Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

martes, 21 de junio de 2011

El chocolate en México


Lo observé por un minuto, su mirada pasiva, enloquecida por la faena y perdida en mis labios entreabiertos que solo dejaban escapar pequeños suspiros donde mis pulmones esperaban el descanso para tomar más aire. La combinación en él era todo un misterio para mí pero me encantaba podía ser tan tierno o tan feroz como el quisiera pero en todo ámbito me complacía, si le pedía que me besara lo hacía, si le pedía que me acariciara lo hacía y parecía gustarle a él. Aquel día no fue diferente, estaba sentada leyendo y escuchando música con los audífonos, pero ¡ah! el problema con esos audífonos es que no se oye nada de afuera, y él esperando frente a mí a que lo viera mientras decía mi nombre. Finalmente atisbe la sombra de su cuerpo y retire la lectura y mi música; él nunca imagino como me encantaba verlo con la luz tras de sí, hasta parecía que tenía una propia, de hecho sigo creyendo que la tiene. Me levanté a abrazarlo cuando oí su pícaro comentario de que le encantaba la falda de vuelo que llevaba puesta, me presionó con más fuerza casi hasta sentir su varonil miembro pero nunca se lo confesé, tal vez más adelante le enviaría una carta anónima aunque el sabría muy bien que fui yo. Pasamos la mañana platicando de infinidad de cosas, él quería pasar todo el día conmigo puesto que me alejaría para estudiar en otro lado fuera del país; me tomó por la mano y me recostó sobre la hierba verde del pequeño parquecito del campus en la universidad, estuvimos tranquilos, dormimos un poco debido al sueño rezagado de esta semana, creo que fuí la primera en dormirse y la última en levantarse porque cuando desperté él estaba viéndome de cuerpo entero mientras pasaba su mano por mi rostro, mi cuello, mi vientre y mis piernas, él siempre me alabó esos pilares bien trabajados, siempre bromeaba conmigo diciéndome que los ligueros y las medias de color rojo me iban bien, yo le respondía con un manaso en su mano por sus comentarios subidos de tono pero él sabía que me hacía sentir guapa. Aunque yo era un poco más del tipo tierna y mis apodos más que nada eran cómo pastelito o chocolatito, aunque me agradaba más decirle como ese último.

¨- ¿Así que estudiarás antropología en el imperio romano? - Así es, tengo ya todo para concluir con mis estudios y empezar a descubrir más allá de esos sistemas de acueductos y aún más allá de las construcciones de la antigüa roma, pretendo encontrar los textos perdidos - Sabes... eso me gusta de ti, nada te detiene, suenas tan segura, tan fuerte y te defiendes muy bien, no solo en belleza... tu manera de analizar, razonar, tu inteligencia... aunque ciertas veces me cuestiono que te llamó la atención mi persona- Pues que eres todo lo contrario - ¿Cómo? - Sí, eres alguien que es tan calmado, libre de conflictos internos, libre de juicio, libre de ser tan minucioso en esos aspectos pero cuando empiezas a hacer eso que me fascina, como ir reuniendo esos pequeños gestos y expresiones que te llevan a la solución de cualquier problema y a revelar el misterio de cualquier persona, me gusta tu alegría a pesar mis enojos y tristezas, me gusta tu entusiasmo y esa vivacidad de ver los problemas con sabiduría y calma, y además debes saber que siempre me han fascinado tus ojos - Jeje, hay ocasiones en que me dejas sin que decirte...¨

Ya casi eran las 5:00, tendría que irme pero me detuve un momento, giré mi cabeza y lo vi a él con esa mirada llena de sentimiento, estaba estático viéndome partir, y yo sin decidirme a dar un paso más, regresé apresurando mi paso para abrazarlo fuertemente, para verlo y besarlo, y pronto surgió esta idea... no me iría aún sin antes haber hecho lo que tantas de mis noches deseé hacer... Lo tomé de la mano, él me seguía en silencio, como si hubiesemos intercambiado el mismo pensamiento... Subimos las escaleras que se encontraban al costado del edificio, estaban cubiertas y nadie solía pasar por ahí, lo sabíamos porque fue ahí dónde nos besamos por primera vez, fue ahí donde la barrera que superaba nuestra confianza se rompío... no hubo más temor al rechazo... solo un beso que nos abrió el paraíso.

Subimos lentamente y nos acomodamos en la cima de la escalera, me acerqué a abrazarlo más, besarlo más mientras él me ponía contra pared y empezaba a levantar mi blusa, yo lo besaba más y él recorría con sumo cariño mi pecho y mi espalda, acto seguido también lo despojé de su camisa polo y poco a poco ambos estabamos vestidos de piel, uno frente a el otro, sin pena, sin vergüenza, fue algo como creado por los dos al mismo tiempo; como cuando el hombre descubre el fuego y se imaginan otros cómo es, pero cuando te toca descubrirlo, es como si fuera un invento tuyo, algo que solo entre tú y tu pareja existe y de patente les pertenece. Pronto empezó por tomar mi cintura y besarme del cuello al abdomen, yo no podía más, y lo sentí... ese calor que recorre tu cuerpo, esa sensación que te pide más... 

Eran alrededor de las 8:00, perdería mi vuelo si no partía en ese instante, lo vi, abrazado a mí, dormido, cansado y tranquilo, y con seguridad atisbaba una sonrisa enorme; estaba conmovida, quería decirle cuánto esperé este momento de estar juntos, cuánto deseaba expresarle mis deseos y fantasías... y ahora con plena confianza sé que las sabe. Y me gusta porque sé que no me juzga. Despertó unos minutos después y fijo su mirada en mí que ya empezaba a vestirme, yo me encontraba llorando...

¨- ¿Amor que sucede?, no llores, dime, ándale que pasa corazón - No no  te asustes, le decía mientras él ya tenía una cara de espanto, no pasa nada es qué no sé... me entró el sentimiento, todo esto tan bello, tan único, tan especial para mí - Se acercó a abrazarme y prontamente en mi oído mencionó, esto ha sido más especial para mí, más especial por la forma en que me has hecho sentir, más especial por tener una diosa como tú amándome tanto, más especial porque siempre he sentido esto... Te amo - Eso solo me hizo llorar más aunque me sintiera rídicula por hacerlo, pero era bonito luego continuó diciendo mientras me abrazaba y como péndulo de un lado al otro nos mecíamos - Te amo, siempre han sido esas palabras las que destacaban en todas mis conversaciones contigo, incluso de manera virtual siempre lo escribía y cuando me fijaba tenía que borrarlo y presionar ¨send¨, no quería asustarte... - Me sucedía lo mismo¨.

Y entre risas nos vestimos para que me llevará al aeropuerto; aquella noche durante el vuelo repasé una y otra vez todo lo que habíamos hecho, todo el calor, las gotitas de sudor corriendo por su espalda que sujetaba fuertemente, su mirada en mis labios y en mi cuerpo, sus besos en mi piel desnuda, sus manos presionando con insistencia toda curva y la calidez de mi busto, todo me quedaba de él y sentí como la piel se me hacía de gallina al recordar, entonces decidí esto:

Compré en una tienda fina de lencería un liguero rojo, con moños pequeños a los lados de las piernas, junto con unas medias de red mediana... el destino era a México con la leyenda ¨En México se bate mejor... el chocolate¨

Nota del autor: En esta semana de letras desmedidas debo añadir que todo comentario es bienvenido bueno y malo y hacerles saber sólo es una semana para variar el estilo de mis historias y poemas; esto del Eros lo tenemos todos, pero quiero expresarlo aquí en una forma de arte aparte de la pintura, agradezco mucho los comentarios y espero disfruten, por cierto no dejen a los niños frente al monitor. Gracias. (:

4 comentarios:

  1. Me gustó mucho la lectura, empero, viendo la nota final me atreveré a dar una crítica constructivista severa.
    Está usando demasiados eufemismos, ¿Dónde está el acto? ¿cuando le levanta la blusa? ¿cuando menciona la lencería?
    La literatura erótica debe difuminar esa línea entre pornografía literaria y las imágenes.
    No se inhiba, sea explícita, describa olores, sabores, formas, describa acciones, gemidos, fantasías, humedad, no le tema a las palabras, no muerden.
    Difumine esa línea entre lo artístico y lo obsceno, la literatura severa, dijo un poeta español... no acepta eufemismos.
    Nada de busto, su miembro, me desposó... las cosas cómo son.
    Un fuerte abrazo, saludos y espero reciba este comentario con gusto.

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  2. (: y se recibe así, es algo que se va mejorando y gracias. Saludos.

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  3. ojo con muchos acentos que se te pierden, especialmente en el tiempo subjuntivo.
    Concuerdo con Mìkel en el aspecto de desatar las imàgenes.
    estuve leyendo hace poco el decamerón de Giovanni Bocaccio, hay varias historias que te servirían de ejemplo.

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  4. Lo tomaré en cuenta, lo cierto es que no utilizo word y escribo a la carrera por lo que no me fijo en muchas cosas debido a otras cuestiones pero me tomaré el tiempo para arreglar esos detalles al escribir y gracias por el consejo Bruno N. del Río Saludos

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