vivieron así de las deficiencias y el descuido de una madre y sin un padre (ya fallecido).


La historia fue así, según hoy cuentan, con risas, lo que seguro en su tiempo fue rebeldia y tristezas.


Judith era la más joven, fue la primera en embarazarse y escaparse, huyo a un lugar que conocemos con un nombre en un lugar muy lejano, se caso con un hombre que la engaño y abandonó,  posteriormente volvió a contraer nupcias teniendo tres hijos, hasta que uno falleciera, despues llegó a concebir uno más. Su vida ha estado llena de carencias pero viven, y ella siempre visitó y colaboró como enfermera haciendo de los cuidados de una diabetica mujer. No recibió mucho a cambio y la vida no le pago del todo bien aún.


Miranda era la mayor, casandose con un hombre que la maltrataba y que llegaba a robar a la casa de su propia madre, se separaron cuando rebaso el límite, es una mujer sola, trabaja y cuida de una niña, poseyendo en realidad dos hijos. Visitaba continuamente a su madre.


Victoria es una mujer que vivió sola la mayor parte de su vida casandosé hasta los 40, nada descuidada se cultivo en cultura y se hizo mujer exitosa, actualmente espera embarazarse, no ha podido concebir. Fue de las personas que más se preocupo por su madre y también quien más protesto por las injusticias que esta cometía.

Leonor poco venía a visitarla pero la quería y fue la última en enterarse, residía fuera del país habiendosé casado con suerte con un buen hombre de rasgos asiáticos, concebió dos hijos, pero del último sufrio lo que se llama depresión postparto, llevandola a hacer locuras como quemar todo lo que fuera amarillo y sufriendo episodios de indecisión, tristeza, y furia. Supimos que estaba bien hasta 5 meses despues del fallecimiento de Raquel.

Finalmente tenemos a Fernanda, mujer que sufrió una alta desnutrición teniendo medidas de una adolescente a los 30, tuvo 2 hijos y sigue casada con el mismo hombre sin ningún acontecimiento realmente grave, salvo el aborto sufrido unos años despues de su primer hijo; algunas discusiones y su separación por algunos años, volviendo despues sin necesidad del divorcio. Mujer que jamas tuvo nervios para sus hijos pero siempre los quizo. También acudía siempre que lo necesitaba su madre.

Todas ellas que los últimos dos años que le diagnosticaran diabetes a Raquel fueron en su ayuda, colaboraron con las citas del doctor, las medicinas, los cuidados, la diálisis despues de que esta enfermedad le arruinara los riñones, y despues aún organizando el velorio. Lo hombres que durante ese tiempo le dieron problemas en su mayoria eran una vergüenza.

Héctor era un hombre que siempre vivió drogado, y hasta donde sé, casi le cuesta la vida, bueno casi siempre, es decir, siempre, traía mujeres a dormir a la casa de la ya mencionada difunta, robaba y vendía las cosas para conseguir más droga, tuvo un hijo y una mujer que lo abandonó, su hijo creció en suma descuidado, y hasta estas alturas desconosco su edad.

Ramón se caso con una mujer muy interesada y conflictiva, se tienen acusaciones de que fueron ellos los que saquearon la gran casona, tuvo en total 4 hijas todas, conflictivas. Sin embargo se puede decir que era de los pocos que contribuían con la casa.

Alvaro tiene la característica de haber sido el más acomedido, se caso con una mujer buena y creo poseen un hijo en camino.

La relación mía dentro de estas historia es si no la de espectadora, pero más a fondo, realmente no pude considerar a ninguno como familia por las circunstancias que los separarán un mes despues, al grado del total silencio entre hermanos.

Me toco un día ir acompañando a Fernanda, le haría la diálisis, siempre preferí esperar en el auto porque no quería el menor contacto con Raquel pero pues me pidió que la acompañará y no la dejaría sola. Ayude en lo que pude, hasta que ella se acerco a platicar conmigo.

Lo más reconocible e inolvidable de una persona es su aroma, y el de Raquel constituia uno de esos retablos con los que vendía en su negocio, la base de la cama, era un olor rancio a madera pero agradable; en aquellos tiempos, según le había contado Fernanda a Raquel, yo leía las cartas del tarot, tal vez solo por curiosidad me adentré en esas cosas, entonces Raquel empieza a contarme que una vez acudió con una gitana que le pronostico que perdería el ojo por una enfermedad, en aquel entonces así era, yo mismo la veía con afascia en el ojo derecho, me sorprendí, y me pidió que si por favor le leía las cartas, le respondí que si, cuando aprendiera mejor a manejarlas. Ella se quedo gustosa, platicaba conmigo como si siempre nos hubiesemos llevado, me preguntaba de la escuela, se emocionaba cuando mencionaba mi futura vocación, me decía que ser oncologa pediatra podría ser una gran ventaja ya que hay en poca existencia doctores que se dedican y que podría ganar dinero, se despidió de mi con una sonrisa. Como alguna vez dijo mi amiga, siempre se despiden...

Una noche Fernanda respondió el telefono, era una llamada de su hermana Victoria, diciendole que su madre había fallecido (por aquel tiempo ella ya había sido internada, según el doctor que le había pronosticado solo tres meses de vida, Raquel duro el año, hasta que la internaron) Fernanda se soltó a llorar, nadie pudo contenerla, su esposo la abrazaba mientras ella con la cara roja y las lagrimas brotando cual rios lloraba. Despues ambos se dirigieron al hospital. Yo me quede esperando a ver que sucedería.

Pasaron algunos días y el velorio fue pronto, un típico devenir de historias, de llanto de risas y más llanto, una paz absoluta, los rezos, unas espaldas corvas, y un poco de desapego por sus nietos. Me decidí a ser el sostén de Fernanda lo que durasé su pena, y antes de irme deje un mensaje en el libro de las firmas para que los que firmarán y leyeran se sintieran reconfortados, en aquellos días esa cita venía de un poema que escribí especialmente.

Despues de algunos meses, me enteré de las circunstancias de su muerte, pensaron que la habrían dormido a propósito pero fue desmentido despues, ella decía ver mucho a una niña jugar en su cuarto, y unos hombres altos de negro que la acompañaban, se puede atribuir desde mi punto de vista que estas alucinaciones se deben al fallo en la corteza cerebral, eso desde un punto muy frio en investigaciones de psicología pero, no pretendo hacer de los últimos días de alguien una pauta que pueda molestar. Finalmente dijo que se iba... y cerró los ojos y se fue.

Fernanda por otro lado, paso meses amargos, una depresión tan peligrosa, como aquella en que no expresas nada, ahí estaba el detalle, era lo que me preocupaba. Salía con ella a estar sentadas solo sintiendo el viento, solo calentándonos con el sol, a veces hablando sobre filosofía, que pensaba de esto, que pensaba de aquello, como creía que esto era real, como pensaban las hojas, como hablaba el viento, cosas muy extrañas de ella. La acompañaba, ayudaba y creo fue la primera vez en que sentí que estabamos conectadas, unidas en toda su extensión, ese periodo acabo después de que cremaran el cuerpo de Raquel, y de que ella rompiera lazos con todos sus familiares, de lo que yo percibía siempre fueron un tormento para ella. Por eso nunca le avisaba cuando ellos llamaban, ella era felíz así.

De hoy en día hace tan solo un año de que falleció, un 22 de octubre se la llevaron, el bien o mal que haya traido o dejado a veces carece mucho de importancia, pienso yo que son momentos de la vida necesarios en nuestra existencia. En cuyo caso, aún no creo haber vivido así, pero si pude ver que todos, independientemente de lo que les ocurre, continuan. Yo terminé continuando mucho tiempo ya fuera capricho mio o de Dios, pero siempre. Igual Fernanda ha de pensar algo similar, sigue aquí junto a mí porque sabe que debe continuar, porque sabe que se pierden cosas valiosas cuando uno decide simplemente abandonarlas. De eso se trata siempre ¿no? ¿continuar? ¿luchar?

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