Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

sábado, 13 de noviembre de 2010



Solía desdibujar las realidades, tú sabes, como ver algo y en el quiasma óptico ignorar a tu cerebro y transformarlo en una historia diferente que inicia, pero nunca imagino, nunca creo nuevas cosas, solo un pasado que siempre regresa, aún no entiendo la razón de que el mundo no sea demasiado grande, o que el pasado llegué siempre que decido olvidarlo y dejarlo tras de mí; hoy la noche llego tan solitaria por antonomasia, aún las noches que se duerme junto al calor humano, es la soledad de un cuerpo necesitado, creo que esa es la única manera en que el humano se hace compañia, accedes a permitir que uno entre en tí como si dos fueran uno solo, haciendo lo mismo, pensando lo mismo, disfrutando brevemente lo mismo, pero alguna vez dijeron, un orgasmo es un paroxismo, la desesperación otro; el primero dura poco, mientras que el otro dura toda la vida, eso lo hace constante.

No se cuantas realidades haya decidido cambiar y no se de entre ellas cuales son realidad. Supongo que es la mente del desplazamiento trayendo realidades más aceptables con las que pueda lidiar el alma, y otras las más traumaticas las vuelve un evento ajeno o un olvido, memorias reprimidas que solo surgen durante la soledad, pienso que por eso la humanidad no esta sola, porque de estarlo tendría que enfrentar sus demonios internos.

Hoy subí a lo alto del techo, en algún tiempo hubiese sido mi timidez a las alturas y posibles caidas verticales, otros se hubiesen imaginado un fín distinto, y la realidad es que era parte de encontrarme en un punto lejano de tu alcanze. Ha pasado mucho tiempo, meses que volaron veloces sin poder asimilarlos, por eso ando buscando otras fronteras, hacer y deshacer cuanto pueda, mis errores que serán siempre mis mejores novelas, mis vivencias que serán la mejor de mis notas calladas, los tiempos en que reí conservados fielmente por sí necesito reir de nuevo, sin desplazamientos para mí, sin ser aplazados y delegados en los de alguien más, un momento para encontrarme con esa soledad, vitorear no será una opción, las viejas voces de un pasado se habran cansado y yo me he de avenir a superarlos, y entonces empezar a crear la realidad.

Esa realidad que no es futura, si no conciente en este preciso momento, sin alcohol, sin imaginar, sin viejas memorias, un plano claro, y lo sé de imposible, pero solo se necesita de él tres cosas.

Saber respirar, saber meditar y dejar de limitar las cosas.

Dejar que las cosas dejen de ser de uno, no dejar que las de los demás sean parte de nuestro yo interno. Pero siempre estamos dejando entrar a esas personas, dejandolas entrar con sus rostros, con sus palabras, sus memorias, las compartidas, todo entra y ¿que queda? nosotros buscandonos, nada en estos días parece tan valioso o tan bueno, y lo único que parece tener sentido es lo que no poseemos, por eso esta noche intentando no imaginandote, si no creandome una realidad, dejo escapar lagrimas para purificar el alma, dejo salir el aliento en el que ni el vaho se pueda ver, de lo frío que el corazón habia estado, así dejo invadir cada cosa hasta dar con lo constante, dejar ser lo constante de esta manía por los cambios.

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