Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

lunes, 16 de mayo de 2011

Mi día de hoy, ¿Tú no?

Me quede pensando...


Eso de extrañar a los colegas se vuelve desesperante, pero me agrada, es decir como sentarme aquí y estar observando sin observar, pensando en ellos, en las personas que han llegado a mi vida y le han aportado más colores y matices de los que conocía.

Ayer han surgido de nuevo las pesadillas previas a un encuentro, ideas que se vuelven controversiales y por eso no las digo, pero al fin y al cabo son ideas, sustancias sin cuerpo, sin forma, esparcidas en el itinerario olvidado de las listas mentales y las notas al aire.


A veces como que encuentro alivio en la lectura, encuentro un sinfín de imaginaciones, un sinfín de vuelos innacabados, busco consuelo, distracción, soporte, pasatiempo o curiosidad satisfecha. Pero surgen ocasiones en que uno se vuelve presa de la literatura ajena o de mi propia literatura, como los hoyos de gusano y esa inherente partícula de una historia que se repite, como La Continuidad de los Parques de Julio Cortázar, quien se hace presa de la literatura no tiene un buen fín. También los libros me recuerdan que los extraño, que algo debería hacer por marcar o mandar algún mensaje, más no lo hago.

 Me encanta sentir con mis amigos, como a una heroína o un salvavidas, me ha gustado estar para ellos cuando lo han necesitado, y a veces pasa el tiempo y dejan de contar con uno, pero afortunadamente uno nunca deja de estar siempre que lo pidan, o de no estar si de verdad no se desea y las pocas veces de estar en el lugar correcto al momento exacto.

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