Destinatario

Estas son sólo notas de olvido, recibos injustificados, cartas de silencio y telegramas melancólicos que una mujer de vena negra escribió.

sábado, 30 de octubre de 2010

Sor Juana, Persona viva e inquietante.

~Siglo XVII~
···|El Barroco|···
Sor Juana, El Fénix de México
Palabras clave:
El Barroco
El virreinato
Sainete
Auto Sacramental
Certámen
Cortesana
Tema: Cultura, Vida de la Decima Musa.


ANTECEDENTES Y RESUMEN.-

   º Transcurría plácidamente la vida en la Nueva España del siglo XVII, en que refulgían las cupulas mentales y ocurría el nacimiento de una vertiente, El Barroco, nacido de sus tendencias el Culteranismo y la corriente del Conceptismo matizando la poesía. En aquel tiempo en México existian distintas clases sociales por lo que la poesía era cultivada solo dentro de las personas más acomodadas y por los eclesiásticos en colegios y las universidades, y los poetas según Julio Jimenéz Rueda el poeta era alguien que cantaba ante un grupo de elegidos donde se solemnizaba la fiesta y donde lo premiarían los doctos. El Barroco viene a surgir aquí del Culteranismo homólogamente naciente a su némesis a la tendencia opuesta del Conceptismo, Aquí el Culteranismo consiste en no expresar con naturalidad y sencillez los conceptos, sino falsa y amaneradamente, por medio de voces poco conocidas, con alusiones mitológicas, giros en demasía rebuscados y un estilo violento, obscuro y afectado. Tanta complejidad hacía uso del hipérbaton, sustityendo todo nombre real, por el poético, y aunque esto hacía las lecturas culteranas dificiles no por eso iban a ser incompresibles, en cambio el Conceptismo da más importancia al fondo que a la forma; es donde el concepto busca la correspondencia entre objetos, utilizando en su ingenio la antítesis, paradojas y pensamientos filosóficos, procura la consición expresando la menor cantidad de vocablos posibles en sus ideas. Representantes aquí podríamos mencionar del Culteranismo a Don Luis de Góngora y Argote y del Conceptismo a D. Francisco de Quevedo y Villegas, escuelas florecientes de España. Y aunque estas dos son escuelas contradictorias y totalmente enemigas, hay poetas que se encuentran influidos por ambas tendencias que desde aquel entonces, en conjunto forman el estilo Barroco dentro de la literatura, que viene a dejar su huella en la vía trillada de una grande época de plenitud clásica, inyectando color a los desvaído, dando relieve a la planicie desgastada y rugosa, una brisa refulgente o una brizna fresca a lo tibio, dándonos un paisaje diáfano en el vaho empañador de las voces de aquellos años, lo inesperado en la monotonía.


Pudo llegar a pensarse que le faltaba ideas, inspiración y sentimientos en las obras durante el barroco pero, en realidad no están ausentes sino  expresados en manera diversa, en una especie de nuevo idioma, dandole sabor al sustantivo. ¿Tenía algo que ver con la arquitectura virreinal novohispana?, Sí, estaba este arte arquitectónico decorativo paralelo de nuestro ultrabarroco inconfundiblemente mexicano. Lo hermoso de este choque titanico de culturas durante la centuria es que matizó los frutos poéticos con la savia de arbol de su historia y el aire de los sitios, pinturas de sus costumbres y voces de sus habitantes. La poesía impregnada del sabor y folklore nacional.


Personas inconfundibles e individuales ofrecieron su aportación en letras de este siglo dentro de ellas la exponente de quien hoy trataré el tema; no excluimos tampoco la lenguas aborígenes que no se han acallado durante el segundo siglo del virreinato, tenemos al descendiente del texcocano Alba Ixtlilxóchitl, el tlaxcalteca Manuel Santos Salazar, entre otros que escribieron en náhuatl y tradujeron a esta lengua obras importantes de eminentes  autores españoles.

Sor Juana que viene a ser hija de este siglo, no estaba sola, como dijo una vez Alfonso Méndez Plancarte ¨No es una Décima musa en un desierto, sino una Reina en una Corte lírica que la recibe, merece y realza.¨ 
Ella ocupaba junto a Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora  un lugar destacado. Es por eso que sus obras vienen a ser un crisol donde vienen a interactuar las influencias sobre la Musa Mexicana, de Góngora y Quevedo, del culterismo y conceptismo respectivamente y tambien viendose las tecnicas de Juan Ruiz Alarcón en algunos de sus sainetes donde hereda como mexicana la sobriedad y discreción, por contrario del churriguresco estilo afrancesado. 

Sor Juana Ínes de la Cruz aparece ante nosotros como figura viva e inquietante, cuya existencia aún se escudriña, se depuran sus textos, se registra la iconografía, se levanta un inventario de su biblioteca, discutida por propios y extraños, cuya actuación de esta ilustre, en torno a su vida, posee páginas por aclarar y que investigadores y estudiosos letrados no han decifrado hasta ahora.



Sor Juana es calificada como un espíritu díficil de comprender y ¡vaya que complicada!, fue mucha mujer, estaba en demasía mujer porque si nos referimos a su estremecedor punto en sus versos de amor, ¿cuántas imaginaciones no se despiertan  al leerle?, y como de ella se sabe tan poco, es imposible prescindir de la imaginación para elaborarnos una pintura de sus letras.

Dentro de la literatura su vida esta dividida en 4 etapas:

La primera es su infancia en el pueblo natal San Miguel Nepantla, Amecameca y sus regiones aledañas, una inteligencia y gusto por las letras precozmente inaudita, loco desordenado y desenfrenado afán por el saber, y una rebeldía autodidacta, naturaleza de toda su vida.

La segunda nos relata un capítulo de su historia en la corte virreinal, suntuosa majestuosidad carácteristica y hasta ahora visible en las construcciones de templos e iglesias de aquel entonces, durante un apogeo del encanto femenino y sabiduría, cerco amoroso - ¿Decepción acaso? - único tributo que no satisfacía la sociedad inmadura para rendir a sus talentos. Época de ilustrada y reconocida despues entre los sabios. Durante su vida como cortesana era dama de compañia.

La tercera nos habla de su refugio en el claustro: aunque el convento de la Jerónimas era una pequeña academia, esta le proporciona algo de soledad y también un indispensable respeto para una doncella negada al matrimonio y negada a ser ¨pared blanca donde todos querían hechar borrón¨.

La cuarta de sus etapas es denominada como ¨una puerta estrecha¨, el sacrificio que la obliga a convertir en limosnas sus cuatro millares de volúmenes, sus instrumentos matemáticos, sus joyas y sus pertenencias; fueron dos sus años de mortificación y ascetismo, durante los cuales se contamina tragicamente por la peste y muere en una de las épocas mas lúgubres de la Nueva España. 

Ofrece esta mujer la biblioteca más grande, siendo la mujer más enamorada del mundo. Demostró la inteligencia de la mujer por igual que la del hombre, para estar al mismo nivel intelectual y profesional que el sexo opuesto, teniendo los mismos derechos que el hombre en la educación y las mismas oportunidades en el plano del desarrollo profesional.


HISTORIA.-

Sor Juana Inés de la Cruz



Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana nombre con que se le conoce antes de tomar el hábito, y ahora mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, nace en San Miguel Nepantla, México el 12 de noviembre de 1651 de acuerdo con lo que señala una fe de bautismo y muere en la Ciudad de México el 17 de abril de 1695,  fue una religiosa católica, poetisa y dramaturga novohispana del Siglo de Oro español. Cultivó la lírica y el teatro, así como la prosa. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de El Fénix de América y La décima Musa.


Fue hija natural de la criolla Isabel Ramírez de Santillana y el vizcaíno Pedro Manuel de Asbaje, siendo pequeña Juana Ínes mostró interes por el conocimiento. Aprendió a leer a los tres años y desde entonces desarrollo un enorme gusto por el estudio, Sor Juana se crió con su abuelo materno Pedro Ramírez, en la cercana hacienda de Panoayan. Ahí pasaba horas enteras devorando y disfrutando de la lectura de los libros de su abuelo, ahí mismo aprendió nahuatl sin que nadie le enseñara, ya que le gustaba mucho platicar con los indígenas.


Siglos más tarde así se expresaría la historiadora Alma Elisa Reyes de Rizzo:


"Sor Juana fue una mujer que durante sus años en el convento se dedicó a escribir, a pesar de que estaba prohibido, como medio de desahogar su interés de cambiar la política que vivía, ya que consideraba injusto el trato que se le daba a los indígenas"


Su genio se manifestó desde temprana edad estudiando apenas las primeras letras en Amecameca, a los siete pedía que la mandaran a estudiar a la Universidad y a los ocho escribió una loa para la fiesta de Corpus.




En 1656, a la muerte de su abuelo, su madre la envió a la capital a vivir a la casa de su hermana, María Ramírez, esposa del acaudalado Juan de Mata, donde Juana estudió latín “en veinte lecciones” :o con el bachiller Martín de Olivas, bastándole solamente esas pocas para dominar esta lengua, cosa que se demuestra en la maestría de varias de sus obras, sobre todo en los villancicos, que contienen versos latinos.


Según ella misma cuenta en su "Carta respuesta a Sor Filotea de la Cruzleía", estudiaba mucho, y era tal su obstinación por aprender que llegó a recurrir al método autocoercitivo de cortarse el cabello para poner como plazo que le volviera a crecer, para haber aprendido ya algo que deseaba. Juana leyó mucho durante toda su vida tanto autores clásicos romanos y griegos como españoles.


En 1664 Juana ingresó a la corte como dama de compañía de la virreina, Leonor María Carreto, marquesa de Mancera, a la que dedicó algunos sonetos con el nombre de Laura. El virrey, admirado de su curiosidad científica y de su sapiencia, hizo reunir a cuarenta letrados de todas facultades para someterla a un examen sin igual del cual, por supuesto, salió triunfante, dejando admirados a los sabios por haber contestado con sabiduría toda pregunta, argumento y réplica que estos le hicieran. XD



Harta de la vida cortesana y sin muchas opciones por delante, decidió entrar a un convento porque, según ella misma dice, “para la total negación que tenía al matrimonio era lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad de mi salvación”. Primero entró al convento de San José de las Carmelitas Descalzas en 1667 pero salió de ahí a los tres meses, por la severidad de la regla y el rigor de la orden. Después ingresó a la mucho más flexible orden de las Jerónimas, en el convento de Santa Paula, donde por fin profesó el 24 de febrero de 1669.


En el convento, donde vivió lo que le quedaba de vida, hizo oficios de contadora y archivista pero, más que nada, se dedicó al estudio y a la escritura. Dentro de su celda - que era individual y espaciosa- llegó a poseer más de 4,000 volúmenes, instrumentos musicales, mapas y aparatos de medición y a tener conocimientos profundos en astronomía, matemáticas, lengua, filosofía, mitología, historia, teología, música y pintura, por citar algunas de sus disciplinas favoritas.


Famosa, aun en el claustro, constantemente era llamada para escribir obras por encargo, en 1689 se le encargó hacer el Arco Triunfal a la llegada a la capital de los Marqueses de la Laguna y Condes de Paredes, obra que concluyó con éxito y que tituló Neptuno Alegórico.


Tres años después ganó dos premios en el certamen universitario del Triunfo Parthénico y constantemente se le encargaban villancicos para las festividades religiosas, además de la importante cantidad de sonetos, rondillas, décimas, silvas y liras que constantemente componía.


El primer libro publicado por Sor Juana fue Inundación Castálida, que reunió una buena parte de su obra poética y fue publicada en Madrid, antes que en la Nueva España.


Durante mucho tiempo, Sor Juana no tuvo mayores problemas en su vida conventual hasta que, como lo afirma Octavio Paz, escribió “una carta de más”. Esa misiva se publicó con el largo título de Carta atenagórica de la madre Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa de velo y coro en el muy religioso convento de San Jerónimo que imprime y dedica a la misma Sor Philotea de la Cruz, su estudiosa aficionada en el convento de la Santísima Trinidad de la Puebla de los Angeles, y era una crítica a un sermón del jesuita portugués Antonio de Vieyra, muy afamado teólogo de la época.


Esta crítica tuvo nefastas consecuencias aun cuando su publicación corrió a cargo de la citada sor Filotea, que no era otro que el obispo de Puebla, Fernández de Santa Cruz, que, finalmente, termina por reconvenirla y aconsejarle que se dedique a asuntos menos profanos y más santos. Todo el asunto terminó en que Sor Juana fue obligada a deshacerse de su biblioteca, sus instrumentos musicales y matemáticos y obligada a dedicarse exclusivamente al convento.


Sor Juana murió el 17 de abril de 1695 contagiada de la epidemia que azotó al convento de Santa Paula.


Entre su vasta obra poética se destaca el Primero Sueño una silva descriptivo-filosófica de unos mil versos y que continúa la tradición de los sueños de ascensión del alma en busca de la suprema verdad, Dios o el supremo conocimiento.



Las aportaciones de Sor Juana al mundo de la cultura siguen siendo inestimables. Su presencia en el arte parece acrecentarse a medida que se le estudia.


Recordemos que en aquella época, las universidades y los colegios no estaban abiertos a las mujeres; eran los varones quienes recibían y tenían acceso a la educación. Cuando Juana Inés supo que existía la universidad le pidió a su madre que la vistiera de hombre y la enviara a México a estudiar, pero ella no lo aceptó. El arte era considerado apto sólo para los miembros de la corte y de la iglesia, por lo que el único acceso a la cultura para las mujeres, estaba dentro del convento.




Yo le tengo por admirar que se marcaba un límite de tiempo para aprender algo y, si no lo aprendía, se cortaba el pelo. Ella decía que lo cortaba porque el pelo crecía aprisa y ella aprendía despacio. Además pensaba que no era justo que "estuviese vestida de cabellos una cabeza que estaba tan desnuda de noticias". Siempre sobresalió por su precocidad y talento. Las amistades de su familia admiraban su conocimiento y su memoria.


También como en las pruebas con las que Sor Juana aún adolescente, deslumbró con su brillante inteligencia a los cuarenta teólogos, filósofos, matemáticos, historiadores, poetas y humanistas más destacados de su tiempo, quienes a invitación del Marqués de Mancera, la sometieron a extenso interrogatorio que hizo al noble exclamar "que no cabe en humano juicio creer lo que vio". (Jajaja)


Por ser la mujer más destacada de su época se le dio el sobrenombre de "La décima Musa". Como también a pasado a la historia con los significativos nombres con que la crítica la ha bautizado: "Fénix de México" y "La monja Mexicana". La fama del "Fénix de México", no encontró, ni encuentra fronteras, y tres siglos después de su creación, sus poesías siguen siendo recitadas, sus obras teatrales representadas, sus ensayos y cartas, leídos y estudiados. Los versos de amor profano de Sor Juana son de los más suaves y delicados que han salido de pluma de mujer". Su poesía, nacida de una inteligencia preclara y de un corazón profundamente humano, es toda intuición, sinceridad y espontaneidad, revestidos con un ropaje de esplendorosos versos. La obra dramática de Sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables en este género son Amor es más laberinto, Los empeños de una casa y una serie de autos sacramentales diseñados para representarse en la corte.



Nota curiosa:
Puedo añadir que la designación por la que era llamada el Fénix de México era raíz propia de la critica, como menciona Alfonso Méndez Plancarte
¨La preocupación de Sor Juana en El Sueño es su propio pensamiento, la angustia de saberse un ser pensante, traducido al lenguaje de la belleza gongorina. El alma de Sor Juana, libre de su carga corporal en alas del sueño, gana la altura, como la ambiciosa llama ardiente, elevada en la pirámide de su propia mente, más alta que ninguna otra cumbre terrestre.¨ Este sueño, el de una sola noche de laudes sería el drama espiritual que vivió toda su vida.


Avída de saber...
Llega a la cima...
Montaña de Volúmenes que acumula la sabiduría de su tiempo...
Para interrogar la última razón de las cosas...
Ergo esa Inteligencia - cual esfera de cristal - se rompío al contacto con las llamas.


El origen de llamarle a esta monja, la Décima Musa, viene a la comparación que hacen de ella con la Décima musa Safo, de origen griego. (Leasé mas sobre Safo y la obras griegas).


Para dar por finalizado esta cápsula de cultura, empastillamiento de letras notarán los que conocen algo de ella, que su acento personal se centra en los poemas amorosos; donde obtiene una vena de amor auténtico apasionado y lloroso, rendido de abnegación, espinoso de celos, desencantado de su realidad y de sentimientos encontrados, de ahí sus liras que emanan como la sangre de una carótida conflictiva en delirios amorosos. Como producto= la espontaneidad y arte. 


Todos ustedes lectores, exceptuando extranjeros, pero como mexicanos habremos visto su SÁTIRA FILOSÓFICA en los billetes de moneda nacional de 200, pero no pretendo recitarles aquí ¨hombres necios¨
Pero traigo a ustedes uno de mi preferidos:



Sentimientos de Ausente

Amado dueño mío,
Escucha un rato mis cansadas quejas,
Pues del viento las fío,
Que breve las conduzca a tus orejas,
Si no se desvanece el triste acento
Como mis esperanzas en el viento.

Óyeme con los ojos,
Ya que están tan distantes los oídos,
Y de ausentes enojos
En ecos de mi pluma mis gemidos;
Y ya que a ti no llega mi voz ruda,
Óyeme sordo, pues me quejo muda.

Si del campo te agradas,
Goza de sus frescuras venturosas
Sin que aquestas cansadas
Lágrimas te detengan enfadosas;
Que en él verás, si atento te entretienes
Ejemplo de mis males y mis bienes.


Si al arroyo parlero
Ves, galán de las flores en el prado,
Que amante y lisonjero
A cuantas mira intima su cuidado,
En su corriente mi dolor te avisa
Que a costa de mi llanto tiene risa.


Si ves que triste llora
Su esperanza marchita, en ramo verde,
Tórtola gemidora,
En él y en ella mi dolor te acuerde,
Que imitan con verdor y con lamento,
Él mi esperanza y ella mi tormento.


Si la flor delicada,
Si la peña, que altiva no consiente
Del tiempo ser hollada,
Ambas me imitan, aunque variamente,
Ya con fragilidad, ya con dureza,
Mi dicha aquélla y ésta mi firmeza.

Si ves el ciervo herido
Que baja por el monte, acelerado
Buscando dolorido
Alivio del mal en un arroyo helado,
Y sediento al cristal se precipita,
No en el alivio en el dolor me imita,


Si la liebre encogida
Huye medrosa de los galgos fieros,
Y por salvar la vida
No deja estampa de los pies ligeros,
Tal mi esperanza en dudas y recelo,
Se ve acosa de villanos celos.

Si ves el cielo claro,
Tal es la sencillez del alma mía;
Y si, de luz avaro,
De tinieblas emboza el claro día,
es con su oscuridad y su inclemencia,
imagen de mi vida en esta ausencia.

Así que, Fabio amado
Saber puede mis males sin costarte
La noticia cuidado,
Pues puedes de los campos informarte;
Y pues yo a todo mi dolor ajusto,
Saber mi pena sin dejar tu gusto.
Mas ¿cuándo ¡ay gloria mía!
Mereceré gozar tu luz serena?


¿cuándo llegará el día
que pongas dulce fin a tanta pena?
¿cuándo veré tus ojos, dulce encanto,
y de los míos quitarás el llanto?

¿Cuándo tu voz sonora
herirá mis oídos delicada,
y el alma que te adora,
de inundación de gozos anegada,
a recibirte con amante prisa
saldrá a los ojos desatada en risa?


¿Cuándo tu luz hermosa
revestirá de gloria mis sentidos?
¿y cuándo yo dichosa,
mis suspiros daré por bien perdidos,
teniendo en poco el precio de mi llanto?
Que tanto ha de penar quien goza tanto.


¿Cuándo de tu apacible
rostro alegre veré el semblante afable,
y aquel bien indecible
a toda humana pluma inexplicable?
Que mal se ceñirá a lo definido
Lo que no cabe en todo lo sentido.

Ven, pues, mi prenda amada,
Que ya fallece mi cansada vida
De esta ausencia pesada;
Ven, pues, que mientras tarda tu venida,
Aunque me cueste su verdor enojos,
Regaré mi esperanza con mis ojos.
Sor Juana Ínes de la Cruz

Así hasta aquí les traigo esta capsula sobre una de mis mayores inspiraciones, mi musa.
Escribiendo atentamente para ustedes, La Rosa Púrpura.












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